Empresa

Caja, deuda e inventario: el músculo atrofiado de los grandes almacenes ante el coronavirus

Los grandes almacenes se enfrentan a la crisis del coronavirus con las cuentas debilitadas por años de Apocalipsis Retail, cajas menguadas y abultadas deudas y stock.

Iria P. Gestal

4 may 2020 - 04:44

Caja, deuda e inventario: el músculo atrofiado de los grandes almacenes ante el coronavirus

 

 

 

Llueve sobre mojado en los grandes almacenes del mundo. El canal de distribución estrella durante décadas se enfrenta hoy a un nuevo golpe sin haberse apenas recuperado del anterior. Tras años de Apocalipsis Retail, las empresas de grandes almacenes se enfrentan a la crisis del coronavirus con la caja mermada, altos niveles de deuda y stock, un grado mínimo de internacionalización y con un proceso de transformación a medio camino interrumpido por la pandemia.

 

Un ejemplo de ello son los grandes almacenes estadounidenses Macy’s, el mayor grupo del sector. La compañía, que opera también con las cadenas Bloomingdale’s y Bluemercury y cuenta con 680 establecimientos, acumula una deuda de 4.160 millones de dólares (3.831 millones de euros), la mayor de todos los grandes grupos cotizados.

 

Su caja a cierre de 2019 se situaba en 685 millones de dólares (631 millones de euros). Tras el estallido del Covid-19, la empresa suspendió el reparto del dividendo y recortó gastos no esenciales.

 

 

 

 

El plan de acción incluía también un préstamo de 1.500 millones de dólares y el despido temporal de “la mayoría” de sus 130.000 trabajadores. “Las medidas tomadas para mantener la flexibilidad financiera no han sido suficientes”, justificó la compañía. La empresa tendrá además que enfrentarse a la reapertura con el mayor stock del sector, de casi 5.800 millones de dólares.

 

La situación más crítica es la de Neiman Marcus, que se encuentra al borde de la bancarrota tras no poder hacer frente al vencimiento de una deuda a finales de marzo. La empresa debe en total unos 4.800 millones de dólares, de los cuales 6.000 millones los arrastra desde su venta en 2013 a sus actuales propietarios, Ares Management Corp y Canada Pensión Plan Investment Board.

 

JC Penney, que acumula una deuda de 5.000 millones de dólares, también se ha saltado el pago de un vencimiento y medios estadounidenses como WWD recogen que también podría verse abocada a un concurso de acreedores.

 

 

 

 

Entre los gigantes estadounidenses, uno de los mejor posicionados para hacer frente a la crisis es Kohl’s, que cuenta con menos deuda que Macy’s (unos 1.800 millones de dólares) y más caja, de 723 millones de dólares. El stock, por su parte, asciende a 3.257 millones de dólares.

 

También Nordstrom cuenta con una sólida posición financiera, con 853 millones de euros de caja y equivalentes, y una deuda menor a la de sus rivales, de 2.676 millones de dólares. Sin embargo, su nivel de inventario es el mayor del sector en relación a su facturación, con un stock acumulado por valor de 1.920 millones de dólares.

 

Para hacer frente al coronavirus, la empresa dispuso de 800 millones de dólares de su línea de crédito y recortó su plantilla.

 

Europa y Latinoamérica

La situación se repite, con excepciones, entre los gigantes de Europa y Latinoamérica. El principal hándicap para el gigante chileno Falabella, con unos 511 grandes almacenes y 43 centros comerciales en el continente, es su elevado nivel de inventario, que asciende a 1.332.853 millones de pesos (1.459 millones de euros), muy cerca de los 1.768 millones de euros que tiene Nordstrom en stock, pese a que la estadounidense factura 5.000 millones de euros más.

 

Tras el cierre de tiendas, la compañía se ha volcado en la digitalización. Si bien ha congelado su presupuesto de inversión para renovar sus tiendas y ampliar su red comercial, mantiene la inversión prevista para acelerar su digitalización.

 

Además, Falabella se ha sumado a la campaña Apóyame, liderada por el Ministerio de Economía y la Cámara de Comercio de Santiago, y ha abierto su ecommerce a pequeñas y medianas empresas del país.

 

 

 

En México, El Palacio de Hierro, que presentó el jueves sus resultados trimestrales, subrayó que cuenta “con una sólida posición de caja y efectivo disponible”, con una caja de 5.170 millones de pesos (198 millones de euros), un 58,9% más que en el mismo periodo del año anterior.

 

La empresa ha lanzado la campaña Estamos Totalmente Contigo, que incluye la atención virtual o telefónica de sus personal shoppers, el servicio de recogida en tienda, la entrega a domicilio de comida de sus restaurantes y actividades online de wellnessmindfulness y moda a través de sus redes sociales.

 

Peor es la situación en Europa. Tres de los mayores grupos de grandes almacenes del continente han entrado en concurso o se encuentran en una situación crítica, y el resto han puesto en marcha duras medidas de contingencia para hacer frente a la pandemia.

 

El gigante finlandés del retail Stockmann, que fue socio de Inditex en su desembarco en el país, entró en los juzgados a principios de abril tras registrar una “drástica” caída de ventas. La empresa, fundada en 1862 en Helsinki, factura 386,8 millones de euros y cuenta con 464 tiendas en 18 países. En un comunicado remitido al regulador bursátil finlandés, la empresa explicó que la buena evolución de las ventas online no pudo compensar el descenso de la facturación offline.

 

 

 

 

También la británica Debenhams ha entrado en los juzgados por segunda vez en un año por el impacto del coronavirus. La empresa también llevó a liquidación sus filiales de Irlanda, donde contaba con once tiendas, y Hong Kong, y pidió a sus caseros un aplazamiento de cinco meses.

 

El gigante alemán Kardstadt Kaufhof, controlado por Signa, se ha acogido al denominado Protective Shield Proceedings, un mecanismo de la ley alemana de insolvencia que permite a la empresa preservar la liquidez y focalizarse en la reestructuración. La empresa, con 240 tiendas en Europa, deja de ingresar unos 80 millones de euros cada semana de cierre, según estimaciones del grupo.

 

La deuda es el principal problema de Marks&Spencer, el mayor grupo británico de grandes almacenes. La empresa cuenta con un pasivo de 1.550 millones de libras (1.777 millones de euros) y sólo 285 millones de libras (327 millones de euros) en caja, además de un inventario que supera los 700 millones de libras (800 millones de euros).

 

La compañía ha recurrido a las líneas de financiación del Gobierno y ha llegado a un acuerdo con los bancos para “relajar sustancialmente o eliminar” las condiciones de su línea de crédito de 1.100 millones de libras.

 

 

 

 

Con estas medidas, la compañía tendrá un volumen “importante” de crédito sin disponer para los próximos 18 meses. Marks&Spencer tampoco repartirá dividendo este ejercicio, lo que supondrá un ahorro de 210 millones de libras.

 

Por su parte, El Corte Inglés, que realizó el mayor expediente de regulación temporal de empleo (Erte) de España, firmó a principios de abril una línea de crédito de 1.311 millones de euros.

 

Este préstamo se sumó a otro que El Corte Inglés obtuvo a finales de febreroEl grupo acordó una financiación de 2.000 millones de euros con veinticuatro entidades financieras. Entonces, la compañía obtuvo novecientos millones de euros en préstamos a largo plazo y 1.100 millones de euros en una línea de crédito para hacer frente a las necesidades de circulante.

 

 

 

 

El grupo español tiene parada parte de su actividad desde la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo. El Corte Inglés mantiene únicamente abierta la división de supermercado de sus centros y todavía no tiene fecha clara para la reapertura, ya que los grandes almacenes no están contemplados en el plan de desescalada del Gobierno.

 

Mucho más saludable es la situación del rey japonés de los grandes almacenes, Isetan Mitsukoshi. La empresa tiene una caja de 57.727 millones de yenes (499 millones de euros) y el menor inventario entre sus competidores, de 9.809 millones de yenes (84 millones de euros).

 

La empresa prevé cerrar el ejercicio con unas pérdidas de 11.000 millones de yenes (95 millones de euros), frente al beneficio de 7.000 millones de yenes (60 millones de euros) previstos inicialmente.