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Moda, a la vanguardia de la RSC

Tribuna: Isidor Boix

9 ene 2013 - 04:43

La industria de la moda, la de la confección en particular, tiene que jugar un papel particular en la definición y aplicación  de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE o RSC) como consecuencia de su estructura productiva que sitúa la mayoría de sus centros de producción en los países emergentes.

 

También por la naturaleza de sus productos, objeto de un consumo directo por parte del ciudadano, lo que convierte a éste en posible juez de las violaciones de derechos, sociales y medioambientales, en su proceso de producción, y obliga a las empresas a ser más sensibles a sus problemas de “reputación”.

 

En la práctica, esta realidad se ha empezado a traducir ya en importantes departamentos de RSC en la mayoría de multinacionales de la moda, con profesionales que en general se creen el sentido de su trabajo, y con experiencias ya de su eficacia, particularmente cuando se dan posibilidades de incidencia en su gestión por parte de los “grupos de interés”, en primer lugar  de los sindicatos. 

 

En esta actividad industrial se ha producido en las últimas décadas una importante deslocalización desde los países más desarrollados aunque éstos siguen siendo los principales consumidores. Se ha instalado lo que podríamos denominar “modelo 30-160” y que supone que los 30 países con mayor nivel de vida y de consumo compran la ropa fabricada en otros 160, los que se sitúan en la cola de la capacidad adquisitiva de nuestro mundo y en los que se encuentran muchas fábricas que sólo trabajan para la exportación.

 

Este modelo de producción y consumo es claramente insostenible, pues su desarrollo acabaría provocando un empobrecimiento generalizado (de los 30 porque se empobrecen al perder empleo, y de los 160 porque menguaría su mercado). Pero, por suerte, tiene ya su correctivo a través de la creciente exigencia de los trabajadores del mundo de mejora de su nivel de vida y de consumo, así como de sus condiciones de trabajo.

 

El coste de la hora de trabajo en la industria de la confección en China ha aumentado entre 2008 y 2012 en un 150%, mientras que en España en este mismo periodo lo ha hecho en un 7%. A ello han contribuido sin duda las campañas sindicales impulsadas por la Federación Sindical Internacional del sector, “IndustriALL Global Union”, mientras que el sindicalismo de las casas matriz empieza a entender su específico interés en el tema, lo que se traduce en diversas formas de solidaridad, muchas veces a través de su implicación en la política y práctica de RSC de sus empresas.

 

En los últimos días de noviembre el mundo ha sido sacudido por el incendio de una fábrica textil de Bangladesh, Tazreen Fashion, del Grupo Tuba Group, proveedora de Wallmart, C&A, Carrefour entre otras (aunque ninguna española). Este incendio y las víctimas que ha ocasionado no son desgraciadamente una excepción en la industria textil de este país, el segundo, después de China, en la fabricación de prendas de vestir del mundo, de prácticamente todas las marcas.

 

Un hecho que no debería calificarse como “accidente”, porque no es ni “imprevisible” ni “incontrolable”, y que pone de manifiesto las condiciones de trabajo de más de dos millones de trabajadores bengalíes cuyo salario mínimo legal, que ni siquiera perciben todos, es de 36 euros al mes.

 

Por todo ello los compromisos de RSC de las marcas y multinacionales deben convertirse en instrumentos de trabajo para contribuir con eficacia a implantar el trabajo digno en el mundo. Algunas experiencias empiezan a haber, siendo entre ellas la más destacada, desde la perspectiva de IndustriALL Global Union, el Acuerdo Marco suscrito en 2007 con Inditex y desarrollado con diversos acuerdos que lo complementan, particularmente el de este año 2012 que establece las formas de intervención de los sindicatos locales.

 

Creo que hoy en día podemos afirmar que la Responsabilidad Social Empresarial ha desbordado ya ampliamente sus balbuceos iniciales y ha demostrado que puede ser de gran utilidad en la defensa del “trabajo decente” en el mundo entero.

 

 

Isidor Boix es secretario de Acción Sindical Internacional de FITEQA-CCOO