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2018, el año en que El Corte Inglés encaró su transición

El Corte Inglés da carpetazo a uno de los años más complejos de su trayectoria.  En medio de una guerra interna, el grupo ha refinanciado una deuda de 3.650 millones, ha ejecutado su primera emisión de bonos y ha dado entrada en su accionariado a un inversor ajeno a su entorno.

S. Riera

20 dic 2018 - 04:55

2018, el año en que El Corte Inglés encaró su transición

 

 

El Corte Inglés ha atravesado un año de transición. En medio de una batalla interna por tomar el control del grupo entre Dimas Gimeno, el anterior presidente de la compañía (nombrado por su predecesor, Isidoro Álvarez), y sus primas, Marta y Cristina Álvarez, el grupo ha hecho frente a un año determinante para garantizar su futuro. La compañía ha tenido que refinanciar una deuda que asciende a 3.650 millones de euros; dar entrada en el capital al jeque catarí Sheikh Hamad Bin Jassim Bin Jaber Al Thani, el primer accionista externo al núcleo familiar y más próximo del grupo, y poner en valor de un modelo de negocio puesto en duda en Estados Unidos y en Reino Unido con el azote del Apocalipsis Retail.

 

Conflicto familiar

Tras dos años de conflicto, la tensión entre Dimas Gimeno, a quien Isidoro Álvarez hizo heredero del timón de El Corte Inglés, y las hijas adoptivas del ex presidente, las hermanas Álvarez, fue escalando en la primera mitad del año a medida que en esta especie de partida de ajedrez se avanzaba hacia el jaque mate.

 

El consejo de administración de la empresa fijó a finales de mayor la primera fecha en el calendario para poner el cargo de Gimeno sobre la mesa. En aquel encuentro, Marta y Cristina Álvarez solicitaron la destitución del ejecutivo en el turno de ruegos y preguntas. El entonces presidente del grupo salió ileso de este combate, pero cayó en el siguiente y trasladó el conflicto a los juzgados.

 

 

 

 

En una reunión extraordinaria del consejo de administración celebrada en junio se nombró por unanimidad nuevo presidente del grupo a Jesús Nuño de la Rosa, uno de los hombres fuertes de las hermanas Álvarez, que en los últimos dos años había ascendido a la primera línea de la ejecutiva de la compañía al haber tomado una de las sillas del consejo y ser nombrado co consejero delegado. Se abrió entonces un periodo de negociaciones para continuar presionando para la salida de la empresa de Gimeno.

 

La intensidad de la batalla volvió a elevarse a las puertas de la junta anual de accionistas, en la que debía ser aprobada la destitución del entonces ya ex presidente como miembro del consejo. Horas antes de aquel encuentro, Gimeno anunció su salida y se comprometió a retirar las demandas que había interpuesto ante los tribunales.

 

Sin embargo, el conflicto familiar está aún lejos de resolverse. En septiembre, un mes después de la salida de Gimeno del grupo, se admitió a trámite una demanda de María Antonia Álvarez, hermana de Isidoro Álvarez y madre de Dimas Gimeno, contra la adopción de Marta y Cristina Álvarez. Las hermanas poseen el 15% de las acciones de El Corte Inglés a través de la sociedad Iasa, como parte de la herencia de su padre adoptivo. Esta sociedad aglutina el 22,18% del capital del grupo de grandes almacenes y es su segundo máximo accionista tras la Fundación Ramón Areces. Marta y Cristina Álvarez comparten el capital de Iasa con Dimas Gimeno y sus tíos César y María Antonia Álvarez. Las primeras poseen el 69% de esta sociedad.

 

 

Una deuda de 3.650 millones de euros

A principios de año, El Corte Inglés cerró un pacto con una decena de bancos para refinanciar una deuda que ascendía entonces a 3.650 millones de euros. Con aquel acuerdo, el grupo logró una bocanada de oxígeno para su situación financiera. No obstante, parte de aquel pacto implicaba un préstamo puente de 1.200 millones de euros a doce meses. Este tramo marcó el ejercicio, ya que puso en marcha una cuenta atrás para ejecutarlo. El grupo activó, por un lado, una política de desinversiones de hasta 2.000 millones de euros, que ha conllevado la venta de varios inmuebles, así como su negocio de informática, que finalmente no llegó a cerrar. Por otro lado, la compañía realizó su primera emisión pública de bonos.

 

La operación se realizó por un importe de 600 millones de euros y se eligió para ello la bolsa de Dublín (Irlanda). La emisión de bonos ha conllevado también por primera vez en su trayectoria la exposición pública de El Corte Inglés. Agencias de calificación con Standard&Poor’s o Moody’s han mostrado las puntos fuertes y débiles del gigante español de los grandes almacenes, poniendo en valor su posicionamiento privilegiado en el mercado español y el conocimiento de marca, pero acusando también su elevado endeudamiento y su falta de internacionalización.

 

 


 

 

Un modelo en cuestión

Los grandes almacenes, un negocio liderado en Europa por El Corte Inglés (cuarto en el ránking mundial), son un modelo del que todo el mundo duda. Los nuevos hábitos de consumo han hecho que los compradores se desplacen a otro tipo de espacios, ya sean digitales o físicos. En Estados Unidos, Macy’s, Sears, Kohl’s o Nordstrom se han convertido en los máximos exponentes del llamado Apocalipsis Retail, es decir, el cierre masivo de tiendas físicas que comenzó el año pasado. Con tráfico a la baja en sus puntos de venta, El Corte Inglés no escapa de esta amenaza internacional.

 

De hecho, siguiendo la teoría del gurú japonés del retail, Tsutomu Okuda, según la cual sólo cabe un gran almacén por cada millón de consumidores, a El Corte Inglés le sobran la mitad de sus complejos.

 

A diferencia de sus homólogos internacionales, el grupo español sigue creciendo y mejorando la rentabilidad, aunque aún está lejos de los niveles precrisis. La contracción del consumo por la crisis económica mundial dio de lleno a El Corte Inglés. Aunque acumula tres años de recuperación, los 15.935 millones de euros de facturación con que cerró 2017 están lejos de los 16.413,4 millones de euros de 2010. En 2017, el grupo registró un beneficio neto de 202 millones de euros, a distancia aún de los 319 millones de euros de siete años atrás.

 

 

Reordenación del capital y del consejo

Nuño de la Rosa, como nuevo presidente del grupo, tuvo que encarar en pocos días la entrada en el accionariado del inversor catarí Al Thani. Ex primer ministro de Qatar y accionista de compañías como Deutsche Bank o KBL Luxemburgo Bank, Al Thani entró en El Corte Inglés en 2015 a través de un préstamo de mil millones de euros convertible en acciones en tres años. En julio, aquel préstamo venció.

 

Siguiendo el acuerdo sellado tres años atrás, Al Thani cobró los intereses del préstamo, que ascendían a 225 millones de euros. Con esta operación, el inversor catarí se convirtió en la primera persona ajena a la empresa y al entorno inmediato de El Corte Inglés en entrar en su capital con una participación del 10%. En la actualidad, es el tercer mayor accionista del grupo.

 

Por otro lado, con la salida de Gimeno, se incorporó al consejo el catedrático de Economía Fernando Becker, quien se sumó al consejo para avanzar en su profesionalización y en las prácticas de buen gobierno corporativo.

 

 

 

 

Nueva política comercial para ‘arañar’ rentabilidad

El Corte Inglés empezó en 2018 a mover ficha en su relación con sus inquilinos. La compañía ha puesto un canon fijo que las marcas que operan en sus complejos tienen que pagar si no alcanzan los objetivos de ventas.

 

Esta medida en el alquiler de sus espacios está permitiendo a El Corte Inglés mejorar sus márgenes por metro cuadrado, según aseguró la agencia de calificación Moody’s en un informe. El grupo opera con dos modelos de negocio: la venta multimarca, en la que El Corte Inglés compra la mercancía y la vende con sus propios empleados; y los corners, con los que las marcas asumen todo el riesgo con su propia mercancía, empleados y mobiliario.

 

 

 

 

En esta última modalidad, el grupo cobraba a las marcas un fee variable en función de sus ventas netas. Con el nuevo modelo, la empresa busca incentivar a las marcas a que tengan siempre una mejor oferta para impulsar su negocio. La agencia de calificación confiaba en que esta nueva medida no hará perder clientes a El Corte Inglés porque la compañía continúa teniendo entre sus fortalezas ser un escaparate de moda, tener las mejores ubicaciones y asegura un tráfico importante. No obstante, el sector discrepa de esta medida, en un momento en que el ecommerce resta afluencia de público al offline.

 

Por otro lado, El Corte Inglés ha dado este año un salto adelante en internacionalización y digitalización tras sellar una alianza con el gigante chino del ecommerce Alibaba. A finales de año, el grupo firmó un acuerdo con la compañía de Jack Ma para introducir las marcas propias del grupo y a aquellas que comercializa en sus establecimientos en las plataformas Tmall y Aliexpress Por su parte, Aliexpress podrá desarrollar corners y otros espacios físicos en los complejos comerciales de El Corte Inglés.

 

Ambas empresas también se han propuesto trabajar de manera estrecha en la utilización recíproca de infraestructuras y canales logísticos. De este modo, Aliexpress podrá utilizar la red de centros de El Corte Inglés para la recepción de sus pedidos online.

 

Además, el acuerdo tiene también una vertiente de desarrollo tecnológico. En este sentido, Alibaba da acceso a El Corte Inglés de un paquete integral de soluciones de cloud computing, que incluyen el análisis de big data para la toma de decisiones empresariales a tiempo real, y herramientas de inteligencia artificial para personalizar la oferta.