Empresa

Los pantalones de Bandas Rojas sucumben a cuatro años de pérdidas y echan el cierre

S. Riera

11 abr 2016 - 04:49

 

Los pantalones de Bandas Rojas echan el cierre. La empresa de confección Jover’s, propietaria de la marca Bandas Rojas, ha presentado un expediente de extinción de empleo que afecta a los 36 trabajadores que tenía en plantilla. La compañía acumulaba cuatro ejercicios en pérdidas, según han explicado fuentes sindicales a Modaes.es.

 

La sociedad, con sede en Badalona y propiedad del empresario Ricardo Gómez, fue fundada en 1973 y estaba especializada en la confección de pantalones, que comercializaba bajo la marca Bandas Rojas a través de establecimientos multimarca. La empresa cerró el ejercicio de 2011 con un retroceso de las ventas del 19% respecto al año anterior, hasta 3,8 millones de euros, según los últimos datos disponibles en el Registro Mercantil.

 

En 2011, Jover’s desplomó su beneficio neto con una caída del 96,4%, pasando de ganar 318.417 euros en 2010 a 11.364,8 euros, un año después. Aquel ejercicio, la compañía tenía unos fondos propios de 4,5 millones de euros y una deuda de 1,8 millones de euros.

 

 

La compañía ha optado por el cierre por la falta de relevo empresarial y por el frenazo en seco de la actividad, junto con las tensiones en la tesorería. Bandas Rojas concentraba todas sus ventas en el mercado español a través de establecimientos multimarca repartidos por todo el territorio. La marca se había posicionado en un segmento medio alto, con precios finales que oscilaban entre los 80 euros y los 200 euros.

 

Jover’s era una de las pocas empresas que mantenía su taller de confección en Badalona, en un área que durante las décadas de los ochenta y los noventa concentró el grueso de este sector en Cataluña. Más tarde, las empresas de confección se reconvirtieron en mayoristas y, tras la liberalización del comercio textil, tomaron el control de este negocio ciudadanos de origen chino.

 

El fin de Bandas Rojas se produce tres años después del de Aninoto, otra de las marcas históricas especializados en pantalones. Fundada también a principios de la década de los setenta, Aninoto cerró la fábrica en 2008 y reorientó el negocio hacia el diseño y la distribución de las colecciones con miras a diversificar y abrir el abanico de prendas más allá del pantalón. En 2011, la empresa, entonces pilotada por la segunda generación de una de las familias fundadoras, registró pérdidas de 1,8 millones de euros.