Empresa

Dogi encara la recuperación un año después de presentar concurso de acreedores

26 may 2010 - 00:00

Modaes.- Hace justo un año, Dogi, uno de los mayores fabricantes del mundo de tejido elástico, se vio obligado a presentar concurso de acreedores ante la imposibilidad de hacer frente a sus deudas. Durante los últimos doce meses, la compañía catalana ha puesto en marcha un enésimo plan de viabilidad que, esta vez sí, parece que comienza a surtir efecto. La empresa está ahora a la espera de que el juez levante el proceso concursal.La compañía, cuya cotización en bolsa está suspendida desde el pasado mayo, entró en los juzgados con un pasivo de 42 millones de euros, 28 millones de los cuales correspondían a la banca acreedora. El pasivo de Dogi se sitúa hoy en 33,6 millones de euros, lo que representa una disminución del 20% respecto a hace un año. Tal y como explicó Dogi en su última comunicación a la CNMV, la compañía ha logrado la adhesión del 76% de los acreedores a la propuesta de convenio y de reestructuración de la deuda presentada el pasado octubre. Así, la empresa está pendiente de la decisión del juez de levantar el concurso. La propuesta de convenio a la que han dado luz verde tres cuartas partes del pasivo prevé tres fórmulas, aunque aún no se ha optado por ninguna, según Expansión. La primera de ellas supondría una quita del 20% de la deuda y el pago del resto en siete años. La segunda, en cambio, opta por una quita del 60% del pasivo y un plazo de cuatro años. En la última, la condonación de deuda se sitúa en el 80% de la deuda y la devolución del resto en un año.La crisis de Dogi es fruto tanto de la coyuntura económica (que ha provocado una caída de las ventas) como de un agresivo crecimiento con adquisiciones, que derivó en un endeudamiento al que la empresa no pudo hacer frente. Durante el último año, la textil, controlada por la familia Domènech (su fundadora), se ha centrado en la venta de sus plantas como medida para obtener liquidez y de desvincularse de aquellas instalaciones poco rentables. La empresa ha puesto en venta sus fábricas de China, Estados Unidos y el 50% de la empresa conjunta que controla en Sri Lanka. Estas desinversiones, que aún no se han producido, supondrían una inyección de doce millones de euros. La dificultad para cerrar la venta de estas factorías ha hecho que BDO haya incluido una salvedad en el informe de auditoría de la textil, ya que tiene dudas sobre “la capacidad de la sociedad para continuar con su actividad de forma que pueda realizar sus activos y liquidar sus pasivos por importes que figuran en las cuentas anuales”, teniendo en cuenta que las desinversiones deberían haberse cerrado en 2009. Paralelamente a la pérdida de peso en el extranjero, Dogi ha continuado con la reestructuración de su última planta española, ubicada en El Masnou (Barcelona). Se trata de un proceso iniciado por el anterior consejero delegado, Karel Schröder, que abandonó la empresa por diferencias con la dirección. Hoy en día, la planta española de Dogi cuenta con una plantilla de 238 empleados, frente a los 315 de hace un año. Dogi cerró el ejercicio 2009 con un retroceso del 44% en su facturación, que se situó en 65,66 millones de euros. Las pérdidas del grupo se redujeron un 33%, hasta 39 millones de euros. Durante el primer trimestre del año, la textil no ha logrado todavía remontar la situación, aunque ha mejorado sus cuentas: los números rojos se han situado en 1,41 millones de euros, frente a los 6,86 millones del primer trimestre de 2009.