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Grifone, nueva etapa: dos ex directivos de la empresa compran la marca para convertirla en el nuevo Moncler

Fin a la aventura del expresidente del FC Barcelona, Sandro Rosell, en el ámbito de la moda. Los ejecutivos Pep Subirana y Carlos Moreno están en la recta final de las negociaciones para hacerse con el control de la marca especializada en outdoor.

S. Riera/ I.P. Gestal

23 mar 2017 - 04:56

 

Grifone inicia una nueva etapa. La marca de outdoor, que desde 2011 tenía como accionistas mayoritarios al empresario andorrano Ramón Cierco y al expresidente del FC Barcelona, Sandro Rosell, ultima el cambio de manos. Dos directivos de la empresa, Pep Subirana y Carlos Moreno, están detrás de la compra de la enseña.

 

Los nuevos propietarios de Grifone ocupaban los puestos ejecutivos en la compañía. Subirana era responsable de desarrollo de producto, mientras que Moreno dirigía la gestión de márketing y ventas. Las negociaciones con los actuales dueños se encuentran en la recta final. Los planes de los nuevos propietarios pasan por enfocar el negocio al retail tomando a la francesa Moncler como referencia, según fuentes cercanas a las conversaciones.

 

La empresa propietaria de Grifone, Tèxtil Seu, había puesto en venta la enseña por las pérdidas que arrastraba. Desde hacía unos meses, la compañía había abierto negociaciones con grupos inversores y de la competencia para alcanzar un acuerdo de compraventa. Uno de los escollos en las conversaciones era la pérdida de la licencia para el uso de la membrana textil de Gore-Tex.

 

 

El empresario leridano Martí Batalla puso en marcha Grifone en 1984 bajo la sociedad Tèxtil Seu, con sede en la localidad de La Seu d’Urgell (Lleida). Sin embargo, Batalla, que también era director general de la compañía, salió de ella a mediados de 2015. La marcha de su fundador coincidió en pleno giro estratégico de la marca tras la entrada en el capital de Cierco y Rosell.

 

Cierco presidió junto a su hermano hasta 2015 la Banca Privada de Andorra (BPA), que en los últimos años ha estado en el ojo del huracán tras ser intervenida por la justicia estadounidense (que finalmente retiró la demanda) y haber tenido que dar explicaciones por casos relacionados con presunta ocultación de dinero de personalidades públicas, como la familia Pujol, entre otros. El empresario andorrano también estuvo en la directiva del FC Barcelona, aunque en 2015 dejó su cargo en el club.

 

Rosell, por su parte, presidió el FC Barcelona entre los años 2010 y 2014. Su carrera profesional ha estado vinculada al ámbito del deporte, pero también al de la moda. MBA por Esade, Rosell inició su trayectoria en la empresa catalana de perfumería Myrurgia para más adelante dar el salto al deporte, en el departamento internacional de márketing del comité organizador de los Juegos Olímpicos de Barcelona. A finales de los noventa estuvo en Nike.

 

 

Cuando Rosell entró en el capital de Tèxtil Seu, la compañía facturaba 2,1 millones de euros, según las últimas cuentas del grupo dipositadas en el Registro Mercantil y correspondientes al ejercicio 2014. Aquel año, la empresa redujo sus ventas un 16% en relación a 2013. Tèxtil Seu cerró el año con pérdidas de 1,7 millones de euros frente a los números rojos de 1,6 millones de euros del ejercicio anterior.

 

En 2016, la empresa fichó talento del FC Barcelona para reforzar su cúpula e incorporó al ex director de operaciones del club, Emili Sabadell, como nuevo consejero delegado. Sabadell relevó en el cargo a Eugeni Padròs, un antiguo directivo de Quicksilver, que siguió vinculado a la compañía como accionista y que continúa en el mundo de la moda con otros proyectos profesionales.

 

Grifone está especializada desde sus inicios en prendas de tejido técnico para combatir el frío. La compañía, que siempre asoció su imagen a los Pirineos, llegó a facturar hasta seis millones de euros antes de la crisis, aunque la mitad de su facturación procedía de pedidos públicos para policías y otros cuerpos de seguridad.

 

La empresa comercializa sus artículos a través del canal multimarca y El Corte Inglés. Con la entrada de Rosell y Padròs, la compañía se lanzó al retail y abrió establecimientos en Barcelona y La Seu d’Urgell. Grifone dio también sus primeros pasos en el extranjero, donde abrió un punto de venta en Argentina, en la estación de esquí de San Martín de los Andes, e inició conversaciones con posibles socios en Asia para abrir mercado en China, Japón y Corea.