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‘Trench’, un siglo en las trincheras de Burberry

I. P. Gestal

9 oct 2015 - 04:47

‘Trench’, un siglo en las trincheras de Burberry

 

El ejército británico, Humphrey Bogart y Kate Moss tienen algo en común: todos han llevado un trench de Burberry. La histórica prenda creada en 1879 por Thomas Burberry fue un producto de su época y un emblema de los tiempos de la I Guerra Mundial que, sin embargo, continúa siendo actual, imperturbable ante el paso del tiempo y las tendencias. Pero sus orígenes se remontan a un siglo antes de que estallase la Gran Guerra.

 

En 1823, las prendas impermeables estaban hechas de algodón cubierto de caucho, un tejido resistente a la lluvia, pero poco transpirable e incluso propenso a derretirse bajo el sol.

 

Thomas Burberry, un vendedor de telas de 21 años, se inspiró en los impermeables que llevaban los pastores de Hampshire e inventó la gabardina, un tejido transpirable e impermeable hecho de hebras individuales de algodón o lana.

 

La prenda se convirtió en una tendencia entre los caballeros de la clase alta británica y el ejército del país la adoptó en la I Guerra Mundial.

 

La gabardina, cómoda, ligera, resistente y no tan larga como los clásicos abrigos que utilizaban los militares, era perfecta para los soldados que pasaban largas horas en combate, agazapados entre el barro. De hecho, tan útil era el abrigo del señor Burberry para la guerra de trincheras que acabó por tomar su nombre.

 

El trench de Burberry continuó siendo popular entre los soldados en el periodo de entreguerras, pero fue la era dorada de Hollywood lo que le dio a conocer al gran público. En 1942, cientos de personas contuvieron las lágrimas al ver a Humphrey Bogart, sumergido de la niebla, despidiéndose de Ingrid Bergman en la escena final de Casablanca. La estrella decía adiós a su amada con un borsalino en la cabeza y enfundado en un trench de Burberry, la perfecta estampa del caballero moderno.

 

La popularización del trench de Burberry coincidió con la I Guerra Mundial y pronto sedujo a los oficiales por sus características, que lo hacían ideal para el campo de batalla. Además del largo, que evitaba que la prenda se llenara de barro en las trincheras, el trench de Thomas Burberry tenía un cinturón con anillas para enganchar las armas y herramientas de los soldados. En la espalda, una pequeña capa sobre los hombros hacía que el agua se escurriera. Delante, una pequeña solapa favorecía la ventilación, y el cuello tenía un botón que permitía enganchar las máscaras antigás. A pesar de su utilidad, sólo lo vestían los oficiales.