Back Stage

Thomas Meyer, en busca de un grumete

P. Riaño

15 oct 2012 - 04:52

El mar siempre está cerca de Thomas Meyer. En una isla comenzó su trayectoria en el negocio de la moda. En un velero conoció al directivo junto al cual construiría su empresa. Y junto al mar está a punto de estrenar la nueva sede corporativa de uno de los últimos fenómenos de la moda española, Desigual. Pero Thomas Meyer navegará solo a partir de ahora, después de que su patrón, Manel Adell, haya anunciado que abandona el barco.

Thomas Meyer

Suizo de nacimiento pero mediterráneo de carácter (como le definen algunos de sus colaboradores), Thomas Meyer entró en contacto con la moda en los años ochenta, cuando, con veinte años, dedicaba los veranos a hacer camisetas en Ibiza. El empresario terminó abriendo una tienda de ropa de segunda mano y no fue hasta 1983 cuando vio la luz la primera prenda de ropa Desigual.

 

Como le sucedió a Isak Andic, fundador de Mango, con un cargamento de zuecos, Meyer se encontró con un pedido de 3.000 pantalones vaqueros. De la necesidad hizo virtud y los convirtió en cazadoras utilizando una de las técnicas que más caracteriza el estilo de la marca: el patchwork. Tras el éxito de ventas de las cazadoras, Meyer decidió buscar una marca para estampar en sus prendas. La cineasta Isabel Coixet fue la responsable de la creación del lema “no es lo mismo”.

 

No todo fueron éxitos en los orígenes de la compañía. El rápido crecimiento tomó desprevenido a Meyer y en 1988 se vio obligado a declarar a la empresa en concurso de acreedores. Desigual varió su estrategia y salió adelante, plantando la semilla de lo que hoy es la compañía, con una facturación de 560 millones de euros y más de 3.500 empleados.

 

El gran salto adelante de Desigual no llegó hasta los noventa. En 1992, Thomas Meyer se embarcó en una travesía en velero por el Atlántico. En la embarcación viajaban doce personas más, una de las cuales era Manel Adell, que será directivo del grupo hasta finales de 2012.

 

En aquel viaje entablaron una gran amistad y comenzaron a hablar del proyecto de la nueva Desigual. A su regreso a Barcelona (donde se encuentra la sede de la empresa), desarrollaron sus ideas haciendo footing, tal y como ha explicado el propio Adell en algunas ocasiones. En 2002, Manel Adell se incorporó a Desigual, primero como asesor y más tarde como socio y director general.

 

Thomas Meyer y Manel Adell habían formado hasta ahora uno de los tándems de mayor éxito de la moda española y representaban uno de los pocos ejemplos de la alianza entre un creativo y un gestor. Fuentes del sector señalan que detrás de la ruptura se encuentran diferencias en la gestión de la empresa, igual que ocurrió a finales del año pasado con la salida de la compañía del hermano de Thomas Meyer, Christian Meyer.

 

“Es creativo y como muchas personas con esta habilidad tiene un carácter complicado –explica un ex trabajador de la empresa-; Meyer ha cambiado y ya no es el veinteañero de Ibiza”.

 

Igual que muchos empresarios españoles del sector de la moda, Thomas Meyer es extremadamente discreto. Pocas han sido sus apariciones públicas y hasta hace unos años ni siquiera existían fotografías suyas.

 

En las fiestas de la marca, los invitados jugaban a reconocer al suizo entre los asistentes. En una de sus pocas apariciones públicas y en su único discurso hasta la fecha, Meyer explicó cuáles son, en su opinión, las tres claves del éxito de Desigual. En el acto, que tuvo lugar en 2011 en la escuela de negocios Esade, el empresario afirmó que una empresa siempre debe contar con un proyecto fascinante, la palabra integridad como piedra angular y una buena gestión. Meyer deberá buscar ahora un nuevo líder para cuadrar sus cuentas.