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Miriam Ponsa, plan post-Covid: más online, precios más bajos y modelo bajo demanda

Durante el último año, la compañía ha logrado salvar el negocio gracias a la venta de mascarillas, que le permitieron incrementar su facturación un 50%.

David Ruiz

20 abr 2021 - 04:47

 

Miriam Ponsa, plan post-Covid: más online, precios más bajos y modelo bajo demanda

 

Miriam Ponsa traza su plan pospandemia. La compañía, liderada por la diseñadora del mismo nombre, ha echado el cierre a dos de sus tres tiendas fsicas y se volcará en el canal online, el que más ha crecido durante la pandemia. Además, la firma ha bajado sus precios para llegar a un público más amplio y ha adoptado un modelo de producción bajo demanda.

 

Durante el último ejercicio, la empresa, con sede en Manresa (Barcelona), ha logrado incrementar sus ventas un 50% gracias a la producción de mascarillas, si bien la compañía no comunica su volumen de facturación.

 

Ahora, para encarar la recuperación y con la demanda de elementos de protección ya estabilizada, la compañía ha trazado una nueva hoja de ruta que incluye cambios en su distribución.

 

 

 

 

Miriam Ponsa ha cerrado sus dos tiendas en Barcelona (en la calle Valencia, que compartía con Josep Abril, y en la calle Princesa) y mantiene únicamente operativa la de Manresa, donde además tiene su taller. La firma también está presente en el canal multimarca.

 

El foco será ahora el canal online: su plataforma digital ha pasado de representar alrededor del 8% de las ventas en 2019 al 90% actual. “La web de la empresa antes de la pandemia estaba sobredimensionada para lo que de verdad facturábamos”; reconoce Ponsa a Modaes.es. En los primeros meses de confinamiento, el canal online multiplicó por seis su facturación.

 

Con esta nueva estrategia de distribución, la compañía también ha cambiado su modelo hacia la venta bajo demanda. “El pre-order nos permite no generar stock; nuestros clientes han entendido perfectamente el nuevo sistema y se han implicado mucho más”, argumenta la diseñadora.

 

 

 

 

“Desde el taller creamos el prototipo; decidimos tallas y colores y hacemos una sesión de fotos que colgamos en nuestra plataforma durante quince días; las clientas pueden decidir el modelo, el color, la talla y formalizan el pedido”, explica Ponsa. La producción dura aproximadamente cuatro semanas hasta que la clienta recibe el pedido en casa.

 

“Nos hemos quitado el stock, el modelo es más sostenible y nos permite ajustar mucho los precios”, defiende Ponsa. “Tenemos mucho expertise y sabemos lo que funciona; simplemente hemos readaptado los modelos que triunfaban y hemos aportado valor y diseños nuevos”, sostiene la fundadora de la empresa. La última herramienta del nuevo plan post-Covid es una reducción de los precios de alrededor del 30%.

 

La compañía, que emplea a siete personas, mantiene algunos buenos clientes en el exterior, sobre todo en los países del norte de Europa, con Finlandia, Dinamarca y Bélgica a la cabeza. Sin embargo, la expansión internacional no está entre las prioridades de la empresa.

 

Otro de los cambios del último año ha sido la logística: la firma se ha aliado en España con Camàlics, una empresa de transportes sostenible de Manresa que nació durante la pandemia. “Todo el transporte se hace en bicicletas, motos y furgonetas eléctricas; es un modelo de envío con el que nos identificamos”, resume Ponsa.

 

 

Un año de mascarillas

El cierre de tiendas en marzo de 2020 llevó a la firma redirigir su negocio de ropa hacia las batas médicas y mascarillas. “A Josep Abril, con el que compartía tienda en Barcelona, le llegó un gran pedido de batas sanitarias y me pidió ayuda para la producción y confección; me gustó mucho la idea y nos pusimos manos a la obra”, recuerda Ponsa. En pocos días se agotaron las más de tres mil mascarillas puestas en venta.


La demanda de mascarillas, con un precio de 5 euros, permitió además que la empresa se diese a conocer incluso entre las clientas no habituales de la compañía. “Hemos cogido músculo a través de las mascarillas que nos han permitido llegar a un público nuevo”, cuenta Ponsa.

 

Durante los primeros meses de confinamiento las batas sanitarias y mascarillas llegaron a representar el 100% de la facturación de la empresa catalana. Hoy la venta de mascarillas representa únicamente el 10% pero la compañía las mantiene. “Son parte de nuestra historia como empresa”, argumenta Ponsa.

 

Fundada en 2000, Miriam Ponsa está controlada al 100% por su fundadora. La compañía está especializada en ropa femenina a un precio entre 60 para las camisetas y alrededor de 300 euros para los abrigos.