Back Stage

‘Show me the money’: financiación alternativa, ‘todos para uno’ a la caza del ‘pelotazo’

Fórmulas como las ICOs, el crowdfunding o el lending son cada vez más comunes para captar capital semilla y financiarse en las primeras etapas de desarrollo de una compañía.

Iria P. Gestal

26 mar 2018 - 04:35

‘Show me the money’: financiación alternativa, ‘todos para uno’ a la caza del ‘pelotazo’

 

 

Lanzar una criptomoneda, pedir dinero a desconocidos a través de la Red o hacer una suerte de preventa para captar capital. Estas formas de financiación alternativas, muchas inexistentes hace apenas unos años, han cobrado fuerza y son cada vez más una vía para empresas que dan sus primeros pasos, especialmente en el sector de las industrias creativas y tecnológicas.

 

La mayoría de compañías que recurren a la financiación alternativa operan a través de la Red y, en algunos casos, tan solo es necesario tener una idea para lanzarse a la búsqueda de capital y levantar decenas de miles de euros. ¿El hándicap? Algunas de estas fuentes de financiación son poco transparentes y apenas están reguladas, lo que deja desprotegidos a las compañías y los inversores.

 

La más novedosa de todas estas fórmulas es el initial coin offer (ICO), un equivalente a una operación pública de venta (opv) pero con criptomonedas. Esta vía, utilizada mayoritariamente por compañías con un elevado componente tecnológico, consiste en emitir una criptomoneda para captar capital.

 

 

 

 

Los inversores compran cada token (una unidad de esa moneda) mediante ether o bitcoins. Una vez el proyecto esté en marcha, esos tokens salen a un mercado secundario, donde cotizan y los inversores pueden recuperar su inversión.

 

Las compañías que recurren a esta vía de financiación son por lo general empresas tecnológicas que requieren de mucho capital para arrancar el negocio. Para realizar una ICO, se suele recurrir a sociedades con base en Estonia o Suiza, donde la regulación es más amigable. Como mínimo, en una operación de este tipo se pueden levantar diez millones de dólares.

 

“Lo interesante, aunque también el origen de gran parte de la crítica, es que todo esto se hace en blockchain sin ninguna regulación, por lo que mucha gente está especulando sin tener ningún interés en el negocio que está detrás”, argumenta Javier Megías, consejero delegado de Startup Explore.

 

 

 

 

En España, las únicas compañías que han recurrido a esta vía de financiación son Aragon Project y el grupo de restauración Home Meal, propietaria de Nostrum, que lanzó Meal Token para captar cincuenta millones de euros.

 

 

‘Crowfunding’, del ‘amor al arte’ al ‘equity’

Otra vía alternativa de financiación, mucho más extendida y utilizada también por compañías de moda, es el crowfunding. El término (que traducido literalmente significa financiación del público o de la multitud) consiste en activar una ronda de financiación a través de Internet abierta al público general, lo que permite captar pequeñas aportaciones de capital de muchos inversores distintos.

 

Las primeras compañías especializadas en crowdfunding nacieron en 2009 y, en 2015, el sector canalizó más de 34.000 millones de dólares (27.568,1 millones de euros) de financiación. Aunque Estados Unidos y Reino Unido continúan a la cabeza, España ha ido adoptando progresivamente esta vía de financiación, que está regulada por el Estado, lo que ha dado pie a la entrada de inversores profesionales.

 

Dentro de esta categoría existen varios tipos, desde la más altruista hasta el equity crowfunding, mucho más similar a una ronda de financiación tradicional. Las plataformas de donación, como Apontoqu, Fundedbyme o Ideame permiten aportar capital a proyectos innovadores de manera altruista, sin recibir nada a cambio. Estas plataformas concentran sobre todo start ups creativas y proyectos innovadores o disruptivos que no sean muy intensivos en capital.

 

 

 

 

El siguiente escalón es el crowdfunding de recompensa o producto, donde se puede llegar a levantar entre 30.000 y 50.000 euros. Por esta vía, los inversores obtienen a cambio de su aportación un producto de la compañía que están financiando.

 

Es similar a una preventa, es decir, la compañía ofrece sus productos a un precio menor del que llevarán después en el mercado, con el objetivo de financiar precisamente su producción. Esta es una vía cada vez más habitual entre las start ups de moda, ya sea en sus primeros pasos o cuando ya tienen uno o dos años de trayectoria, como hizo la ilicitana Hawkers.

 

Por último, la fórmula de crowdfunding más similar a otras fuentes de financiación es la de equity, en el que el inversor obtiene una participación en la compañía a cambio de su inversión. Según el Banco Mundial, este tipo de crowdfunding alcanzará los 95.000 millones de dólares (77.028,5 millones de euros) en 2020.

 

 

 

 

En España, lo habitual es levantar al menos 50.000 euros por operación, hasta el medio millón de euros como máximo. “Con esta fórmula tengo una visión casi de amor-odio: es muy buena para financiarse, pero tiene riesgo por los dos lados”, argumenta Megías.

 

“Las ventajas son muy obvias, y es que consigues financiar una start up que típicamente igual no es financiable; a los inversores, les permite formar parte de una empresa en la que creen y potencialmente obtener beneficios”, dice el experto. “Sin embargo, el número que subyace es que nueve de cada diez empresas no te dan un retorno aceptable”, apunta.

 

Otro de los hándicaps de esta vía de financiación, en la que operan plataformas como Kickstarter, Crowdcube, Adventurees o Bestaker, es que está muy atomizado, por lo que es más complicado lograr una gran ronda en una sola plataforma. “Además, las plataformas comisionan por cada transacción, no porque inviertas bien, por lo que en muchas apenas se analizan los candidatos que se suben a la web”, dice Megías.

 

Dentro del equity crowdfunding existe también una segunda vía, la inversión sindicada. Esta fórmula se diferencia en que la plataforma que ejerce de conector entre empresas e inversores también participa de la inversión. Es el caso de Startup Explore, por ejemplo. En sus inversiones, no sólo participa la propia empresa sino también un tercer inversor independiente. A diferencia de otros tipos de crowfunding, esta vía está especializada en empresas en su fase inicial, pero que ya están en marcha, y permite levantar entre 200.000 y 5000.000 euros.

 

 

‘Crowdlending’, una alternativa a la banca

Una fórmula alternativa para las compañías que ya están generando caja o que tienen expectativas tangibles de crecimiento es el crowdlending. Opera igual que el crowdfunding pero con préstamos, por lo que el inversor, en lugar de una participación, recupera su dinero con un interés.

 

Algunas de las plataformas que operan con esta fórmula, dirigida a compañías con una solvencia demostrada y en una fase más avanzada de desarrollo, son Ecrowdinvest, Lendico o Arborius.