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Matrimonios de moda

Sarah García

23 ene 2012 - 04:57

Ralph Toledano se ha incorporado a Puig con el mandato de potenciar el crecimiento de Jean Paul Gaultier. El ex presidente de Chloé sumará su talento gestor a la mente creativa del diseñador francés. Gestión y creación constituyen un tándem inseparable.

 

Los diseñadores no siempre saben cómo gestionar su negocio de moda. Su parte creativa, en muchas ocasiones, les impide ver la rentabilidad o la conveniencia de ir por un camino o por otro. Por eso, algunos de ellos se casaron con el que, tras la unión, sería la cabeza pensante de su negocio.

 

En la mayoría de estos ejemplos las parejas laborales también lo fueron fuera del taller de costura y estas uniones consiguieron que las respectivas firmas de moda se convirtieran en negocios rentables e incluso imperios de moda que, aún hoy en día, continúan dando sus frutos.

 

El primer gran ejemplo fue la pareja que formaron el diseñador Christian Dior y Jacques Rouet. En este caso no fueron pareja real pero Rouet se convirtió, tras la inversión del empresario Marcel Boussac, en el businessman de la firma. Con él, y el desembolso económico de Boussac, Dior convirtió su firma en él referente de la época con la introducción del conocido como new look.

 

Otro ejemplo de matrimonio de moda es el que formaron, durante muchas décadas, Yves Saint Laurent y Pierre Bergé, que iniciaron su relación en un momento delicado para el creador francés.

 

Saint Laurent se vio obligado a dejar la dirección artística de Dior para cumplir el servicio militar, que finalizó de forma prematura por sus continuas crisis nerviosas. A su vuelta del servicio militar, en Dior no le quisieron devolver el puesto y él les demandó. Ganó el juicio y con los 40.000 dólares de indemnización creó su propia casa de costura.

 

Sus adicciones, tanto a tranquilizantes como al alcohol, le fueron llevando cada vez por peor camino e hicieron sus visitas a centros de rehabilitación cada vez más habituales. En este periodo, Bergé se encargó de mantener en secreto las adicciones de Saint Laurent y de proteger la buena imagen de la firma.

Terminaron su relación sentimental pero no la laboral. Finalmente, Saint Laurent decidió, en 2002, retirarse de la alta costura y, pocos años después, en 2008, murió en París.

 

Tras Saint Laurent, otro de los grandes matrimonios de la moda fue el formado por Giorgio Armani y Sergio Galeotti. Se conocieron en 1966 y fue entonces cuando Galeotti animó a Armani a convertirse en diseñador. Desde finales de los sesenta hasta mediados de los ochenta fueron una pareja solida. Armani creador y Galeotti gestor. Cada uno llevaba una parte de la compañía y, juntos, la convirtieron en un imperio de éxito. Pero en 1984 el Sida se llevó a Galeotti y, entonces, Armani tuvo que convertirse en el empresario que es hoy en día.

 

La repentina muerte de su compañero se produjo en un momento en el que la firma necesitaba crecer y Armani tuvo que interiorizar la parte empresarial de su marca y compaginarla con la parte creativa. El diseñador italiano se vio obligado a aprender todo lo que Galeotti hacía en la compañía y a gestionar un imperio y un patrimonio mucho mayor de lo que él mismo era consciente.

 

Dice el refrán que el roce hace el cariño. Y parece que eso es lo que le pasó a Miuccia Prada con Patrizio Bertelli. Ella, feminista y comunista dentro de una familia italiana tradicional. Él, empresario. Se encontraron en el momento perfecto, en el lugar perfecto.

 

Miuccia Prada cogió las riendas de la empresa de su abuelo a regañadientes y, revolucionó a la industria con su actitud desde el primer día. Su mentalidad de izquierdas la llevó a transgredir el concepto del lujo conocido hasta el momento. Un ejemplo es la introducción de un material técnico, y sobre todo barato, como el nylon, en una industria basada tradicionalmente en la piel. Por su parte, Bertelli supo gestionar la firma y hacerla crecer hasta convertirla en una marca global y conocida alrededor del mundo.

 

Se conocieron en 1977, cuando Bertelli llegó a un acuerdo con Prada para la producción de bolsos y accesorios. Diez años más tarde se casaron y Patrizio Bertelli se convirtió en el primer ejecutivo de Prada.

 

No sólo se encuentran ejemplos de matrimonios de éxito en marcas comerciales. También hay casos de uniones muy rentables en el caso de firmas con un público mucho más selecto, como es el caso de Comme des Garçons. Su fundadora y alma mater, Rei Kawakubo, encontró en su marido, Adrian Joffe, al perfecto relaciones públicas.

 

Kawakubo creó en 1969, en Tokio, Comme des Garçons, una firma de ropa femenina para mujeres que piensan como los chicos. Con la igualdad de género por bandera, Kawakubo ha conseguido contar con una tribu de seguidores fieles a su firma. Para ella, la elección de su ropa es un acto conceptual: una mujer elige vestir su firma.

 

Y fue precisamente dentro de su propia firma donde encontró al que hoy es su marido, Adrian Joffe. Joffe trabajó para ella desde 1987 hasta 1991. Un año después se casaron y comenzó a trabajar con ella. Actualmente Joffe es presidente y administrador de la empresa. Además, es el único portavoz de la marca. Joffe es la voz de Kawakubo frente a los medios de comunicación. Ella crea y él gestiona.