Empresa

Carrera y Carrera da un vuelco a su cúpula y nombra una nueva directora general

Julia Eremina ha sustituido a Svetlana Kuprianova al frente de la empresa joyera. Eremina se incorporó al grupo en 2012, dos años después de que cambiara de manos ,y hasta 2016 estaba al frente de la empresa en el mercado ruso. 

Iria P. Gestal

21 abr 2017 - 04:57

Carrera y Carrera da un vuelco a su cúpula: nueva consejera y sin director general

 

 

Otra vuelta de tuerca en Carrera y Carrera. La compañía, que ha cambiado tres veces de manos en poco más de una década, ha reorganizado ahora a su equipo directivo, con el nombramiento de una nueva directora general y la salida de Javier Gala, subdirector general y responsable de finanzas y operaciones, según han confirmado fuentes de la compañía a Modaes.es.

 

La salida de Gala, que se concretó hace un par de semanas, se produce cerca de un año después de que la compañía de joyería reemplazara a su máxima ejecutiva, Svetlana Kuprianova. La directiva asumió la dirección de Carrera y Carrera en 2012, dos años después de que la firma pasase a manos de un magnate ruso cuya identidad no trascendió.

 

Kuprianova sustituida el pasado junio por Yulia Eremina, quien también fichó por la empresa madrileña tras el cambio de manos. Eremina, que comenzó en Carrera y Carrera como directora de comunicación, ha pasado los últimos tres años como responsable del grupo en el mercado ruso y la Russian Commonwealth (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Moldavia, Tayikistán y Uzbekistán).

 

Con anterioridad, Eremina trabajó durante seis años en L’Oréal, donde ocupó puestos de responsabilidad en Lancôme y Giorgio Armani. Graduada en Márketing por la Academy of National Economy de Rusia, la ejecutiva completó su formación con un MBA en moda y lujo por el Institut Français de la Mode.

 

 

 

 

Por su parte, Gala se incorporó a Carrera y Carrera en 2006. Su fichaje por el grupo coincidió con el cambio de manos de la empresa, después de que la familia Lladró, que formaba parte del capital desde 2004, tomara el control del grupo por algo más de quince millones de euros.

 

La firma madrileña de joyería fue el primer empleo en el sector del ejecutivo, que antes de fichar por la empresa ocupó puestos de responsabilidad en empresas de consultoría y comunicacgalaión. 

 

En 2009, el impacto de la crisis en los resultados en la compañía llevó a los Lladró a buscar un nuevo inversor, y la empresa terminaría pasando a manos de los actuales propietarios en febrero de 2010.

 

Carrera y Carrera pasó entonces a manos de Caruli Limited, una entidad con domicilio en Londres y controlada por un magnate ruso por un importe que no trascendió. Poco después de la operación, se incorporaron al grupo varios ejecutivos de origen ruso, incluyendo a Svetlana Kupriyanova, que fue nombrada directora general de la empresa.

 

 

 

La compañía comenzó entonces una nueva etapa de crecimiento, recuperando los números negros en 2013 y reforzando su expansión internacional. Sin embargo, fuentes del sector apuntan a que, en el último año, los resultados del grupo han vuelto a encarar la senda negativa.

 

Carrera y Carrera comenzó su andadura en 1885 de la mano de Saturio Esteban Carrera, quien estableció un pequeño negocio de joyería en el Barrio de las Letras de Madrid. En la década de los años veinte, José Esteban Carrera, hijo de Saturio, asumió la gestión de la empresa tras aprender el oficio de lapidario en París.

 

Más tarde, se incorporaron al negocio también sus sobrinos: José, Saturio, Pedro y Andrés, quienes trabajaron para la compañía en sus años de esplendor, la década de los cincuenta y sesenta, cuando la marca ganó relevancia internacional de la mano de las actrices de Hollywood que visitaban entonces España.

 

El relevo a la cuarta generación se produjo en la década de los sesenta, cuando Manuel Carrera, bisnieto de Saturio, tomó las riendas de la compañía y comenzó a dar sus primeros pasos en el extranjero.

 

En 1999, un grupo de inversores liderados por María Eugenia Girón y Louis Urvois, junto con 3i, se hicieron con el control de la compañía. En 2004, se unió a ellos la familia Lladró, que terminó por hacerse con el 100% de la empresa en 2006 para después venderla de nuevo en 2010.