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Anomalie, personalización online y talento de Cupertino para irrumpir en el nicho nupcial

La empresa está especializada en la venta de vestidos personalizados y a medida a través de la Red.

J. C.

6 may 2019 - 04:56

Anomalie, personalización online y talento de Cupertino para irrumpir en el nicho nupcial

 

 

Warby Parker rompió las reglas del sector de la óptica desde las aulas de la Universidad de Wharton. Hoy, otras compañías le toman el relevo en sectores como la cosmética, la moda nupcial o incluso el tradicional negocio del lujo.


¿Quiénes son hoy los reyes del hype? ¿Quién está detrás de las start ups más punteras del negocio de la moda?  Cuando el ecommerce es ya la norma, ¿qué distingue a estas compañías disruptivas?


En esta séptima edición del Quién es Quién de Empresas de Moda en España, patrocinado por Moddo, Modaes.es repasa las compañías que están escribiendo las nuevas reglas del sector a golpe de innovación.

 

 

 

 

El proceso de compra de un vestido de novia apenas ha variado a lo largo de las últimas décadas: acudir a la tienda, probar y elegir un modelo, y realizar los arreglos. La digitalización ha impactado en el paso previo, la búsqueda, pero no ha terminado de irrumpir en el sector como lo ha hecho en el resto del negocio de la moda. Algunas start ups han tratado de hacerse un hueco en este segmento, pero muchas se han quedado por el camino. Anomalie quiere romper la norma.

 

La empresa se ha abierto paso con un proceso de compra exclusivamente digital, pero largo y personalizado, que trata de emular la experiencia de comprar un vestido de novia a pie de calle. En el back office, una supply chain bien engrasada entrega el vestido en ocho meses sin perder margen por el camino en grandes flagship stores.

 

De hecho, el background de los fundadores de Anomalie no es en moda, sino en operaciones y finanzas. Leslie Voorhees Means y su marido, Calley Means, se conocieron cursando un MBA en Harvard tras ocupar puestos de responsabilidad en start ups y multinacionales como Apple o Nike.

 

 

 

Ella era una ingeniera que, como muchas emprendedoras en este sector, tuvo la idea a raíz de su propia experiencia como compradora. Durante una visita a Shanghái, adonde viajaba frecuentemente mientras trabajaba para Apple, conoció la localidad de Suzhou, un importante hub productivo del sector nupcial. Means decidió encargar a un productor local su propio vestido de novia, y gracias al boca a boca terminó haciendo de puente entre él y otras amigas.

 

Este fue el punto de partida de Anomalie, que ha hecho de la personalización su principal factor diferencial: las clientas deciden su vestido desde el inicio, diseñando el patrón y eligiendo las fornituras y el tejido. El proceso completo puede extenderse hasta un año y comienza con dos llamadas: una en la que una asesora explica el proceso de creación del vestido, y otra, de hasta una hora, con una estilista que aconseja a la clienta en el diseño.

 

En un segundo paso, la consumidora recibe en casa muestras de tejido, un boceto del vestido y una cinta de medir para tomarse las medidas y, en ocho meses, recibe el vestido y una última comunicación con Anomalie para agendar una cita con una modista si se necesitaran hacer arreglos. De media, los vestidos cuestan alrededor de 1.400 dólares. La empresa también vende velos por alrededor de cien dólares.

 

 

 

 

¿El secreto? En una entrevista con Forbes, Leslie Voorhees Means explicó que los vestidos de boda se limitan a un número finito de variables: unas pocas siluetas, tejidos y colores, por lo que la producción personalizada puede escalarse.

 

El reto es titánico: la empresa opera en un sector hiperfragmentado y complejo. En Estados Unidos, donde tiene su sede Anomalie, el gigante David’s Bridal, uno de los mayores grupos el sector en el mundo, tiene una cuota de mercado del 30%. Rivales como Bhldn, propiedad de Anthropologie, o Kleinfeld Bridal, popularizada por el programa Say yes to the dress, apenas llegan al 1%, según un estudio de Ibis World recogido por The New York Times.

 

Anomalie ya ha comenzado a seducir al capital, atrayendo a inversores de start ups como Stitch Fix, Glossier, Warby Parker, Allbirds o Casper. La empresa cerró su primera de financiación  en 2017, en la que levantó de 6,3 millones de dólares y que supuso la entrada de Liquid 2 Ventures, Maveron, Signia Venture Partners y Lerer Hippeau en el capital. Ese mismo ejercicio, la start up superó el millón de dólares de facturación. Anomalie ha armado un equipo de cincuenta personas procedentes de grupos como Vera Wang, David’s Bridal, Apple, Uber, Airbnb o Stitch Fix.

 

 

 

 

Los fundadores

Leslie Voorhees Means, ingeniera mecánica de formación, trabajó en los departamentos de producción y desarrollo de producto de Nike, trabajó para la start up de calzado M. Gemi, fue product operations manager en Apple durante un año antes de emprender. Calley Means, por su parte, se formó en la Universidad de Stanford y lideró las operaciones de appscomo Drop Messages o Zenefits antes de poner en marcha Anomalie. Ambos se conocieron mientras estudiaban un MBA en Harvard.