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Renzo Rosso, el empresario con aires de estrella de rock

Sarah García

8 abr 2013 - 04:35

Renzo Rosso no es un empresario al uso. Dueño de uno de los grupos de moda más importantes del mundo, Rosso cambió la fiesta y las pistas de baile por la oficina y las cuentas de resultados. No obstante, el multimillonario italiano de pelo rizado no ha abandonado sus eternos vaqueros y los tatuajes que le dan ese aire de estrella de rock retirada. Con su particular look ha conseguido construir un imperio de moda formado por enseñas de lujo como Marni o Viktor & Rolf y redefinir el concepto de grupo de lujo gracias a sus decisiones empresariales, basadas más en instintos que en planes de negocio.

 

Esos instintos fueron los responsables de que, con veinte años, Rosso fundara Diesel a finales de los 70, junto a Adriano Goldschmied (uno de los empresarios de denim más importantes de la industria). Esa marca con nombre de combustible alternativo era la primera piedra de una empresa que ha permitido a Renzo Rosso amasar una fortuna estimada en más de 3.000 millones de dólares (2.334 millones de euros).

 

En 1985, Rosso se hizo con el control total de Diesel y dedicó los diez años siguientes a convertir la marca en una de las más reconocidas y deseadas de la industria de la moda. Campañas de publicidad provocativas y, en algunos casos, polémicas, modelos de vaquero con cortes poco habituales y lavados que daban un aspecto distinto a sus productos fueron las principales señas de identidad de la marca durante la década de los noventa.

 

El problema para Rosso llegó hace trece años. El cambio de siglo también supuso la entrada en el sector del denim de nuevas enseñas que competían directamente con Diesel y que relegaron a la marca a un segundo plano. Ese desplazamiento hizo que Rosso planteara alternativas para continuar creciendo. Fue entonces cuando empezaron las colaboraciones con diseñadores como Karl Lagerfeld o empresas como Adidas o Fiat y la diversificación. En 2007, Diesel lanzó Fuel for Life, su primer perfume, de la mano del gigante francés L’Oréal.

 

Además de la diversificación de producto en Diesel, con líneas de gama más alta, moda infantil o calzado, Rosso empezó a principios de los 2000 a hacerse con otras enseñas del sector. Las elecciones de enseñas que ha realizado desde entonces han sido diversas y particulares, todas ellas basadas en la admiración e interés que despertaban en el empresario italiano.

 

La primera compra que hizo Renzo Rosso fue la de Staff Internacional, empresa italiana de producción y distribución de moda, propietaria de licencias como las de Vivienne Westwood o Martin Margiela. En 2001, y gracias a la reputación de la compañía en el sector, Rosso consiguió la licencia de Dsquared, a la que se sumó en 2008 la de Marc Jacobs Men y la de Just Cavalli, en 2011.

 

Una de las adquisiciones más polémicas que ha realizado Rosso fue la de Maison Martin Margiela, llevada a cabo en 2002. Antes de hacerse con la enseña, Rosso ya era seguidor de la marca, de su concepto de deconstrucción y de sus técnicas alternativas de márketing y comunicación. Tras la compra, el empresario llevó a cabo una importante diversificación de producto y expansión internacional que hizo que finalmente el diseñador que da nombre a la enseña dejara la compañía en 2009, por su desacuerdo en la estrategia y comunicación de marca. Tal es la importancia que Rosso da a la firma que en la colección de tatuajes que decoran su cuerpo figuran las cuatro costuras que caracterizan las etiquetas cosidas de los diseños de Margiela.

 

En 2008 llegó al grupo Viktor & Rolf, cuando Rosso se hizo con una participación mayoritaria de la empresa. Desde que entró a formar parte de la compañía, Viktor & Rolf ha sido una de las marcas por las que el empresario ha tenido que luchar más. Él mismo ha explicado en más de una ocasión que no es un negocio fácil y que es la única marca en la que todavía están en desarrollo.

 

Ese mismo año, Rosso creó el holding empresarial Only the Brave, que actualmente integra a todas las compañías del grupo. Rosso quiso poner a su imperio el nombre del lema que utiliza desde sus inicios en la industria y que describe su forma de trabajar y que él mismo lleva tatuada.

 

En diciembre de 2012, Rosso realizó su última adquisición hasta la fecha. Entonces, el empresario se hizo con el control de la firma italiana Marni, que buscaba un inversor para salir de una situación financiera complicada. Esta operación fue vista por la industria como poco habitual, debido a que la mayoría de adquisiciones en el sector se realizan en Francia o en Asia. No obstante, Rosso se ha erigido desde sus inicios como alguien distinto en el negocio de la moda, interesado en construir un gran grupo italiano de lujo. Un PPR o LVMH sin corbata, con tatuajes, vaqueros y camiseta.