Empresa

Aninoto completa su reestructuración y se lanza a la conquista de nuevos mercados

12 ago 2010 - 00:00

P. Riaño.- El juez que se hizo cargo en 2008 del proceso que enfrentó a las familias Llagostera y Armengol no sabía qué era Aninoto. Preguntó a su mujer, a su madre y a otras conocidas, que rápidamente le pusieron al día sobre la marca y su especialidad: los pantalones. Dos años después de su paso por los juzgados, Aninoto da por concluida la primera fase de su reestructuración y se enfrenta a la prueba del mercado con el lanzamiento de su nueva colección, con la que pretende dar el salto al extranjero.Desde mediados de 2008, la familia Llop Llagostera es propietaria al cien por cien de Aninoto, tras adquirir a los Armengol el 50% de la empresa, fundada en Sabadell (Barcelona) en 1978. La incorporación a la dirección de la compañía de la segunda generación de ambas familias provocó divergencias entre ambas acerca del futuro de la compañía, un conflicto que terminó con la salida del capital de los Armengol. Desde aquel momento, la compañía está liderada por Mercè Llagostera, hija de los fundadores de la empresa. El cambio accionarial en Aninoto supuso la puesta en marcha de un proceso de reorganización con el objetivo de rejuvenecer la marca y alejarse de la imagen de producto únicamente para señoras. “Gestionar el cambio ha sido complicado y más en el contexto actual de crisis económica”, explica Llagostera. El primer aspecto que atacó la familia Llagostera fue el personal, desde el equipo directivo hasta el de diseño. “Renovamos los cargos ejecutivos y reestructuramos la plantilla con fichajes de compañías como Burberry, Miguel Gil o Torradas”, sostiene. La plantilla de Aninoto está formada actualmente por treinta personas, diez menos que hace dos años. Todas ellas están ubicadas en la sede del grupo, en Sabadell, donde se realizan tareas de patronaje, corte, diseño, administración o logística. La fabricación siempre ha sido externa y hoy en día se centraliza en diferentes talleres de Portugal, con tejidos comprados en Italia en un ochenta por ciento.Los cambios en la plantilla tenían un objetivo concreto: modernizar la empresa, tanto desde el punto de vista organizativo como de producto. “El cambio lo pide el propio mercado, y no sólo en España, sino que para internacionalizar era necesario introducir nuevas colecciones -asegura Llagostera-; si no hubiéramos hecho el cambio quizás no existiríamos”. La compañía está a punto de sacar al mercado la primera colección completa tras la reestructuración. Además de los productos tradicionales (dirigidos a una mujer clásica que busca “el pantalón de siempre”) y de la línea más joven Nino, la empresa lanzará la colección Aninoto Vintage. El precio medio de todas sus líneas oscila entre los 120 euros y los 300 euros. El 75% de las prendas de Aninoto son todavía pantalones, pero este porcentaje descenderá a medida que las nuevas colecciones se vayan potenciando. “Nuestra intención es reducir las piezas clásicas y apostar por colecciones completas, porque hoy en día si no ofreces un total look es complicado posicionar la marca”, explica Llagostera, que añade que la compañía lanza al mercado más de dos colecciones al año.Promoción e internacionalización “Queremos que Aninoto se posicione en el extranjero como una marca de referencia y recuperar la fuerza que llegó a tener en España”, afirma Llagostera. La compañía, que ha financiado la reestructuración con fondos propios, nuevos recursos inyectados por la familia y deuda, está centrada actualmente en dar a conocer todos los cambios introducidos, llevando la firma a ferias de todo el mundo. El próximo octubre, Aninoto viajará a la feria de Dubai y en enero, a París. “A partir de ahí iremos sumando plataformas”, sostiene. El inicio del camino hacia la internacionalización ha forzado a la compañía a crear su primer departamento de exportación. Actualmente, prácticamente el cien por cien de las ventas de Aninoto de realizan en España (salvo un pequeño porcentaje que ya se vende en Francia), a través de entre 800 y 900 puntos de venta multimarca. “Nuestra intención en Dubai es buscar contactos comerciales en Oriente Medio –explica la ejecutiva-; si los encontramos, nos plantearíamos abrir allí nuestras primeras tiendas propias, tanto en España como en el extranjero”. La salida al exterior permitirá a Aninoto capear la caída del consumo en el mercado español, que ha implicado el cierre de algunos de comercios donde distribuía sus prendas hasta ahora. La compañía, que no quiere facilitar la facturación del último ejercicio, alcanzó unas ventas de 10,5 millones de euros en 2007. “Ya percibimos una recuperación en los pedidos, pero preferimos no hacer previsiones hasta haber pasado la prueba del mercado con esta primera colección”, concluye Llagostera.