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Fondo o bolsa: Bimba y Lola se destapa en busca de su próximo movimiento

La compañía propiedad de la familia Domínguez prepara su estructura para volver a levantar capital, acercándose por tercera vez a los fondos o siguiendo el modelo de su primo, Adolfo Domínguez, saltando al parqué.

P. Riaño/ I. P. Gestal

28 ene 2020 - 04:54

Fondo o bolsa: Bimba y Lola se destapa en busca de su próximo movimiento

 

 

Fichaje de un consejero delegado reputado, separación de las inversiones, creación de nuevas sociedades, creación de un consejo de administración y fichaje de consejeros independientes. A Bimba y Lola sólo le falta publicar una foto de sus fundadoras, María y Uxía Domínguez, para repetir los pasos que dio Inditex meses antes de saltar al parqué. La empresa, que ha dejado plantado al capital riesgo en dos ocasiones, comienza a trabajar su transparencia y profesionalización para volver a acercarse a los fondos o dar el salto al parqué.

 

Bimba y Lola es una de las pocas compañías españolas del negocio de la moda que continúa llamando la atención a grupos inversores. Sin embargo, la empresa sigue teniendo las mismas debilidades que hace dos años, cuando negoció la apertura de su capital por última vez. El principal de ellos es su dependencia del mercado español, y más cuando “su comparable”, como explica un experto en inversión, “es un grupo tan internacionalizado como Smcp”, dueño de Sandro, Maje y Claudie Pierot.

 

Expansión, expansión y expansión es la única receta para hacer crecer el porcentaje de ventas internacionales, que en 2018 se situó solamente en el 28% de los 201,3 millones de euros de facturación que registró la empresa. Fuentes del mercado señalan que la compañía sólo ha conseguido rentabilizar las operaciones de España, Portugal y México, mientras en el resto del mundo todavía tiene muy poco peso.

 

 

 

 

La compañía puede continuar creciendo utilizando sus propios recursos, pero si quiere acelerar el proceso deberá volver a recurrir a un grupo inversor. En 2013, Bimba y Lola negoció con L Capital (hoy L Catterton) la venta de una participación, cuando la facturación de la empresa rondaba los setenta millones de euros. La operación no fraguó y en 2018 se puso en marcha un proceso abierto, al que concurrieron gigantes como Permira y Carlyle pero que tampoco terminó bien porque los potenciales compradores no subieron tanto su puja como para satisfacer las expectativas de los propietarios.

 

Los accionistas tenían una expectativa de entre 450 millones y 500 millones de euros, lo que hubiera supuesto cerrar la venta en múltiplos de ebitda de entre 13 y 15, muy por encima de las anteriores operaciones pactadas en España: Pronovias fue adquirida por BC Partners en 2016 por alrededor de nueve veces ebitda y Eurazeo entró en el capital de Desigual en 2014 a un múltiplo de 10,2.

 

Esta sería la tercera vez que la empresa busca una operación corporativa y la familia Domínguez se está preparando para poder dar respuesta a las expectativas de los inversores. Por un lado, la hoja de ruta está clara y pasa necesariamente por la internacionalización y, por otro, la compañía ha acelerado su profesionalización. “Quieren solventar lo que se le achacó en el anterior intento de venta: era atractiva, pero una vez que los fondos la conocían a fondo ya no lo era tanto porque era endogámica y no había un plan muy definido”, señala un asesor financiero.

 

El primer paso de esta nueva hoja de ruta se dio justo en el momento en que Bimba y Lola dejó plantados a los fondos de inversión con el fichaje de José Manuel Martínez Gutiérrez, ex primer ejecutivo de Esprit, como consejero delegado. A continuación, la empresa ha dado pasos como una reorganización societaria con la creación de sociedades para, por ejemplo, canalizar diferentes inversiones.

 

 

 

 

En un alarde de transparencia poco habitual en la compañía, Bimba y Lola anunció la semana pasada la creación de un consejo de administración con la incorporación de independientes (algunos de ellos estrella) y con un amplio detalle de las biografías de sus miembros, incluidas las de sus fundadores, de las cuales no se conocía prácticamente ningún detalle. “El consejo con tres independientes les aporta profesionalización, menos endogamia y da la impresión de que se va a dibujar una hoja de ruta más clara”, explican.

 

José María Castellano es el fichaje estrella de Bimba y Lola en esta nueva etapa, pues el ejecutivo viene avalado por el trabajo de profesionalización llevado a cabo en Inditex y por su posterior paso por consejos de administración de compañías como Esprit o Puig. “Quieren dar una imagen de cierta ortodoxia en el mercado”, señala un banquero de inversión.

 

¿Qué opciones tiene ahora Bimba y Lola? Dos: fondos o bolsa. La compañía podría abrir por tercera vez un proceso de venta, si bien fuentes del mercado señalan que, o corrigen rápido su dependencia de España, o “volverá a repetirse lo de 2018”. Sin embargo, en lugar de un grupo de capital riesgo la compañía podría apostar ahora por un socio industrial, “que teóricamente ofrecerá una mayor valoración, porque miran las inversiones a más largo plazo”. Scmp, por ejemplo, es propiedad del grupo industrial chino Shandong Ruyi, tras haber pasado por varios fondos de capital riesgo.

 

Otra opción es la bolsa. “Todos los pasos que dan parecen que les llevan al parqué”, afirma un experto del sector, que admite que el tamaño de la compañía sería un freno, pues debería alcanzar una facturación de alrededor de 500 millones para saltar al continuo, lo que sitúa este objetivo en un horizonte temporal amplio. Sin embargo, Bimba y Lola tiene un referente: Adolfo Domínguez, que cotiza en bolsa con la mitad de su tamaño.