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Carmen March, en busca de su propio ‘tempo’ en la moda

La diseñadora mallorquina desarrolló su trayectoria alejada del negocio familiar, la banca. Formada en Geografía e Historia, la creativa pasó por Pedro del Hierro y ahora ha retomado su marca propia.

Lorenzo Molina

15 ene 2018 - 04:54

Carmen March, en busca de su propio ‘tempo’ en la moda

 

 

Respeto por los ritmos naturales de los objetos y de las personas. Esta frase podría parecer vacía en boca de muchos, pero adquiere un matiz de ineludible verdad en Carmen March. A lo largo de su trayectoria, la diseñadora mallorquina ha experimentado en sus propias carnes las distintas velocidades a las que puede ir esta industria. “La gente que no aguanta la presión no puede estar en esta profesión”, afirma March, formada en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid y en Diseño de Moda por Iade. “Hay momentos personales en los que puedes aguantar un ritmo y otros en los que no compensa”, añade.

 

La relación entre March y la industria de la moda se asemeja al juego de atracción entre un imán y otros metales ferromagnéticos. En ciertas épocas, su vocación la ha impelido inevitablemente hacia el sector. En otras, la diseñadora mallorquina se ha alejado voluntariamente del oficio para reflexionar el camino hacia dónde ir. A mediados de 2010, tras una década de trabajo ininterrumpido, la diseñadora cerró su taller y abandonó la industria afectada por la crisis, tras un año de aventura empresarial con una tienda en Madrid.

 

En 2012, March regresó al sector para liderar la dirección creativa de Pedro del Hierro. La tarea no estuvo exenta de retos. “El tamaño de las colecciones, los plazos… no es lo mismo una línea de 200 referencias que una de 500”, explica la diseñadora. “En una empresa más pequeña estamos todos conectados de una manera natural y sencilla, compartimos un mismo espacio”, añade.

 

 

 

 

De su paso por la gran distribución, March extrajo varios aprendizajes: coordinar a un equipo formado por dos centenares de personas, los retos de la internacionalización y la importancia de la planificación draconiana. La presión, según la creativa, no es exclusiva de los grandes grupos, sino que también existe en las marcas pequeñas

 

En 2016, menos de un año después de abandonar súbitamente Pedro del Hierro, March emprendió por segunda vez con su firma homónima de moda femenina. Acompañada por un equipo de doce personas y colaboradores externos, la diseñadora acumula ya tres colecciones a sus espaldas, concebidas desde su taller en Madrid. La distribución de la marca está por ahora focalizada en el canal multimarca físico y online, donde cuenta con algo más de una decena de clientes en todo el mundo, entre ellos la plataforma online Net-a-porter, y el grupo estadounidense Saks Fifth Avenue.

 

Próximamente, la compañía llegará a Hong Kong y Australia de la mano de los grandes almacenes Lane Crawford y Myer, respectivamente. “Si quieres rentabilizar esta afición tienes que darle forma de negocio y sacarle algún jugo a esa pasión personal”, apunta March.

 

 

 

 

La fabricación de todas sus creaciones se realiza en España. Para el aprovisionamiento, la diseñadora se abastece de tejidos como la seda en países como Italia, Francia y Japón. En enero y julio, la marca cuenta con oficinas temporales de venta en París, aunque muchos de sus compradores llegan a sus prendas por otras vías. “Parte de mis clientes me han descubierto a través de redes sociales y no por mi despacho temporal en París”, explica.

 

Trayectoria

Oportunidad es la palabra que la creativa utiliza para definir el momento que atraviesa el sector en la actualidad. “Hay que tener una mente muy abierta, ya que ahora se puede llegar a un público más amplio y sin necesidad de intermediarios”, sostiene la diseñadora. March parece haber encontrado al fin el tempo en el que se mueve como pez en el agua, tras casi dos décadas de vinculación al sector.

 

Carmen March nació en la ciudad balear Palma en 1974. La diseñadora pertenece a toda una saga familiar dedicada a la banca y propietaria de uno de los mayores grupos financieros españoles de capital familiar, Banca March. Sin embargo, ella decidió encaminar su carrera hacia el sector de la moda en la década de los noventa. Entonces, la diseñadora colaboró con la firma Duyos&Paniagua, a la que ayudó a organizar su primer desfile en Cibeles, y posteriormente con Javier Larrainzar. En el año 2000, la creativa puso en marcha la marca Egotherapy junto al diseñador Juanjo Oliva.

 

 

 

 

Ese mismo año, March empezó a desarrollar sus propias colecciones en su tienda taller de Madrid. No fue hasta 2004 cuando la diseñadora debutó en solitario en la Pasarela Gaudí y, un año después, en la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week Madrid.

 

En 2009, Carmen March inauguró su taller de costura en la madrileña calle de Puigcerdá, un espacio donde sus colecciones de prêt-à-porter se entremezclaban con libros y objetos de decoración, y fue invitada a presentar sus creaciones en la semana de la moda de Nueva York. “La pasarela sigue teniendo un gran peso, aunque se puede conseguir la misma energía y sensación de estreno con otros formatos”, sostiene.