Empresa

La moda sostenible de Slow Artist toma impulso para alcanzar diez puntos de venta en el extranjero

Iria P. Gestal

5 nov 2015 - 04:49

Moda sostenible y made in Spain. Estos son los pilares de la start-up valenciana Slow Artist que sólo un año después de su puesta en marcha ya ha puesto los mercados internacionales en el punto de mira. La compañía abrió sus primeros puntos de venta en Múnich y Londres este año y sus planes a corto plazo pasan por reforzar su presencia en el mercado británico de la mano de agentes y alcanzar diez puntos de venta en el extranjero, explican Esther Segura y Tania Tárrega, fundadoras de Slow Artist, a Modaes.es.

 

Segura y Tárrega se formaron en administración de empresas y cuentan con experiencia en el sector de las energías renovables. En 2014, Segura completó su formación con un máster en sostenibilidad y responsabilidad social corporativa. “Mientras hacía el máster, comencé a investigar sobre la industria textil y nos dimos cuenta que no había ropa que nosotras nos pondríamos y que, además, fuera sostenible”, dice la emprendedora.

 

Con una inversión de 15.000 euros, financiada por bancos y fondos propios, Segura y Tárrega decidieron entonces poner en marcha Slow Artist, especializada en moda femenina y complementos, con Ecoalf como uno de sus referentes. Ese mismo año, ganaron el premio a la mejor iniciativa empresarial en moda sostenible, impulsado por Fice y la Fundación Biodiversidad, y el galardón al mejor proyecto en acción social y RSC de Emprenjove.

 

Gracias al primero, lograron asesoramiento y entraron en contacto con compañías como Pikolinos o Panama Jack. “El equipo de Pikolinos nos presentó un taller en Elche que tiene como objetivo integrar a las mujeres expresidiarias en la sociedad: durante tres años, se forman en el taller para después poder incorporarse a una compañía”, explica Tárrega. “Nos gustaría poder replicar esta iniciativa algún día”, añade.

 

Después, vino el premio de Emprenjove, cuya dotación económica les permitió impulsar más el proyecto. El último paso ha sido entrar en el proyecto Lanzadera, impulsado por Juan Roig, el fundador de Mercadona, donde tienen acceso a talleres, asesoramiento y más financiación.

 

Slow Artist, que cuenta además con el certificado ecológico Global Organic Textile Standard (Gots), que certifica que el algodón utilizado es de procedencia ecológica. La producción se realiza íntegramente en España en talleres como el de Elche o un oen Vall d'Alba (Valencia) que integra a mujeres mayores.

 

En España, distribuyen sus colecciones a través de 31 establecimientos multimarca, pero sus planes pasan por crecer en el extranjero. Actualmente, cuentan con un punto de venta en Berlín y otro en Múnich. “Estamos trabajando con las embajadas para posicionarnos mejor en Londres, y el año que viene iremos a varias ferias en Frankfurt, Berlín y Londres”, explican las fundadoras de la compañía.

 

En la capital británica es donde Slow Artist está haciendo su mayor apuesta: el próximo invierno acudirán a una de las ferias más importantes del país con un stand propio y ya están buscando agentes para reforzar su distribución en el país. A medio plazo, la compañía prevé alcanzar 60 puntos de venta en España, cinco en Alemania y otros cinco en Reino Unido. “A falta de noviembre y diciembre, que serán claves, prevemos cerrar nuestro primer ejercicio con una facturación de 60.000 euros”.

 

Sus competidores, aseguran Tárrega y Segura, no son las marcas de moda sostenible, sino todas las que operen en su segmento de precio. “No queremos ser sólo sostenibles, sino ser una marca de moda que, además, tiene ese añadido”, explican.

 

“En España todavía queda mucho camino por hacer, todavía falta por ver el alcance que tiene la sostenibilidad”, apunta Segura. “Nuestro objetivo es hacer una labor de concienciación, acostumbrar a la gente a mirar las etiquetas: ahora estamos acostumbrados a que todo venga de China, pero antes no era así”, sentencia.