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Sanchís (Fice): “Al final, quien da garantía es la empresa, más allá de si el calzado está hecho en Bangladesh o Vietnam”

S. Riera

27 ene 2014 - 04:43

José Juan Sanchís es presidente de la Federación de Industrias del Calzado Español (Fice). El empresario, fundador de la empresa Florencia Marco (Rebeca Sanver), se puso al frente de la patronal hace un año, después de que se retirara Rafael Calvo. Para Sanchís, el Made in Spain garantiza que la producción de un par de zapatos se ha llevado a cabo respetando los derechos de los trabajadores. A pesar de ello, el empresario considera que, al final, la confianza la da la marca, por encima del lugar en que se ha fabricado un producto.

 

La industria española del calzado inició su andadura en España en la década de los sesenta con la llegada de los primeros pedidos de empresas estadounidenses, que trasladaron su producción a la zona de Alicante. La inversión que realizaron estas compañías procedentes de Estados Unidos fue el germen de muchas de las marcas españolas actuales. En los noventa, cuando los grupos americanos pusieron rumbo a Asia, los fabricantes españoles se aventuraron a desarrollar sus propias marcas y a abrirse camino en el mercado exterior.

 

Ahora, veinte años después, este grupo de enseñas ha llevado el Made in Spain a los principales mercados mundiales y ha logrado equipararlo al siempre inalcanzable Made in Italy. Hoy, la etiqueta Made in Spain ayuda a las marcas españolas de calzado a vender en mercados emergentes como China. En este sentido, Sanchís asegura que el reconocimiento internacional del Made in Spain está favoreciendo el retorno de la producción a España.

 

La entrevista con el presidente de Fice es la novena entrega de la serie especial Made in Spain, patrocinada por Marcelo Vilá. En la charla con Sanchís, el empresario desvela cómo los grandes grupos del sector vetan la obligatoriedad del Made in en la Unión Europea, al tiempo que marcas de lujo, como Prada, no tienen ningún reparo en desvelar el lugar de origen de sus artículos.

 

Pregunta: ¿Por qué el calzado ha sido siempre gran defensor del Made in Spain?

Respuesta: Con la última oleada de las economías productivas, la única forma de diferenciarse de todo el maremagno de productos en el mercado era con la calidad de una producción que preserva la normativa de los derechos laborales. Por supuesto, el Made in Spain también tiene que ver con la calidad, pero con la calidad de la mano de obra. El diseño, por su parte, es un elemento efímero, que atraviesa fronteras con facilidad.

 

P.: A diferencia de la industria textil, el calzado exige en Bruselas la obligatoriedad del Made in. ¿Por qué esta diferencia de criterio?

R.: A diferencia del textil, el calzado tiene una larga tradición exportadora y ha sabido conservar un tejido industrial productivo importante. El textil, por la misma idiosincrasia del producto, es más fácil de deslocalizar.

 

P.: Pero la industria del calzado también se ha deslocalizado…

R.: En calzado, se han deslocalizado algunos procesos, como el cortado o las guarniciones, pero todo lo demás no. El ensamblaje, por ejemplo, continúa haciéndose aquí.

 

P.: ¿Qué valor tiene en el extranjero el Made in Spain en calzado?

R.: Italia y España somos los países cuyo calzado tiene más prestigio a nivel internacional. Italia parecía inalcanzable, pero en estos momentos tanto valor tiene un par de zapatos hechos en España como en Italia. El mercado chino, por ejemplo, cuenta con 300 millones de personas, que lo que más valoran es que un producto no sea chino y, en segundo lugar, que sea europeo.

 

P.: ¿El Made in Spain ayuda al retorno de la producción?

R.: Hay tres condicionantes que favorecen el retorno de la producción. Los principales inconvenientes del calzado chino son la distancia, los grandes volúmenes y la anticipación. Con la crisis, los pedidos se han reducido y se trabaja más con pedidos más pequeños y reposiciones. En España, podemos producir en cuatro o cinco semanas, que equivale solo al tiempo de transporte desde China. Hacemos pedidos en treinta o cuarenta días, además de financiar a los clientes con pagos hasta noventa días y ofrecerles la posibilidad de reposición, algo que en China es imposible.

 

P.: ¿Qué tipo de compañías traen ahora su producción a España?

R.: Están volviendo compañías que estaban produciendo en China o India. Vuelven poco a poco. Además, por la situación crítica de la economía de España, no se han incrementado los costes laborales ni los precios de los componentes.

 

P.: ¿Conoce ejemplos concretos de empresas que hayan vuelto a fabricar calzado en España?

R.: Sobre todo compañías inglesas y francesas, que vuelven con pedidos no muy importantes. Zara, por ejemplo, ha tenido un repunte de la producción en Elche y cada vez trae más producción aquí.

 

P.: ¿El regreso de la producción irá a más?

R.: Sí, claro, con toda seguridad. Nos anima a la puesta en marcha de una feria de marca blanca en Alicante para empresas productoras españolas. Queremos promover que tenemos una estructura productiva importante y ponerlo fácil a las empresas que buscan producir en España y en Europa. Además, producir para terceras marcas tiene unos costes más bajos.

 

P.: ¿Cuáles son los retos de la industria para fomentar este retorno?

R.: Nos falta mano de obra especializada para determinados procesos que en su día se fueron, como el cosido, que se trasladó sobre todo a India o Marruecos. En este caso, tenemos un vacío que es importante en un momento de retorno de la producción. La formación es el siguiente paso que daremos desde la patronal.

 

P.: ¿Creen que lograrán que la Comisión Europea falle a favor de la obligatoriedad del Made in?

R.: Nosotros ahí estamos, pero a los lobbies de las grandes empresas del calzado les parece que no. Geox, por ejemplo, que produce el 90% fuera de Europa, piensa que sólo creando en Italia ya es suficiente para tener el Made in Italy. Prada, en cambio, produce una parte importante en China y Vietnam y no tiene ningún inconveniente en poner el origen sin ningún reparo, porque la marca está por encima, es la que soporta toda la imagen y da garantía de calidad.

 

P.: ¿Es el Made in Spain una medida proteccionista?

R.: Sí, y es como lo queremos ver. Que nos garantice que el producto tiene unas características y condiciones determinadas por llevar el Made in Spain. A Prada no le perjudica poner Made in China porque la marca está por encima de todo, pero para otras marcas, el Made in Spain sí es garantía de calidad.

 

P.: ¿Qué controles hay sobre el uso de las etiquetas en origen?

R.: Las aduanas y las inspecciones de aduanas deberían ser suficientes para controlar que alguien que produce en Asia introduzca su producto con el Made in Spain. Aun así, si se puede importar artículos sin poner nada y, una vez aquí, ponerle el Made in Spain.

 

P.: ¿Se dan casos de fraude?

R.: Pocos, quizá se den más en Italia que en España.

 

P.: Como consumidor, ¿compraría calzado Made in China?

R.: Sí. Tengo experiencia en Asia y se cuánto me va a durar. Lo compraré siempre que el precio soporte el tiempo que va a durar.

 

P.: ¿Qué garantía le da un par de zapatos con la etiqueta Made in Bangladesh?

R.: Al final, quien da garantía es la empresa que lo distribuye, más allá de si está hecho en Bangladesh o en Vietnam.