Empresa

Bimba y Lola, de casta le viene al galgo

C. Pareja

9 oct 2015 - 04:50

Aunque el refranero español tenga dichos para todas las situaciones, de casta le viene al galgo cobra todo el sentido con Bimba y Lola. Y no sólo porque su logotipo más extendido por todo el mundo sea la silueta de esta raza de perro. La casta le viene de su familia fundadora, los Domínguez, una de las más representativas del sector en Galicia y con más solera en el negocio de vender moda. Lo del galgo, por buscarle un por qué (que lo tiene), viene de los perros de una de las fundadoras de la empresa, que se creó de la mano de María y Uxia Domínguez en 2006.

 

Las hermanas Domínguez comenzaron su andadura en el sector en Sociedad Textil Lonia, empresa que habían fundado Jesús Domínguez (padre de las dos hermanas), Josefina Domínguez y Francisco Domínguez cuando el cuarto hermano en discordia, Adolfo Domínguez, optó por hacerse con el 40% de su firma homónima y sacar el 60% restante a bolsa para comprarles sus participaciones en el grupo.

Una vez formadas y con un bagaje lo suficientemente extenso como para encarar la creación de una nueva compañía, las hermanas Domínguez (siempre con Jesús Domínguez en la sombra) constituyeron en 2005 la sociedad Moet&Mos, que más adelante pasaría a denominarse Bimba y Lola.

 

Con una inversión inicial de quince millones de euros (según recoge el libro Secretos de Familia: las guerras del poder, escrito por Agustí Sala), Bimba y Lola abrió su primera tienda en Bilbao, para más tarde apostar por Madrid y Barcelona. En sólo un año, la compañía familiar ya contaba con cerca de sesenta puntos de venta, convirtiéndose en un fenómeno de la moda española y ganándose el título de la firma de moda femenina de más rápido crecimiento de los últimos años. La compañía alcanzó en los primeros años de su andadura en el sector una cifra de negocio que rozaba los veinte millones de euros y una plantilla cercana a los 230 trabajadores. De perfil bajo y con una comunicación escasa, las fundadoras de Bimba y Lola no son de conceder entrevistas ni de airear sus planes de expansión.  Según fuentes cercanas a la empresa, el cerebro del grupo está integrado por un equipo de veinte jóvenes, entre gestores y diseñadores, que trabajan en las oficinas centrales de la compañía en Mos, en el cinturón industrial de Vigo.

 

En 2009, con una trayectoria de sólo cuatro años, la compañía ya había tejido una red de cien tiendas en el mundo y contaba con presencia en mercados como Portugal, Francia u Oriente Medio. Más adelante llegó Reino Unido (donde en la actualidad cuenta con una red de distribución formada por cinco establecimientos) y Latinoamérica, un mercado en el que la compañía se ha desarrollado en los últimos años, con tiendas en México, Colombia y Venezuela, entre otros países.

 

 

CRECIMIENTO Y APERTURA DE CAPITAL

 

Por su ritmo de crecimiento y su penetración entre el público femenino con un poder adquisitivo medio-alto, Bimba y Lola ha llamado la atención de inversores a lo largo de los últimos años. En 2013, la cadena volvió a acaparar titulares al negociar la entrada de L Capital, el brazo inversor del gigante del lujo LVMH, en su capital. La compañía contrató al banco de inversión Socios Financieros para buscar un socio que le ayudara a financiar su internacionalización.

 

En marzo la compañía recibió una inyección de 10 millones de euros en forma de crédito del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para hacer frente a su expansión.

 

Dicho año se convirtió en el del cambio para Bimba y Lola: la empresa nombró por primera vez a un director general, Nicolás Corral, y revisó toda su imagen para impulsar su crecimiento en el mercado internacional.

 

La empresa ha continuado en 2015 con su expansión en el mundo con el objetivo de mantener el ritmo de crecimiento a dos dígitos. En abril, el grupo entró en el mercado coreano con la apertura de dos puntos de venta en centros comerciales del país. A lo largo del ejercicio en curso, los planes de la compañía pasan por reforzar su presencia en Corea del Sur, donde espera abrir otras 25 tiendas en cinco años.

 

Otros mercados que la empresa tiene en el punto de mira son Reino Unido, donde prevé finalizar el año con tres tiendas más, y Francia, donde busca replicar la expansión conseguida en España.

 

Con una red de distribución formada en la actualidad por 200 establecimientos, Bimba y Lola ha ido, año tras año, elevando su cifra de negocio. Si en 2010 la compañía logró superar los 60 millones de facturación, en 2011 Bimba y Lola continuó su buena racha al elevar sus ventas un 18%.

 

La crisis económica y la caída del consumo impactaron en la compañía en 2012, cuando su volumen de negocio se mantuvo estable. Si bien es cierto que 2013 fue un punto y aparte en la historia de la compañía en cuanto a su estructura, también lo fue en cuanto a facturación: los mercados internacionales (de donde actualmente obtiene el 25% de sus ventas) dieron sus frutos y la empresa volvió a registrar crecimiento en su facturación, un 4,8%, hasta 77,6 millones de euros.

 

El pasado año se convirtió en el de mayor crecimiento para la cadena de moda femenina, al quedarse a las puertas de los 100 millones de euros de facturación, con un crecimiento del 27%. Su resultado antes de impuesto se situó en 10,6 millones de euros.