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Michele Wucker (El Rionceronte Gris): “El mayor riesgo en este momento es no cambiar”

Para Wucker, el coronavirus era uno de esos riesgos predecibles para los que, sin embargo, nadie se preparó.

Iria P. Gestal

14 jul 2020 - 04:54

Michele Wucker (El Rionceronte Gris): ““El mayor riesgo en este momento es no cambiar”

 

 

 

¿Y si el coronavirus no hubiera sido un cisne negro? Esto es lo que defiende Michele Wucker, creadora del concepto rinoceronte gris para definir peligros evidentes que se ignoran. Para Wucker, el coronavirus era uno de esos riesgos predecibles para los que, sin embargo, nadie se preparó. La analista ha trabajado para think tanks como el Chicago Council of Global Affairs y lideró el World Policy Institute de la New School de Nueva York. Su libro, The Gray Rhino, descansa sobre la mesa del presidente de China, Xi Jinping, y se le cita en el Foro de Davos, donde presentó por primera vez el concepto en 2013. “No quiero decir ‘te lo dije’, pero cuando estamos preparados somos más fuertes”, advierte.

 

Pregunta: Ha dicho que el coronavirus es un rinoceronte gris y no un cisne negro…

Respuesta: ¡Absolutamente! Hemos visto tantos ejercicios de planificación de escenarios sobre pandemias… Quizás haya visto el discurso de Bill Gates. Un cisne negro es, por definición, algo que nunca ha sucedido antes. Tenemos pandemias todo el tiempo de varios tamaños y formas... Mi bisabuelo murió en la pandemia de gripe española de 1918, en la segunda oleada en noviembre. Las pandemias son cíclicas. Es como una crisis financiera. Las cosas suben y bajan, habrá ciclos y debemos ser conscientes de ello. En la mayoría de países, cuando hay un buen momento económico se intenta prolongarlo todo lo posible, se hace que las burbujas se agranden y eso provoca que el golpe sea mucho peor cuando colapsan... Vemos esto una y otra vez, los detalles pueden ser diferentes, pero la dinámica básica es la misma. Seguimos cometiendo los mismos errores. ¿Por qué esperamos resultados diferentes si seguimos haciendo las cosas de la misma manera?

 

P.: En tiempos de incertidumbre, ¿las empresas deben ser conservadoras o es hora de correr riesgos e innovar?

R.: Toda esta idea de correr riesgos... Para mí es una decisión de suma cero: hay un componente de oportunidad y un componente de peligro. Conservador o arriesgado no es una oposición correcta. Necesitamos construir sistemas más resistentes. Uno de los mayores riesgos que las sociedades pueden asumir es no cambiar cuando lo necesitan. Por lo tanto, podríamos pensar que hacer un cambio es arriesgado y no apreciamos lo suficiente que hacer nada a menudo lo es aún más. Debemos pensar más en distribuciones justas de riesgo y qué precio ponemos a esos riesgos. Como sociedad, realmente necesitamos repensar cuáles son los riesgos que estamos asumiendo. Muchos inversores, analizando riesgos, deciden invertir en bolsa porque “es menos arriesgado”, porque hay demasiada incertidumbre para invertir en otras cosas, porque los bonos no están dando ningún retorno… Así la conclusión es poner el dinero en bolsa, en el casino. Y en Estados Unidos las políticas fiscales favorecen la inversión en el casino en lugar de en la economía real, eso no tiene ningún sentido. Por lo tanto, el mayor riesgo que podemos tomar en este momento es no hacer los grandes cambios de los que la gente ha estado hablando durante mucho tiempo. Muchos estudiosos llevan mucho tiempo hablando sobre cómo la desigualdad es un cáncer en toda la economía. Se lleva mucho tiempo hablando sobre que el mundo no está preparado para una pandemia…

 

 

 

 

P.: ¿Cómo debe ser un directivo para poder identificar y abordar a los rinocerontes grises?

R.: Para las empresas a menudo hay un caso de metarrinoceronte gris, el rinoceronte gris estructural, que es cómo se toman las decisiones. Cada compañía tiene su propia cultura de riesgo, pero hay un problema en tomar las decisiones con un grupo homogéneo. De esa forma, el pensamiento grupal lleva a otros tomadores de decisiones a perderse algunas de las mayores advertencias, a escuchar sólo las voces más fuertes y poderosas, y es clave que las empresas analicen cómo están evaluando los riesgos y cuán cerca está eso de la realidad. Las investigaciones muestran que, a menudo, cuanto más confiado estás, más probabilidades tienes de equivocarte.

 

P.: Si los rinocerontes grises son tan obvios, ¿por qué los ignoramos?

R.: En primer lugar, como humanos tenemos un sesgo cognitivo que nos impide reconocer cosas que dan miedo, en parte es un mecanismo de defensa. A veces, algo es tan grande y abrumador que si lo aceptas, simplemente te desmoronarías. Y a veces, cuando hay muchos problemas a la vez, necesitas una forma de empujar el estrés a un segundo plano. Y eso es humano, es normal... Algunas personas se ponen muy a la defensiva cuando digo eso, especialmente en Estados Unidos.  Y sin embargo ellos tienden a ser los más defensivos. Pero mi intención no es decir “te lo dije”, sino que cuando te das cuenta de cuán vulnerable eres, eso te da una enorme fuente de fuerza y poder sobre estos asuntos aterradores. 

 

P.: ¿Qué otras razones hay?

R.: Esas serían las psicológicas. Hay otro tipo de razones, los incentivos perversos establecidos en la política, en los negocios, en la sociedad ... En particular, las sociedades occidentales recompensan las decisiones a corto plazo que maximizan las ganancias a corto plazo, aunque muchos eminentes académicos de negocios han dicho que gran parte del valor de las empresas proviene del largo plazo. Después hay otro tipo de razones, que son las estructuras que establecemos en nuestros gobiernos y en nuestras sociedades. En política, tendemos a recompensar a los políticos por dar una patada hacia delante y hacemos héroes de las personas que recogen el desorden, pero no de las que toman decisiones muy difíciles para evitar el desastre. Eso es algo que debe cambiar. He vivido en Nueva York durante 23 años al lado de un pequeño parque que tenía una gran estatua de Juana de Arco y pienso en ella todo el tiempo: dijo algo que nadie quería escuchar, salvó al país y ¿cómo la recompensaron? La quemaron en la hoguera.

 

 

 

 

 

 

P.: ¿Es más fácil crear problemas donde no los hay que enfrentarse a los que son evidentes?

R.: Una de las cosas que realmente me sorprendió fue este concepto de negación fabricada de la que habla el libro Merchants of Doubt. Hay ciertas cosas que no queremos escuchar si no nos gusta la solución y alguien lo puede aprovechar, como ocurre con la industria del tabaco o los combustibles fósiles. Son sectores con externalidades negativas, efectos secundarios que perjudican a las personas. Comencé mi carrera escribiendo sobre inmigración, y un tema principal de mi trabajo fue cómo los políticos intentan usar la xenofobia como una forma de distraer a las personas de los problemas reales. Es una estrategia deliberada de distraer nuestra atención de los problemas reales. Una vez, un asistente a uno de mis talleres lo definió como hipopótamos cojos: asuntos que crees que son rinocerontes grises, pero en realidad te están distrayendo de ellos. 

 

P.: ¿Una crisis como esta puede hacer aumentar la conciencia sobre otros rinocerontes grises?

R.: Cualquier gobierno que no vea cómo el coronavirus ha hecho que otros rinocerontes grises sean más obvios es deliberadamente ciego. La desigualdad es uno de ellos. Se ha citado ampliamente un estudio que dice que el 40% de los estadounidenses tendría problemas para afrontar un gasto de emergencia de 400 dólares. Y ahora hemos estado sin trabajo durante semanas y semanas y semanas, y afrontando gastos médicos que superan con mucho esos 400 dólares. El cambio climático es otro de ellos, porque está haciendo que la pandemia sea una amenaza aún mayor para el futuro.

 

P.: ¿Qué otros rinocerontes grises hay?

R.: Siempre hablo de un trío de rinocerontes grises: la desigualdad, el cambio climático y un tercero, que está relacionado con ambos, que es la extrema fragilidad financiera, que en parte es una consecuencia no intencionada de las políticas implementadas para resolver la última crisis financiera. Los bancos centrales imprimen dinero en todo el mundo... Desafortunadamente, la mayor parte de ese dinero se ha destinado a crear burbujas en bolsa. Un análisis que he visto dice que el 75% del quantitative easing fue directamente a la bolsa. Otro dice que el 93%. Así se creó esta gran burbuja, que combinada con políticas fiscales mal pensadas llevó a las empresas y a las personas de altos ingresos a poner su dinero en bolsa y no a invertir en la economía real. El gran repunte que hemos visto en bolsa en los últimos meses me asusta bastante, porque significa que todavía no hemos aprendido la lección. No estamos aportando dinero a la economía real, no estamos obteniendo suficiente dinero para las personas que lo necesitan desesperadamente. La economía en sí misma no puede sobrevivir si el dinero no fluye.

 

 

 

 

P.: ¿Cuál es la solución?

R.: Debemos hacernos planteamientos estructurales muy serios para crear las bases de una economía sólida, lo que significa obtener atención médica para las personas que lo necesitan, lidiar con las enormes disrupciones que provoca del cambio tecnológico, con los efectos secundarios insostenibles de la concentración de la riqueza... Y, curiosamente, esto está relacionado con el cambio climático, porque no enfrentarse a él puede contribuir a aumentar los riesgos financieros... Por ejemplo, la industria de seguros está subcapitalizada en relación con el probable daño continuo que el cambio climático va a crear. También hay que analizar las carteras de inversión de manera holística. Si está invirtiendo en combustibles fósiles o en otras compañías que tienen externalidades negativas, una parte de su cartera está perjudicando a la otra parte. No es inteligente invertir en combustibles fósiles y en bienes inmuebles en la costa, por ejemplo.

 

P.: ¿Cuándo un rinoceronte gris deja de serlo? ¿Una vez que se aborda el problema o cuando se resuelve?

R.: En cierto sentido, siempre están ahí, algunas veces están encima de ti y a veces están al otro lado del pasto. Pasan por diferentes etapas según cómo reaccionemos a ellos. ¿Los estamos negando? ¿Aceptamos que están allí, pero no hacemos nada? Cuando están justo encima de ti, entonces entra el pánico, y si no lo has diagnosticado previamente es más probable que hagas algo incorrecto. Y luego la acción, que es una etapa muy interesante porque algunas personas actúan más rápido que otras. Pero, a medida que haces algo para solucionar el problema, necesitas seguir y seguir, preguntarte: ¿qué estoy haciendo? ¿Necesito cambiarlo? Y luego, incluso en el futuro, cuando parece que lo tienes todo bajo control, realmente vale la pena volver a comprobarlo de vez en cuando, para ver si está floreciendo nuevamente. Entonces, los rinocerontes grises nunca se van, siempre están pasando el rato en algún lugar de los arbustos que te rodean, lo importante es asegurarte de que estén a una distancia segura donde puedas controlarlos.

 

P.: ¿Hacen falta más instituciones internacionales para abordar estos problemas?

R.: Cuando hay un problema con el que los políticos no quieren lidiar dicen “creemos una comisión”. Tenemos muchas instituciones y lo que tenemos que hacer es pensar si están trabajando de la manera más efectiva posible. Y la otra parte tiene que ver no sólo con mirar esas instituciones, sino también cómo interactúan con los gobiernos nacionales, las empresas, la sociedad civil y los ciudadanos. En Estados Unidos tenemos el problema de que mucha gente no tiene suficiente confianza en las instituciones internacionales y, por lo tanto, hay esfuerzos constantes para socavarlas. En plena pandemia, Estados Unidos dejó de financiar a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ninguna organización es perfecta, pero tal vez esa no sea la decisión más inteligente en medio de una crisis global. Por lo tanto, no se trata necesariamente de más instituciones, sino de idear mejores formas de aprovechar la energía de las personas que quieren resolver las cosas. Una de las paradojas es que cuando tienes un movimiento que comienza entre individuos, una vez que se hace más y más grande y finalmente tiene estructuras institucionales globales a su alrededor, los ciudadanos pierden contacto con él, y eso es un gran desafío. Las grandes instituciones globales necesitan encontrar mejores formas de conectarse con ciudadanos individuales y mantenerse en contacto con las pasiones muy personales que llevaron a su creación en primer lugar. Y necesitan hacer un mejor trabajo para rastrear el progreso que están haciendo y decir qué funciona y qué no. Y cuando los países o cualquier otro actor están haciendo un buen trabajo, debemos celebrarlo. Porque en este momento, tendemos a celebrar sólo a las personas que arreglan un gran desastre, y no cuando lo evitan, especialmente porque a menudo toman decisiones muy difíciles.

 

 

 

 

P.: Entre Estados Unidos, China y Europa, ¿quién está mejor preparado?

R.: Hay fortalezas y debilidades en cada región. Y se dedica demasiado esfuerzo a decir “nuestro sistema es el mejor”, en lugar de cómo usar lo mejor de cada uno. En Estados Unidos tenemos una democracia en la que la mayor parte de la atención se dirige a los que hacen más ruido en ambos extremos del espectro ideológico. Y es completamente disfuncional. La forma de juzgar cómo les va a las empresas y a los gobiernos es analizar los resultados: dónde están en materia de desigualdad, atención médica, en su inversión en luchar contra el cambio climático, sus emisiones, la confianza de sus ciudadanos en sus gobiernos... Tampoco hay un modelo perfecto, porque cada cultura prefiere uno u otro sistema.

 

P.: ¿Puede esta crisis cambiar la distribución del poder entre China y Estados Unidos?

R.: He estado en China seis o siete veces en los últimos años y utiliza el concepto de rinocerontes grises bastante en su gestión de riesgos financieros. Por lo tanto, China ha estado pensando en algunas de las preguntas importantes sobre las burbujas financieras, sobre la gestión del riesgo financiero, sobre la deuda corporativa, durante mucho más tiempo que Estados Unidos. Y, para ser sincera, no creo que Estados Unidos esté aún pensando seriamente en ello. Eso no quiere decir que China haya resuelto los problemas porque son complejos. Pero en el tiempo que he pasado en China, he llegado a apreciar su enfoque a más largo plazo, su tipo de enfoque tecnocrático para resolver problemas y, por supuesto, cualquier autor estará encantado cuando un país abraza sus ideas. En Europa también se está imponiendo. Y luego hay personas que se benefician de la mentalidad del Cisne Negro y la volatilidad, y a ellos no les gustan los rinocerontes grises.