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Sobre cómo estar entre los grandes jugadores

Tribuna: Paloma Díaz Soloaga

10 oct 2013 - 04:47

Últimamente siempre que miro cuadros estadísticos detallando la evolución del sector de la moda en nuestro país me recorre un escalofrío por la espalda. Ya sea verano o invierno. Si además continúo con el interés por completar mi incómoda situación leyendo otros datos como por ejemplo el número de productos falsos vendidos en España, las nuevas marcas de moda que cada año entran en nuestro mercado para competir o, yendo aún más lejos, me molesto en observar cómo aumentan esas cifras en Europa, me pongo aún más nerviosa y la inquietud empieza a adueñarse de mi interior. 

 

Cuando en los hubs se debate si en casa hacemos las cosas mejor o peor que nuestros compañeros de otros países, siempre escucho que en España hay identidad y cultura suficiente como para llenar de creatividad los grandes almacenes de todo el mundo, sin embargo, al pasearme por Selfridges, La Rinascente, Galerias Lafayette o KaDeWe, me sorprendo de la escasa representación del made in Spain. 

 

Por eso, si alguien me pregunta a bocajarro donde pienso que podríamos encontrar un punto fuerte de competitividad para la moda española, más allá de lo que ya hacen los grandes del sector como Inditex, Mango o Cortefiel, digo alto y claro que gran parte de la solución está en la cooperación. ¿Por qué la moda va a ser distinta de otros sectores en los que se ha demostrado que el cooperativismo es una magnífica herramienta de crecimiento para fortalecer un sector completo? Nadie discute que el colaboracionismo ha ido adoptando distintas formas de éxito, desde el crowfunding hasta el coworking pasando por el crowsourcing, son algo más que una tendencia, y demuestran que pueden ser herramientas de creatividad y de consolidación de redes profesionales experienciales y, quizá por eso, convertirse en la posible solución para nuestra tímida habilidad para el emprendimiento. 

 

Pero, ¿dónde y qué crear? Porque resulta que otra de las grandes preguntas que siempre me asaltan es ¿los españoles… creamos tendencia en moda o seguimos siendo followers de otros que crean más y mejor? Y de manera indefectible me defiendo diciendo que somos expertos en distribución y logística, en lujo accesible, en retail monomarca (“ya será menos”, me responden sobre todo los que viajan y tienen experiencias de shopping en grandes ciudades), que nuestro producto tiene muy buena relación calidad-precio, que somos buenos en calzado, novias, en baño, pero… tendencia, lo que se dice tendencia, no creamos. 

 

Y entonces soy yo de nuevo la que me pregunto en mi interior, ¿tenemos que crear tendencia? ¿Es imprescindible? Y lo que es aún más importante ¿sirve para algo crear tendencia, más allá de que nos copien a nosotros en lugar de interpretar nosotros a los demás? Si soy completamente sincera, debo decir que es importante crear tendencia, igual que es importante estar siempre mirando la realidad como si fuera la primera vez que la tengo frente a mí, con ojos limpios no acostumbrados a la rutina.

 

Tener una actitud opuesta al aburrimiento y al escepticismo. El que copia y el que imita no observa la realidad con asombro sino que ya la conoce, la abarca al completo con cortedad de miras y no se sorprende de las señales débiles que emergen de la sociedad, de la calle, de los movimientos urbanos, de los hallazgos médicos, tecnológicos, del arte contemporáneo, de los estrenos de cine y de los modos sencillos en los que la gente vive y se divierte. No en balde el trabajo de los laboratorios de tendencias (WGSN, Carlin International, Stylesight, Peclers Paris) está dominado por británicos y franceses.

 

Quizá es el momento introducirse en el mercado de los grandes jugadores y competir uniendo fuerzas en un proyecto que beneficiará a todos, aportando un valor diferencial a una industria que comienza a estar madura a pesar de las dificultades que atraviesa.

 

Paloma Díaz Soloaga es directora del Título en Comunicación y Gestión de la Moda del Centro Universitario Villanueva de Madrid