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Mercedes Mataix (Tutto Piccolo): “Llegué a la gerencia por accidente: no lo tenía pensado”

Reconoce que estuvo en un pozo pero salió de él. A Mercedes Mataix le dieron las riendas de Tutto Piccolo sin quererlas ni estar preparada, pero, superado el golpe inicial, se puso al frente de uno de los principales nombres de la moda infantil en España.

Pilar Riaño

13 oct 2021 - 04:57

Mercedes Mataix (Tutto Piccolo): “Llegué a la gerencia por accidente: no lo tenía pensado”

 

 

Tomó las riendas de la empresa familiar por imposición y más de una década después, y pese a la crisis provocada por la pandemia del Covid-19, puede decir que ya se siente cómoda en el cargo de consejera delegada.

 

Mercedes Mataix tiene todo el empeño puesto en que Tutto Piccolo supere en 2021 el volumen de negocio de 2019. Mataix es la tercera de siete hermanos de una familia asentada en Alcoy (Alicante). Según cómo se mire, forma parte de la sexta generación familiar relacionada con la industria y según cómo, de la segunda.

 

 

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Sus orígenes proceden de Mataix SA, una compañía de 1900 dedicada a hilos, tintes y tejeduría, pero sus padres fueron los impulsores de Tutto Piccolo, uno de los referentes de la moda infantil en España, fundada en 1982 como marca y en 1985 como empresa.

 

La empresaria bebe de la herencia de su madre. Mercedes Moltó, procedente de Bilbao (“y muy de Bilbao”, dice su hija), impulsó junto a su esposo, Desiderio Mataix, la compañía de moda infantil. Cuando Mataix SA cerró, Desiderio Mataix compró un negocio de textil para bebés, pero cuando vio que las canastillas tenían poco recorrido le pidió a su esposa (que ya vestía a sus hijos) que le diseñara algunos “productos con gracia”. En lugar de productos, Moltó presentó una pequeña colección de prendas de felpa y lenceras. Adelantándose a la tendencia de la moda casual imperante hoy, Tutto Piccolo dio en el clavo.

 

Tras crecer en España, Iñaki, el segundo hermano del matrimonio (el primogénito, Desiderio, era arquitecto) tomó las riendas en los años noventa e impulsó la expansión internacional, llevando Tutto Piccolo a ferias de Nueva York y París. De vocación aventurera, como ella misma se define, Mercedes Mataix no se incorporó a la empresa familiar hasta los 19 años, cuando la familia fue a buscarla a Madrid (donde vivía tras haber estudiado traducción y donde ya estaba trabajando). “Estaba, y sigo, enamorada de Madrid”, dice.

 

 

 

 

Mataix comenzó en atención al cliente y, poco a poco, fue tomando más responsabilidades. En 2008, a punto de estallar la crisis financiera internacional, todo cambió. Iñaki cayó en una grave enfermedad y Mercedes Mataix recibió el encargo de relevarle. “Llegué a la gerencia por accidente: ni quería ni lo tenía pensado”, recuerda.

 

Mataix reconoce que su ascenso a la gerencia fue el peor momento de su carrera profesional, tanto por la situación familiar derivada de la enfermedad de su hermano como por la presión que sentía al tomar el cargo. “Empiezo a dormir tranquila ahora”, afirma. En plena depresión, tal y como reconoce ella misma, a Mataix le tocó lidiar con uno de los momentos más complicados de la historia de la empresa.

 

“Recuerdo una noche, en diciembre de 2008, en la que entraron 200 fax seguidos cortando el crédito a nuestros clientes”, rememora la empresaria, que también lideró la reorganización de la producción, el traslado a Asia y el despido de gran parte de la plantilla. “Soy valiente y caí a un pozo, pero volví a subir”, dice emocionada. “Me costó encontrar mi equilibrio, pero finalmente lo he conseguido y creo que tengo un equipazo –señala-; nunca me he considerado la persona más preparada para conseguir este cargo”.

 

En el equipo de confianza de Mataix figuran dos de sus hermanos (Rafael y Borja lideran, respectivamente, las áreas de logística y comercial, y Mónica y Luis trabajan fuera de la empresa) y también ejecutivos ajenos a la familia.

 

Si la crisis de 2008 fue “sumamente dura”, Mataix, madre de dos hijos de 27 y 29 años, ha pasado más cómodamente la del Covid-19. “Ha sido complicado, por supuesto, pero estoy mucho más preparada y segura, tanto con mi equipo como con las herramientas que tengo”, asegura. Una vez parado el golpe y con la remontada ya encauzada, Mataix no ha pasado ni un fin de semana en casa desde mayo.

 

Aunque reconoce que ha tenido la suerte de no tener ninguna persona cercana enferma, Mercedes Mataix dice que la crisis del Covid-19 le ha enseñado cosas buenas. “Ha sido un momento de no saber a dónde ir, pero hemos aprendido a hacer cosas que nunca hubiéramos pensado y a trabajar en equipo, tanto en la empresa como en la familia”, dice la consejera delegada de Tutto Piccolo. ¿Lo que más le gusta? Navegar en Jávea.