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Happy Socks gana posiciones en España y crea estructura para impulsar su expansión en el país

La compañía sueca de calcetines aterrizó en España hace cinco años y desde entonces opera en el país de la mano del socio local Namusamanda.

S. Riera

7 sep 2016 - 04:55

 

Happy Socks afianza su crecimiento en España. La compañía sueca, fundada en 2008 por Michael Söderlindh y Viktor Tell, crea estructura en el mercado español para impulsar su crecimiento en el territorio. Happy Socks aterrizó en el país hace cinco años de la mano del grupo de distribución Namusamanda, quien gestiona también ahora la nueva etapa de la empresa en España.

 

Happy Socks cerró 2014 con una cifra de negocio de 125 millones de coronas suecas (13 millones de euros). La empresa se ha convertido en uno de los fenómenos del negocio de la moda en estos últimos años al haber reconvertido el segmento de la calcetería con un muestrario repleto de color y abordando la distribución a través de corners, tiendas monomarca y pop up stores.

 

En España, el grupo Namusamanda gestiona las operaciones de Happy Socks. La marca opera en el país a través de dos establecimientos en Barcelona, uno en la calle Argenteria y otro en el centro comercial El Triangle, junto con corners en establecimientos de las principales ciudades del país y en la mayoría de los centros de El Corte Inglés.

 

El siguiente paso en el crecimiento de la marca en el país pasa por la creación de estructura propia. Namusamanda ha puesto en marcha la sociedad Happy Socks Retail Spain, que en el futuro controlará toda la red de tiendas de la enseña en el mercado español. Fuentes cercanas a la compañía han explicado a Modaes.es que el proyecto está aún en fase embrionaria.

 

 

Entre los planes inmediatos de Happy Socks en el país está la apertura de una batería de pop up stores por todo el territorio de cara a la próxima campaña de Navidad. La compañía reforzará así para el invierno su actual red de distribución en el país con cerca de una veintena de puntos de venta temporales en las grandes ciudades españolas.

 

Söderlindh y Tell pusieron en marcha la compañía con poco más de treinta años sin experiencia previa ni en la moda ni en el textil. El primero de ellos contaba con diez años de experiencia en el ámbito publicitario, mientras que Tell había desarrollado su trayectoria hasta entonces como diseñador gráfico e ilustrador. En la actualidad, Happy Socks comercializa sus calcetines en 77 países en más de 8.000 puntos de venta.

 

Junto a sus fundadores, invirtieron en el proyecto Jonas Martensson, consejero delegado de la empresa de videojuegos Mojang; Jens Berlips, fundador del distribuidor de productos farmacéuticos ApoEx, y Mathias Berggre, partner en la filial sueca del bufete de abogados DLA Pipper. Más adelante, se sumó a Happy Socks el antiguo consejero delegado de J.Lindeberg, Jonas Meertis, como presidente del consejo de administración.