Empresa

Lander Urquijo, el ‘sastrecillo’ valiente

C. Pareja

15 jul 2015 - 04:51

Lander Urquijo, el ‘sastrecillo’ valiente

 

 

En un momento en el que el mundo va cada vez más rápido, surgen amantes de lo lento. Amantes de las barberías, que han vuelto a dejar crecer el pelo en su cara para luego darle forma, amantes de la fotografía analógica, que vuelven a pagar por revelar o ver sus instantáneas en formato Polaroid, o amantes del vestir, que quieren que su atuendo se diseñe y se confeccione en un taller como los de antes y de la mano de un sastre de los de antes.

 

Lander Urquijo, sastre de profesión, ha irrumpido en el negocio de la moda para tender la mano a una corriente que cabalga entre lo hipster y lo gentleman y que demanda trajes y prendas elaboradas de manera artesanal. Urquijo comenzó en el sector cuándo tan solo tenía 16 años, pero su juventud no le impidió ver el futuro que podía tener formarse al lado de uno de los mejores sastres de Bilbao. “Sabía que no había mucha gente de mi edad interesada en este oficio, así que decidí dejar de lado mis planes de ser arquitecto y formarme como sastre”, recuerda Urquijo. 

 

Su primer trabajo en la sastrería fue llevar a cabo las tareas más ingratas para, poco a poco, ir aprendiendo el oficio. Diez años después, su esfuerzo dio fruto y sus superiores le propusieron trasladarse a Madrid para liderar una nueva sastrería que iban a poner en marcha en la ciudad: Man 1924. “Llegué para impulsar el negocio en Madrid, ya que me convertí en la mano derecha de Carlos Castillo (propietario de la empresa) -asegura el sastre-; queríamos ponerla al nivel de Hackett”. Una temporada después y con un gran bagaje en diseño, Urquijo abandonó Man 1924 y pasó a liderar Anglomania, multimarca madrileño especializado en marcas británicas, que le ayudó a aprender de gestión.

 

“Al pasar un tiempo en Anglomania, mi forma de gestionar difería mucho de la de mis superiores, por lo que decidí poner fin a una etapa y emprender”, explica Urquijo. Así es como nació, en 2009, la sastrería Lander Urquijo, empresa con la que ha demostrado tanta habilidad como el protagonista del cuento de los hermanos Grimm.

 

Los primeros pasos del sastre fueron en Madrid, con la apertura de una tienda en Serrano. “Tenía una buena cartera de clientes que, al enterarse de mi nueva aventura, se acercaron a mí a desearme suerte -añade el sastre-; algunos se quedaron y me ayudaron a que mi propio proyecto arrancara”.

 

Desde entonces, Lander Urquijo ha crecido con fondos propios, sin deuda, y en plena crisis económica. La compañía, como la mayoría del negocio de la moda, aprendió en sus inicios de sus errores, como abrir puntos de venta en ubicaciones que no eran ni comerciales ni afines a la marca, y aciertos, como la puesta en marcha de su primera tienda fuera de la capital, en Bilbao. “Casualmente, el primer punto de venta que abrimos en Bilbao  estaba en el mismo local donde yo empecé a trabajar como sastre; soy una persona muy romántica, y es algo que me dio muy buen feeling”, comenta Urquijo.

 

La última apuesta del sastre ha sido en la capital, donde ha abierto una tienda concepto en el número 65 de Claudio Coello. El establecimiento cuenta con 300 metros cuadrados, y en él el sastre ha podido desarrollar mejor la identidad de la firma. “En los dos últimos años hemos buceado en los origenes de la marca y hemos ampliado nuestra oferta, hasta contar con cerca de mil referencias”, asegura Urquijo. El sastre también cuenta con presencia internacional, aunque es una estrategia por la que apostará más en los próximos años. La compañía tiene un punto de venta en el mercado francés, ubicado en el barrio de Saint Germain, en París.

 

“Nuestro sueño es estar en las mejores capitales del mundo y abrir tiendas en ciudades como Londres o Nueva York, pero es algo que sabemos que tardaremos en conseguir, ya que crecemos a paso lento y reinvirtiendo todo lo que ganamos -asegura el diseñador-; la entrada de un socio es algo que no descartamos para crecer, pero tenemos sentimientos encontrados: ¿realmente nos compensa que entren fondos para crecer y perder la esencia de la marca? estamos en ese punto, estudiándolo y valorándolo”. 

 

Aun así, Lander Urquijo sabe que gran parte de su crecimiento a futuro se encuentra fuera de las fronteras españolas, por lo que ya ha iniciado conversaciones con socios locales para empezar a operar en mercados como Latinoamérica o Emiratos Árabes.  Lander Urquijo, que cuenta con una plantilla de treinta empleados, compite actualmente con otros sastres en España.

 

“No es un negocio que se haya desarrollado muchísimo en los últimos años, es más, no hay una competencia feroz en la sastrería en España”, explica el empresario. “García Madrid,  la Sastrería Serna o los hijos de Calvo de Mora son empresas con las que competimos, pero que también ayudan a que este negocio siga vivo”, añade.

 

Lander Urquijo también explica que un negocio como la sastrería no está dirigido a todo tipo de públicos, por lo que ha tenido que llevar a cabo modificaciones en su oferta para abarcar a más tipos de clientes. “Hacerse un traje en un sastre es caro, es más, es un negocio que está dirigido a una persona con alto nivel adquisitivo -reconoce el empresario-; la clase media ha sufrido mucho en España en los últimos años, y no todo el mundo tiene 1.500 euros para gastárselos en un traje nuevo cada temporada”.

 

Por este motivo, Lander Urquijo ha tenido que introducir nuevas líneas de negocio en la marca. “No todo son trajes hechos a medida y de manera artesanal, sino que  también hemos sumado otros productos, como trajes de confección, que empiezan en un precio cercano a los 500 euros, o de sistema semi artesanal, donde por 700 euros tienes un traje en el que sólo la mitad del proceso está industrializado”, concluye Urquijo.