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Patagonia: los activistas que introdujeron la sostenibilidad en el discurso de la moda

La compañía fue pionera en el discurso de la sostenibilidad con un modelo operativo basado en su impacto social y medioambiental.

Iria P. Gestal

11 feb 2020 - 04:43

Patagonia: los activistas que introdujeron la sostenibilidad en el discurso de la moda

 

 

Don’t buy this jacket. Con permiso de Oliviero Toscani, esta es probablemente una de las campañas más populares de la industria de la moda en las últimas décadas. Su artífice, Patagonia, fue pionera en introducir la sostenibilidad en el discurso del sector, haciendo del activismo los pilares de su propuesta de valor.

 

La empresa se centra en la distribución de ropa outdoor, pero desde sus inicios se ha diferenciado de otros competidores especializados con un modelo operativo basado en reducir el impacto social y medioambiental. Y está funcionando: la compañía ha triplicado su beneficio desde 2008 y ha disparado su facturación hasta superar los mil millones de dólares.

 

La empresa estuvo desde el principio implicada activamente en programas sociales y de protección medioambiental, pero el enfoque sostenible tardó dos décadas en comenzar a aterrizarse en su cadena de valor.

 

 

 

 

Patagonia contrató a su primer director de sostenibilidad en 1992, con el encargo de analizar el impacto medioambiental de sus materias primas. Un año después, la compañía comenzó a usar tejidos realizados a partir de plástico reciclado y desde 1996 todo el algodón que emplea es orgánico.

 

En los últimos años, Patagonia también ha introducido otras materias primas como poliéster reciclado, lyocell, o Yulex, si bien no desglosa su porcentaje sobre el total. La empresa también presume de ser la primera que utiliza tanto el Responsible Wool Standard para la lana como el Traceable Down Standard, que garantiza el bienestar de las aves de las que procede el plumón de su producto estrella: los plumíferos.

 

El objetivo de la empresa es que el 100% de sus materiales sean reciclados o de base biológica, aunque no precisa un plazo temporal. Además, Patagonia ha invertido en start ups como Tersus, que ha desarrollado una tecnología que permite lavar el tejido utilizando menos agua.

 

 

 

 

La compañía, que realiza principalmente productos básicos y técnicos, trabaja mayoritariamente con proveedores en lejanía. En concreto, la empresa externaliza su producción en 24 proveedores de Vietnam, 15 en Sri Lanka, siete en China y otros siete en Estados Unidos. La empresa trabaja, en menor medida, con otros países como México, Tailandia, El Salvador o India, donde suma menos de cinco fábricas en cada caso.

 

En su página web, la empresa reconoce que “la mayoría de los trabajadores en nuestra cadena de valor no ganan un salario suficiente para satisfacer sus necesidades básicas (living wage)”. En este sentido, la compañíase alió en 2014 con la organización Fair Trade USA y ha comenzado a trabajar con al Fair Labor Association (FLA).

 

Patagonia también ha llevado su apuesta por la sostenibilidad a la última parte de la cadena de valor: lo que ocurre una vez las prendas han sido usadas. La empresa explica en su página web cómo reparar cada una de sus prendas y cuenta con una caravana que recorre Estados Unidos y Europa para ofrecer arreglos in situ.

 

Además, dispone de un servicio de recogida para aquellas que ya no pueden asumir más usos o de las que el cliente se quiere deshacer. En este caso, la empresa se encarga de reciclarlas o donarlas para nuevos usos. “No compres lo que necesites, piensa dos veces antes de comprar algo”, insiste en su página web. Sólo el año pasado, la compañía reparó 50.292 prendas de outdoor en su centro en la localidad de Reno (Nevada) y donó prendas por valor de 121.000 dólares.

 

 

 

 

Además, Patagonia cuenta con una línea de productos, Worn Wear, compuesta por prendas viejas que han sido arregladas, y que el año pasado saltó primero a la calle con la apertura de una tienda física efímera en Boulder (Colorado).

 

Con todo, el grueso de la apuesta sostenible de Patagonia continúa siendo de puertas para fuera, mediante campañas de concienciación e inversiones en proyectos comprometidos con el medioambiente y la responsabilidad social.

 

El grupo fue coimpulsor, de la mano del gigante estadounidense Walmart, de la Sustainable Apparel Coalition (SAC), el mayor lobby de la industria de la moda, para avanzar en la sostenibilidad. La SAC es también la creadora del Índice Higg, que permite medir cómo de sostenibles son las prendas.

 

 

 

 

Desde 1984, la compañía ha donado 89 millones de euros a organizaciones ecologistas y ha invertido 75 millones de dólares en compañías con conciencia social y medioambiental a través de su fondo Tin Shed Ventures. Además, en 2002 Patagonia puso en marcha el proyecto 1% for the Planet, con el que dona el 1% de su beneficio anual a proyectos de cuidado del planeta.

 

Desde su retiro en la localidad californiana de Ventura, Yvon Chounard, fundador de la empresa, continúa lanzando duras críticas al sistema capitalista y al modelo económico de crecimiento continuo, aunque la empresa a su vez continúa engordando año a año su facturación.

 

Sólo desde que Rose Marcario tomó las riendas como consejera delegada hace una década, la empresa ha multiplicado por cuatro su cifra de negocio, superando los mil millones de dólares en 2018.