Back Stage

“What’s up?”, Hollister se estrena en Barcelona

7 oct 2010 - 00:00

Custodio Pareja.- Curiosos, de todas las edades, esperan ante la puerta de Hollister, que esta mañana ha abierto su segunda tienda en España en el centro comercial La Maquinista, en Barcelona. Muchos ya conocen la marca, pero otros, los más asombrados, esperan a que se desvele qué se esconde tras la caseta que recuerda a las playas de California.Un grupo de jóvenes, uniformados con una camisa de cuadros y jeans desgastados, están frente a la puerta en corro. Son los dependientes de la tienda, Hollister, que antes de empezar a trabajar han salido a ver cómo está el ambiente. Gran parte de la plantilla de Hollister, propiedad del grupo estadounidense Abercrombie & Fitch, son modelos, algo que ha marcado un antes y un después en el retail, tal y como explican los expertos. La inauguración, prevista para las diez de la mañana, se retrasa hasta las doce del mediodía. Han tenido problemas con la climatización del local, dicen los dependientes. “Sentimos mucho la espera, pero queremos que cuando piséis por primera vez la tienda os sintáis como en casa”, explica una joven a todos los que esperan. A las doce, por fin, se abren las puertas de la casa californiana. Un par de maniquíes en la puerta de entrada es lo único que se puede apreciar desde la calle. De esta forma, si alguien quiere saber qué tipo de ropa vende Hollister deberá entrar para descubrirlo.“What´s up”, dicen los dos chicos que están en la puerta. Con esta frase, desenfadada y muy habitual en Estados Unidos, dan la bienvenida a los primeros clientes, que se han acercado a la inauguración. Nada más cruzar esa puerta, inevitablemente el público es transportado a otro mundo. Un olor característico, que recuerda a madera vieja, es lo primero que distingue a Hollister. Una vez dentro, la oscuridad y la iluminación, calculada al milímetro para destacar las prendas, hacen el resto. Pantallas con proyecciones de gente haciendo surf emulan las ventanas de la casa; maletas viejas y baúles a modo de decoración se esconden entre los sillones, que invitan al visitante a sentarse un rato, coger una revista y observar el ambiente que hay en la tienda. Los empleados, chicos y chicas, pendientes del cliente, no dejan de preguntar, “¿necesita ayuda?” o simplemente saludando con un “hello!”, con un escenario de fondo plagado de banderas americanas. Los precios de las prendas no asustan, algo que el cliente valora especialmente en el contexto actual. Una sudadera puede costar, aproximadamente, 45euros, lo mismo que una camisa de cuadros como la que visten sus empleados. Unos vaqueros rondan los 60 euros. Quién entra a comprar a Hollister no entra a comprar sólo ropa, sino que busca ser un chico o una chica de la marca. No entra a por una prenda en concreto, sino que quiere unos vaqueros o una camisa idéntica a la que llevan los chicos de la puerta. Un nuevo concepto de marca ha llegado a España, ahora sólo falta ver cuántos chicos y cuantas chicas Hollister se ven por la calle a partir de ahora. Aunque el plato fuerte de la empresa esté por llegar con la apertura de las tiendas Abercrombie.