Empresa

Miguel Palacio, contador a cero

C. Pareja

13 oct 2014 - 04:43

Nuevo curso, nuevos objetivos. El año comienza con grandes cambios para Miguel Palacio, diseñador madrileño con más de 25 años de experiencia en el sector de la moda en España. Palacio pasa de caminar de la mano de la firma Hoss Intropia, con la que tenía un contrato de colaboración, a volar de manera totalmente independiente. “Hacía tanto que no me sentía libre que tengo mucha ilusión en emprender de nuevo mi proyecto en solitario”, explica Palacio.

 

Miguel PalacioDice que no recuerda su vida sin moda y que toda su trayectoria profesional ha girado en torno al sector. Palacio comenzó trabajando de la mano de otro diseñador español, Fernando Lemoniez, con el que creó la firma Palacio & Lemoniez. “Desfilábamos en Cibeles –explica el diseñador-; era la post Movida madrileña y la competencia que había era salvaje”. Entonces, las colecciones que presentaba el creador eran pequeñas, con el único objetivo de mejorar y con una visión de negocio “bastante reducida”.

 

En 1994, Palacio dio un giro drástico a su carrera y decidió abandonar su proyecto a medias con Lemoniez y trasladarse a París para emprender su firma en solitario. “Trabajé principalmente para mí, mostrando mis colecciones en pasarelas francesas, aunque también ejercí como consultor externo para otras firmas del sector”, añade Palacio.

 

Seis años después, el diseñador decidió poner fin a su aventura parisina tentado por un grupo industrial (AB Diseño y Moda, impulsado por Artesanos Camiseros y la Comunidad de Madrid) que quería poner en marcha una firma de lujo en España con él como director creativo. “Ocurrió, pero no cuajó –explica Palacio-; ellos no entendieron que no podían obtener rentabilidad a corto plazo con una firma de moda, sino que es un proyecto que necesita tiempo, recorrido y una visión a largo plazo”.

 

Palacio puso entonces en marcha su propia marca en un estudio de la madrileña calle Serrano. “Me convertí en un diseñador-empresario, una faceta que no me gusta, ya que soy un buen creativo, pero un mal gestor”, argumenta.  No fue hasta 2010 cuando la vida de Miguel Palacio volvió a dar un giro inesperado. La enseña Hoss Intropia, propiedad del empresario Constan Hernández, decidió llevar a cabo una colaboración con Miguel Palacio para vender sus creaciones en la red de tiendas de la enseña.

 

“Me dejaron aportar mi visión y crear una línea con mi nombre bajo la cabecera de Hoss Intropia”, explica el diseñador. Aunque continuó de manera paralela con su firma homónima, Miguel Palacio asegura que esta unión le ha permitido financiar su propia colección y aprender a unir en el mismo producto innovación y comercialización. “He aprendido a ser más empresario y entender lo que quiere la gente”, añade.

 

Ahora, Miguel Palacio vuelve a poner su contador a cero y emprende una nueva etapa en su carrera profesional. El pasado julio, Miguel Palacio y Hoss Intropia pusieron fin a su colaboración, por lo que Palacio ha vuelto a retomar el crecimiento de su firma. “Volvería a aliarme con un grupo si el proyecto me identifica”, asegura el diseñador. “Prefiero ser una pieza importante dentro de un equipo a ser sólo yo, pero afronto esta nueva etapa con muchas ganas”, añade.

 

Palacio asegura que cuando trabaja para él, dedica mucho más de lo que le gustaría a tareas en las que no es “fuerte”. “Un matrimonio entre creativo y gestor siempre será la clave para triunfar en el sector de la moda”, asegura.

 

Aun así, el diseñador se ha propuesto nuevos retos para su próxima etapa. Palacio, que acaba de presentar su colección correspondiente a la primavera-verano 2015, ha puesto en marcha este año su nuevo estudio en el número 26 de la calle Monte Esquinza, donde diseña todas sus colecciones y donde desarrolla y confecciona su línea de costura. Además, también planea abrir su primera tienda propia en Madrid, en la calle Lagasca, donde venderá sus colecciones de prêt-à-porter.

 

Dejar atrás su colaboración con Hoss Intropia representa, también, tener que captar otro público que cuenta con un mayor poder adquisitivo. “El salto del precio es obligado, pero también se aumenta la calidad –explica-; de todos modos, creo que continúa siendo asumible”. Los precios del diseñador comienzan en los 200 euros, para una pieza simple, hasta los 1.000 euros, para un vestido.

 

En cuanto a la distribución de su firma, Miguel Palacio asegura que con todos los cambios a los que ha hecho frente no ha tenido tiempo para organizar una misión comercial con la nueva colección. “A partir de la colección de febrero sí que podremos comercializarla en tiendas multimarca, pero de momento sólo se podrá comprar en mi tienda de Madrid”, añade.

 

La internacionalización también es una de las tareas pendientes del diseñador. La próxima colección se venderá en Nueva York, con la colaboración de un agente estadounidense, y en Asia, gracias a un contrato firmado con un distribuidor chino.

 

“La crisis ha hecho que todos seamos mejores en todos los campos –explica Palacio-; estamos haciendo un máster en optimizar lo que ya teníamos y no tener que buscar nuevos recursos para salir adelante”.

 

Según Palacio, España es un mercado pequeño, y “la calidad en la moda no le interesa a todo el mundo”. Por este motivo, el creador ve en el mercado internacional una de las principales válvulas de escape para los diseñadores del país.