Empresa

La caída del consumo y la competencia fuerzan a la moda joven internacional a recular en España

C. Pareja/ P. Riaño

25 mar 2013 - 05:00

El mercado español ha pasado de ser un paraíso por explorar a un mercado envenenado para algunos operadores internacionales. Como si fuera una batalla, algunos de ellos han entrado en este mercado, han luchado y, magullados por la situación del consumo y la dura competencia, se han visto obligados a abandonarlo. Cadenas francesas como Pimkie o Jennyfer han reducido drásticamente su número de tiendas o se ha replegado en el país, mientras otras, como la alemana New Yorker, han decidido adelgazar su red de establecimientos y replantearse su actuación en este mercado durante 2013.

 

Mientras el lujo internacional apuesta por España para posicionar sus enseñas, cadenas extranjeras de gran distribución están viendo afectadas sus ventas en el país. El consumo de moda en el mercado español se ha reducido al nivel de los años noventa, según datos de Kantar Worldpanel. En 2012, cada español gastó una media de 465 euros en prendas de vestir, frente a los 568 euros de 2008.

 

Además de la caída del consumo, según Luis Lara, socio fundador de la consultora Retalent (especializada en expansión de marcas de moda), la reordenación comercial que se está produciendo en el mercado español es fruto de la alta competencia que existe en el país. “España es un mercado donde los precios son un 15% más bajos que en Francia o Inglaterra –explica Lara-; las marcas internacionales encuentran que no pueden mantener la política de precios que tienen en el resto de Europa, por lo que la rentabilidad se acaba resintiendo”.

 

“La competencia es uno los principales problemas que tienen este tipo de cadenas –asegura Ion Saralegui, director de High Street de CBRE-; están en un país dominado por la moda rápida, en la que los líderes son Inditex y Mango”. El grupo gallego cuenta con una red de 1.930 tiendas en España, 469 de las cuales corresponden a Zara. También cuentan con una alta penetración en el mercado español cadenas Blanco o Mango, con precios muy competitivos (la última los bajó un 20% el pasado año) y con una base de consumidores ya consolidada. Otro caso es Inside, con cerca de 300 tiendas en el país.

 

La mayoría de cadenas que están replegándose en España operan en moda femenina, el segmento donde hay más competencia, rotación y precio. “En un mercado tan competitivo como el actual, o tienes algo con lo que destaques mucho (precio, tendencia, diseño…) o puedes terminar desposicionándote”, dice Lara. Además, muchos grupos de moda joven entraron en el país cuando todavía no existían cadenas como Shana o Marypaz, ambas muy competitivas en precios.

 

Jennyfer cerró el pasado año la mitad de sus tiendas en España, reduciendo drásticamente su red de establecimientos en el país. A mediados de 2012, la compañía decidió dar un paso más y retirarse por completo de España, cerrando también su filial  en el país, gestionada por la sociedad JennySpain. La mayoría de estas tiendas estaban ubicadas en centros comerciales de Barcelona, Madrid, Valencia, Alicante y Zaragoza, entre otras ciudades españolas.

 

La también francesa Pimkie se encuentra en la actualidad reorganizando su presencia en el mercado español. En este caso, la compañía acaba de echar el cierre de un punto de venta en Barcelona ubicado en el centro comercial Gran Vía 2, a causa de la disminución de sus ventas durante estos últimos años. Pimkie se encuentra revisando el funcionamiento de su red de tiendas en España, dejando activas las más rentables para la compañía y prestando especial atención a los puntos de venta que posee en centros comerciales.

 

New Yorker, presente en España desde 1999, también ha decidido realizar una reorganización de sus tiendas. La compañía alemana cerró durante el pasado año nueve puntos de venta en España y el pasado febrero llevó a cabo el primer cierre del año, bajando la persiana de su tienda ubicada en el centro comercial Modoo, en Oviedo. En el resto de los mercados, según fuentes de la compañía, New Yorker continúa aumentando sus ventas y su red de tiendas.

 

La también alemana Esprit es otra de las compañías que apostó el pasado año por desinvertir en España y cerrar todos sus establecimientos monomarca en el país. Aunque mantenga su presencia a través  de corners en los grandes almacenes El Corte Inglés, uno de los problemas de Esprit, según los expertos, es que intentaron competir con cadenas como Zara con precios más elevados.

 

La cadena suiza Tally Weijl, que entró en España en 2010, ha cerrado también todos sus puntos de venta en el país. “Cuando las empresas empiezan a ver números rojos, si no tienen mucho volumen (más de cien tiendas, por ejemplo), se retiran pensando en que volverán en el futuro”, dicen fuentes del sector.

 

La ubicación de las tiendas es otra de las razones de la caída de las ventas. La mayoría de los operadores internacionales que han dado sus primeros pasos en el mercado español han apostado por realizar su primera toma de contacto con el país a través de los centros comerciales. Es el caso de la francesa Jennyfer, que desarrolló su red de distribución casi exclusivamente en centros comerciales. “Muchas de estas cadenas estaban ubicadas en centros comerciales que no se han consolidado, ya que estaba previsto un desarrollo urbanístico a su alrededor que, finalmente, no ha tenido lugar”, explica Saralegui.