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Everlane, transparencia radical para revolucionar la moda

La compañía nació en 2010 de la mano del empresario Michael Preysman un emprendedor que trabajaba en la banca de inversión y que decidió revolucionar el mundo de la moda.

J. Cevallos

17 may 2019 - 04:53

Everlane, transparencia radical para revolucionar la moda

 

 

Warby Parker rompió las reglas del sector de la óptica desde las aulas de la Universidad de Wharton. Hoy, otras compañías le toman el relevo en sectores como la cosmética, la moda nupcial o incluso el tradicional negocio del lujo.

 

¿Quiénes son hoy los reyes del hype? ¿Quién está detrás de las start ups más punteras del negocio de la moda?  Cuando el ecommerce es ya la norma, ¿qué distingue a estas compañías disruptivas?

 

En esta séptima edición del Quién es Quién de Empresas de Moda en España, patrocinado por Moddo, Modaes.es repasa las compañías que están escribiendo las nuevas reglas del sector a golpe de innovación.

 

 

 

 

¿Qué debe tener una marca para acumular más de 40.000 personas en la lista de espera para comprar unos vaqueros, sin ni siquiera haberlos probado nunca? Esta es la pregunta que se hizo gran parte de la prensa estadounidense hace dos años, cuando Everlane copó por primera vez titulares por todo el país.

 

Pero el factor diferencial de esta start up nacida en 2010 no está ni en el hype ni en sus tejanos, sino en la expresión que ha convertido en su sello de identidad: la “transparencia radical.

 

La empresa, especializada en ropa básica, detalla en la web cada paso de la cadena de valor, especificando los costes de los materiales, la confección y el transporte, así como toda la información de las factorías donde produce. No se trata de fabricar en proximidad (gran parte de sus colecciones se confeccionan en China), sino de transparencia, ha insistido numerosas veces su cofundador y cara visible, Michael Preysman.

 

Preysman y Jesse Farmer pusieron en marcha la empresa en 2010 como un pure player de camisetas básicas para hombre. Con los años, Everlane diversificó hacia la moda femenina, que hoy es su principal fuente de ingresos. Para encarar el salto, la empresa ha fichado talento de gigantes como Cos o Gap: en 2014, se incorporó al grupo Rebekka Bay, directora creativa de la cadena estadounidense como responsable de producto.

 

 

 

 

Además, la empresa se ha acercado a otras start ups de moda sostenible, con el lanzamiento de una línea de parkas realizadas a partir de un material obtenido de las botellas de plástico. La start up también ha fijado el objetivo de eliminar el uso de plástico (incluyendo en prendas elaboradas con fibras sintéticas y en el packaging) en 2021. ¿Su último proyecto? Una maca de sneakers, Tread, que opera de manera independiente y con la que la firma quiere sumarse al boom del calzado deportivo.

 

Everlane, de manera adicional, ha llevado la innovación a las rebajas: en lugar de ofrecer los artículos con descuento, propone al cliente elegir el precio que quiere pagar por las prendas de temporadas pasadas. Además, para sortear la falta de presencia física, la compañía promueve el feedback público de las clientas, y publica fotografías de las prendas en modelos de todas las tallas.

 

Aunque durante años sus impulsaron juraron que jamás abrirían tiendas, Everlane dio finalmente el salto al offline en 2017. Lejos quedó aquella cita de Michael Preysman al New York Times, asegurando que “cerraría la compañía antes que abrir una tienda física”. Hoy, Everlane suma dos establecimientos en San Francisco y Nueva York.

 

La empresa ha levantado más de veinte millones de euros en varias rondas de financiación y ha seducido a fondos como Lerer Hippeau Ventures, Maveron y 14W. Ya en 2016, su valoración alcanzaba los 250 millones de euros.

 

Con jerséis de cashmere a cien euros, camisetas de algodón pima a quince dólares y vaqueros a 65 dólares, la empresa ha superado ya los cien millones de dólares de facturación, según la empresa de análisis Privco.

 

 

 

 

Éxito temprano

Everlane echó a andar en 2010 de la mano de Michael Preysman y Jesse Farmer, hoy desvinculado de la compañía. Este último, matemático de formación, apenas pasó dos años en la compañía y hoy lidera el área de ingeniería de Strive. Preysman, por su parte, es graduado en Ingeniería y Económicas y trabajó durante tres años en el fondo de inversión Elevation Partners antes de emprender, con 25 años, Everlane. Hoy continúa al frente de la compañía.