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El día en que Lady Gaga escogió a Maya Hansen

31 may 2011 - 00:00

Custodio Pareja.- Maya Hansen vivió la semana pasada uno de los días más intensos de su corta vida como diseñadora. El jueves pasado, su marido la despertaba avisándole de lo duro que sería el día para ella, puesto que el icono pop de la música y de la moda, Lady Gaga, se había puesto uno de sus diseños de la colección Reinas de España. La diseñadora de corsés aún no se cree que este hecho sea real y asegura, en una entrevista a Modaes,  que desde ese momento, la demanda de su producto se ha disparado.

Maya Hansen ha conseguido algo que por ahora sólo dos diseñadores españoles habían conseguido. Lady Gaga ya vistió el año pasado un traje confeccionado por Amaya Arzuaga, así como una chaqueta diseñada por Josep Font. “Es un orgullo ser una de las primeras diseñadoras españolas en vestir a Lady Gaga”, explica la creadora.

 

“Contactó conmigo uno de los ayudantes de Nicola Formichetti (estilista de Lady Gaga y director creativo de Thierry Mugler) y nos pidió que le enviáramos una serie de trajes para la cantante”, explica orgullosa Hansen. La diseñadora envió en total ocho trajes a las oficinas de los estilistas de Lady Gaga, entre los que se encontraban prototipos de la nueva colección que presentará Hansen, si es seleccionada, en El Ego de Cibeles.

 

Al margen de todo el revuelo que se ha creado desde que Maya Hansen consiguiera que el personaje del momento vistiese sus creaciones, la diseñadora empezó a forjarse su carrera profesional en el año 2000, cuando se licenció en diseño de moda y empezó a trabajar en talleres de costura.

 

En 2004, Hansen registró su marca y recibió el encargo de su primer trabajo profesional: crear el vestuario del grupo español Mago de Oz. Esto le sirvió para financiar los inicios de su propia empresa. “Con lo que gané, pude comprarme la nave industrial dónde hoy está la sede de Maya Hansen, el taller y el atelier de la marca”, comenta la diseñadora.

 

En 2006 fue cuando la creadora se dio cuenta que quería dedicarse a la corsetería. Desde entonces, Maya Hansen ha crecido por España y se ha hecho un hueco en el mundo de los corsés con una empresa construida en solitario. “Nunca he tenido socios, todo se ha creado poco a poco y sin ayuda”, asegura Hansen.

 

En Villaverde Alto, en Madrid, se centra la mayor parte de la actividad de la diseñadora. “Aquí tengo mis oficinas, mi taller, mi atelier y recibo a la clientas –explica Hansen-; por las mañanas me ocupo del taller, de hacer patronajes, y por las tardes recibo a las clientas”, sostiene la diseñadora.

 

Además de su propio taller, Hansen trabaja con un taller externo para dar respuesta a las grandes producciones que le encargan. “En mi taller se hacen los corsés a medida, pero cuando es una producción más grande es imposible dar respuesta, ya que sólo tenemos dos máquinas de coser”, argumenta la corsetera.

Los corsés como negocio

Maya Hansen se ha hecho un hueco en el mundo de los corsés, dirigidos durante muchos años a tribus urbanas como los góticos o los jóvenes más alternativos.  En la actualidad, Maya Hansen se dirige a un público más adulto. “La clienta ahora es más madura, tiene una media de 35 años, más conocimiento sobre moda y un nivel adquisitivo medio-alto”, asegura Hansen. Además, su producto también ha madurado: “Ahora los corsés son algo más caros, pero los materiales y la calidad son mucho mejores que hace cinco años”, añade.

 

La diseñadora, además de vender sus corsés en su propio taller, distribuye sus producciones a establecimientos multimarca. En la actualidad, Maya Hansen cuenta con tres puntos de venta en España, dos en Madrid y uno en Asturias, así como en países como Japón, en la ciudad de Osaka, o en Polonia, uno de los mercados que mejores resultados están reportando a la creadora.

 

“Nuestros corsés han estado presentes en muchas partes del mundo, pero son ciclos que abrimos y cerramos, es decir, ahora vendemos en Japón y Polonia, pero el año pasado vendíamos en Suiza, Alemania y Reino Unido”, explica Hansen, que a veces no puede trabajar con más países por falta de recursos industriales.

 

Durante este año, es posible que Maya Hansen abra su primer establecimiento en Madrid. “No estamos muy a favor de los establecimientos con este tipo de producto, ya que un corsé no es una compra impulsiva, pero es muy posible que abramos nuestra primera tienda en calle Mayor, en Madrid, para vender las producciones que no sean hechas a medida”, confiesa la diseñadora.

 

“Poco a poco nos hacemos grandes, ahora nos hemos lanzado a los vestidos de novia y la respuesta está siendo muy positiva”, comenta la diseñadora, que cuenta con una plantilla de siete personas en su compañía.

 

Maya Hansen, que durante 2010 vendió aproximadamente 1.200 corsés,  exporta el 40% de su producción a otros países. La previsión para 2011 es aumentar esta cifra y vender 1.800 unidades durante todo el año. La compañía, que no puede facilitar una cifra de facturación exacta, asegura que la nueva división añadida a la compañía, la de vestidos de novia, reportará a la firma mayores beneficios.