Empresa

La joyería de Bagués-Masriera ultima el traslado de su taller en Barcelona para impulsar su negocio industrial

Franc Marín-Camp

4 feb 2016 - 04:53

Bagués-Masriera apuesta por su división industrial. El grupo catalán de joyería, que integra las firmas centenarias Masriera y Bagués, impulsará su tercera línea de negocio basada en la elaboración de esmaltes para otras compañías de joyería y relojería. Este negocio obligará a la empresa a trasladar su sede actual del centro de Barcelona a otro espacio de la ciudad en busca de un local de mayores dimensiones para su taller, tal y como ha explicado Joan Oliveras Bagués, presidente del grupo, a Modaes.es.

 

“Crearemos una marca específica para esta división que irá enfocada a los clientes profesionales”, detalla el directivo. “El esmaltado es una técnica artesanal que se había perdido y ahora se está recuperando –recuerda Oliveras–; actualmente, los únicos centros en todo el mundo que la realizan están en Japón, Londres, Barcelona y, en menor medida, en Limoges (Francia)”.

 

La división industrial copa ahora un 8% de la facturación de la compañía, un porcentaje que Bagués-Masriera quiere elevar rápidamente hasta el 25%. En la actualidad, el negocio del esmalte para terceros se realiza en los talleres de la empresa, situados en la calle Pau Claris, cerca de Paseo de Gracia. “Estamos contemplando distintas opciones para trasladar la sede, siempre en la ciudad de Barcelona”, asegura el directivo. La compañía busca un taller con una superficie aproximada de 800 metros cuadrados en alguno de los sectores semi industriales de la capital catalana.

 

El impulso industrial del grupo irá acompañado de la expansión internacional de sus dos firmas. La que más se exporta es Masriera, fundada en la Barcelona del cambio de siglo y cuyos diseños se basan en la iconografía modernista característica de la firma. Las piezas de Bagués, por su parte, cuentan con un diseño más actual.

 

El grupo prevé afianzar ahora su crecimiento en Oriente Medio. Bagués-Masriera ya está presente en mercados como Qatar y Dubái, y ahora se reforzará en el resto de territorios que conforman los Emiratos Árabes Unidos tras el fichaje de un nuevo comercial para los países del Golfo.

 

El principal reto a la hora de vender en Oriente Medio está más relacionado con el producto que con los canales de distribución, según Oliveras. “Para expandir la firma Masriera en los países árabes nos centramos en las piezas de inspiración floral y prescindimos de aquellas que incluyen figuras femeninas o animales”, admite.

 

Tras entrar en Qatar y Dubái, la compañía catalana se afianza en Oriente Medio con la expansión en el resto de emiratos. El 40% de sus ventas se registran en el extranjero

 

La exportación representa el 40% de las ventas del grupo. Los principales mercados de Bagués-Masriera en el extranjero son Japón, Estados Unidos y China. La empresa inició su expansión internacional hace treinta años con el salto al mercado nipón, mientras que el desarrollo en China es mucho más reciente y ha ganado fuerza en los últimos años. En ambos países, el grupo ha desarrollado una estrategia que pasa por abrir shop-in-shops en ciudades como Pekín y Osaka de la mano de sus distribuidores Beijing Ouzhibao Jewelry y Krassons Japan.

 

Estos puntos de venta constituyen, en palabras de Oliveras, “un experimento” para el grupo. “Aunque las tiendas no llevan el nombre de Bagués-Masriera, todas sus piezas de joyería son de nuestra marca –subraya el ejecutivo–; hemos seguido esta estrategia en países donde no existen joyerías multimarca que puedan ejercer de prescriptoras de nuestra firma”. En el gigante norteamericano, en cambio, el grupo distribuye directamente sus artículos, que también están presentes en las principales capitales europeas.

 

Junto con los mercados asiáticos, Europa del Este y Rusia son otro de los principales destinos de las exportaciones de Bagués-Masriera. Aun así, las ventas en estos mercados han pasado a un segundo plano en los últimos años: “Ucrania fue nuestro tercer mercado extranjero por volumen de negocio –explica Oliveras–; seguimos estando ahí pero el país ha perdido peso para nosotros después de la guerra”.

 

El grupo adoptó el nombre de Bagués-Masriera en la década de los noventa. La histórica joyería Bagués de Barcelona entró en el capital de Masriera-Carreras en 1969, para pasar a controlar el cien por cien de la empresa en 1983. La compañía, que no facilita datos de facturación, cuenta con 36 empleados y estudia sumar más trabajadores a su plantilla con el cambio de sede. El principal punto de venta del grupo sigue siedo su joyería situada en la Casa Amatller, obra modernista de Puig i Cadafalch, en el barcelonés Paseo de Gracia.