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Xavier Marcet (Lead to change): “La innovación es algo constante, necesita cierta gimnasia”

S. Riera

12 mar 2015 - 04:50

Xavier Marcet es presidente de la consultora Lead to change, especializada en innovación estratégica y con oficinas en Barcelona, Boston y Santiago de Chile. Empresas como HP, Sony, Repsol, Agbar, Seat, Telefónica, La Caixa o Laboratorios Esteve e incluso instituciones como la Universidad de Oxford o el Gobierno de España han confiado en la visión estratégica de Marcet sobre la innovación. Para el consultor, las empresas deben tomar la innovación como algo sistemático en un entorno que cambia de manera constante.

 

Pregunta: La palabra innovación, ¿no está muy manida?

Respuesta: Es una de las palabras de las que más se ha abusado en el mundo de la gestión empresarial en los últimos años. Nos cansaremos de la palabra antes de que consigamos sus resultados.

 

P.: ¿Qué es para usted innovar?

P.: No me complico: innovar es traer ideas nuevas al mercado.

 

P.: Las empresas de moda crean nuevas colecciones como mínimo cada seis meses. ¿Eso es innovación?

P.: Sí, pero una cosa es que haya colecciones nuevas, algo que forma parte de la lógica del sector, y otra cosa diferente es que se innove en el modelo de negocio, ya sea en la relación con los usuarios o en la forma con la que se gestiona la ropa. Cuando hablamos de innovación nos referimos a nuevas soluciones y cambios que transmiten unos valores nuevos.

 

P.: En el momento económico actual, ¿hay voluntad en las empresas para innovar o prefieren no arriesgarse?

P.: Siempre se mueven en esta duda. No obstante, hay un elemento que ha cambiado. Hasta ahora, las empresas basaban su estrategia sobre la planificación a cinco o diez años, pero hoy en día, todo cambia con gran rapidez y es difícil seguir planificando como hasta ahora. La innovación es cómo nos relacionamos en un entorno cambiante y muy competitivo. La innovación en las empresas ha crecido en los últimos años porque han entendido que la agilidad es importante, que es indispensable compaginarla con el talento, ya sea interno o externo, y saber aplicarla en el momento idóneo.

 

P.: En su blog dice que “no hay innovación sin riesgo, pero el riesgo no es innovar”. ¿Las empresas toman riesgos de forma equivocada?

R.: La innovación tiene también un índice de fracasos que la acompañan, que no es pequeño. Cuando se intentan hacer cosas nuevas, no todas prosperan y es importante saberlo. Se trata de aprender a fracasar de manera rápida y barata. Hay grandes referentes de la innovación, como Google, Apple o Amazon, que constantemente están probando cosas nuevas y muchas de ellas fracasan. Eso sí, las que tienen éxito, les ayudan a crecer. También es importante saber decir basta y saber ver si el mercado ya no acepta algún producto o servicio

 

P.: ¿Podría darnos algún ejemplo de empresa innovadora? ¿Alguna española?

R.: En moda, hay un caso muy estudiado, que es el de Zappos, una empresa que supo relacionarse con el consumidor de manera diferente en el momento adecuado. Innovar es ser creativo en el momento idóneo, si no tienes capacidad de tener ideas nuevas, no tienes base. Pero si tienes las ideas, pero no tienes capacidad para aplicarlas, tampoco te sirven. En España, Inditex es también un modelo de innovación.

 

P.: ¿Quién innova más, las empresas grandes o los emprendedores?

R.: Los pequeños tienen la ventaja de la estructura, pero, sin embargo, no cuentan con la capacidad financiera de los grandes. Los grandes acaban diseñando programas de anti elefante porque saben que tienen peso financiero, pero no cuentan con tanta agilidad en la toma de decisiones.

 

P.: ¿Es necesario cambiar la mentalidad de los empresarios españoles?

R.: Ha habido un cambio de mentalidad, que se ha percibido de manera clara y que además es en positivo. Sin embargo, todavía hay empresarios que siguen inercias del pasado, algunos sin resultados y otros que las realizan de manera sistemática. El mundo en que estamos deja pocas opciones: adaptación y capacidad de crear nuevos valores para el mercado. Hay empresas que han tenido mucho éxito, pero no han sabido ver qué parte de este éxito se debe al contexto. Los contextos cambian y, a veces, las fórmulas dejan de funcionar. La innovación es algo constante, necesita cierta gimnasia.

 

P.: ¿Cómo la moda puede ser innovadora?

R.: Cada vez se crearán más espacios para la moda y nuevas soluciones, siempre relacionadas con los clientes y con romper paradigmas, como por ejemplo, que la ropa dejara de ser de propiedad y se plantease como un servicio de uso, poder estar afiliado a tres o cuatro marcas y poder usar sus prendas en momentos determinados. Creo que en los próximos años empezaremos a ver cosas diferentes. A veces, la innovación no debe plantearse como realizar cosas muy exageradas, sino en aplicar miradas diferentes.

 

P.: ¿Se percibe una manera diferente de hacer las cosas entre los empresarios más jóvenes?

R.: Cada empresario es diferente, pero todos saben que, si se equivocan, pierden dinero. No se obliga a nadie a innovar, pero sí es cierto que, en general, la gran mayoría piensa que la manera de estar vivos es crear una sistemática para crear valor respecto a tu cliente en un entorno cambiante. Recuerdo que en el boom de la construcción, visitaba empresas que ganaban mucho dinero y me decían que no tenían tiempo para innovar. Hoy, ninguna de ellas existe. Hay una falacia en innovación y es que se improvisa más de lo que parece.

 

P.: ¿Deben también los empleados cambiar su mentalidad?

R.: Absolutamente. Hay muchas empresas que tienen enormes dificultades para trasferir la innovación en sus propias estructuras. La innovación implica cambios que afectan a los trabajadores y es aquí donde es más difícil a veces actuar, más incluso que en el aspecto tecnológico. A veces, el reto es desaprender, que es incluso más difícil que aprender. Uno tiene que ser capaz de olvidar que cosas que en el pasado han funcionado, ahora puede ser que no funcionen.

 

P.: ¿Desaprender? Pero si siempre se ha valorado la experiencia…

R.: Recuerdo una historia que siempre me ha hecho pensar muchísimo y es además una historia familiar. Yo procedo del mundo del textil. Viví en primera persona todo el desmantelamiento de la industria en Terrassa. Cuando la fábrica donde trabajaba mi padre cerró, él invirtió la indemnización en abrir una tienda de ropa con la idea de que la ropa tenía que estar hecha para durar toda la vida. Le costó todo su patrimonio entender que los clientes no quieren ropa para toda la vida. Fue una lección profunda para una persona que ha pasado toda su vida haciendo ropa de calidad. No es fácil cambiar el paradigma.

 

P.: ¿En qué consiste desaprender?

R.: Tenemos que ser capaces de desaprender  y de ver las nuevas reglas del juego. Saber más no te prepara mejor para ser innovador. Quizá te prepara para el contexto actual, para explotar lo que tienes, pero no para hacer cosas nuevas.