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Maaji, los bikinis colombianos que sedujeron a L Catterton

Nacida en 2002 de la mano de las hermanas Amalia y Manuela Sierra, la compañía especializada en moda de baño ha dado un salto en mercados extranjeros después de ser comprada por el fondo de inversión.

María Bertero

17 ene 2019 - 04:57

Maaji, los bikinis colombianos que sedujeron a L Catterton

 

 

 

En su corta trayectoria, Maaji ha logrado encontrar un hueco en uno de los sectores más competitivos en Latinoamérica: la moda de baño. La empresa colombiana, que desarrolló gran parte de su expansión a través del canal multimarca, ha conseguido mantenerse en un mercado de nicho con operadores fuertes como Agua Bendita o la mexicana 98 Coast Av. y diferenciarse hasta captar el interés de L Catterton.

 

Los orígenes de Maaji se remontan a 2002, cuando las hermanas Amalia y Manuela Sierra decidieron emprender su propio negocio de moda. Con una inversión inicial de 18 millones de pesos colombianos (5.000 euros al cambio actual), las hermanas Sierra pusieron en marcha Maaji, inspirándose en el pez de aguas tailandesas Mahi Mahi.

 

El capital para empezar el negocio fue un regalo de su padre, un empresario colombiano que estuvo vinculado a diversos negocios en el país sudamericano. Si bien la empresa se ha especializado desde siempre en el sector de los trajes de baño, Maaji fue también durante algunos años el socio de Agatha Ruiz de la Prada en el mercado colombiano. Actualmente, las hermanas Sierra siguen formando parte del equipo directivo de la empresa: Amalia es la directora comercial de Maaji para Estados Unidos, mientras que Manuela es ahora la directora creativa.

 

 

 

 

Desde sus comienzos, Maaji tuvo una vocación exportadora, afianzando la presencia de la marca en varios países de la mano del canal multimarca, grandes almacenes y plataformas de ecommerce. La distribución a través de terceros continúa siendo el principal negocio de la empresa colombiana, sin descuidar el retail. El primer establecimiento de Maaji subió la persiana en 2009 en el centro comercial El Tesoro, en la ciudad de Medellín.

 

El gran impulso lo tuvimos hace siete años, cuando contratamos una empleada estadounidense que nos hizo ver el valor que tendría la marca en el país”, asegura José Ignacio Soto, consejero delegado de Maaji. La marca comenzó a avanzar en Estados Unidos con clientes de la talla de Nordstrom, Bloomingdale’s, Neiman Marcus, Anthropologie o Amazon.

 

La expansión de la empresa colombiana también se focalizó en Latinoamérica, especialmente en Venezuela, socio importante durante muchos años para la moda colombiana. México, Chile y Guatemala son otros de los países de la región donde Maaji ha extendido su presencia, así como Europa, Asia y Oceanía, donde la compañía opera con fuerza en el canal multimarca.

 

 

 

 

Conforme la empresa colombiana fue ganando presencia en varios mercados, el capital extranjero comenzó a poner sus ojos en ella. En abril de 2017, el grupo colombiano fue adquirido por L Catterton, el fondo nacido de la unión de L Capital (el brazo inversor de LVMH) y Catterton, donde participa también el gigante francés LVMH.

 

La compra de Maaji se realizó en paralelo a la adquisición de la australiana Seafolly, también especializada en trajes de baño. Ambas compañías forman parte ahora de Swimwear Hólding, un conglomerado especializado en moda de playa cuya sede se encuentra en Singapur.

 

Con la entrada de L Catterton, Maaji ha reorganizado varias áreas de su estructura corporativa. Las hermanas Sierra se mantienen actualmente como accionistas de la compañía y forman parte del consejo de administración de la empresa. Otro de los grandes cambios del grupo se produjo poco más de un año después de la entrada del fondo inversor. En septiembre de 2018, Miguel Piedrahita, consejero delegado del grupo, abandonó la compañía y fue reemplazado por Soto, quien trabajó durante un año en Maaji, ocupando cargos de responsabilidad en el departamento de tecnología y en el de operaciones. Piedrahita, por su parte, se mantiene tras su salida como asesor de estrategia de la compañía colombiana, de la cual fue parte del comité de dirección desde 2015.

 

 

 

 

La entrada de L Catterton nos ha dado una visión a largo plazo y nos permite ver el horizonte de la empresa más allá de los cinco años”, subraya Soto. “El fondo nos ha abierto las puertas a escala internacional; es el socio adecuado en el momento adecuado”, insiste el directivo, quien recalca también la importancia de mantener el ADN de la marca con la entrada de un fondo inversor.

 

 

La milla alrededor del agua

Maaji inició su diversificación en 2010, cuando comenzó a fabricar sus primeros trajes de baño para hombres, que hoy en día se mantienen como parte del negocio, aunque no copan el grueso de la distribución. Un año más tarde, la compañía siguió los pasos de varias empresas de trajes de baño con el lanzamiento de su primera colección de activewear.

“Siempre nos hemos esforzado por ser una compañía que va mucho más allá del producto, por eso ofrecemos prendas enfocándonos en la milla alrededor del agua, desde ropa de playa hasta accesorios”, sentencia Soto.

 

Otro de los negocios que emprendió el grupo colombiano fue Casa Maaji, un hotel resort ubicado en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, que estuvo abierto durante una temporada, con el fin de brindar una experiencia de marca a sus principales clientes, así como también influencers colombianos e internacionales.

 

Maaji también puso en marcha hace tres años un programa de responsabilidad social corporativa (RSC) que incluye la limpieza y cuidado del medio ambiente. Earth Warriors tiene el fin de limpiar océanos y playas de distintas partes del mundo, así como también reciclar plásticos que se encuentran en las mismas.