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Mahmud Kamani (Boohoo), el rey británico del online

El británico Mahmud Kamani se ha convertido en uno de los principales pure players de moda de Europa. Boohoo rivaliza con Asos por la corona de la moda online en bolsa. 

Pilar Riaño

19 jul 2021 - 04:51

Mahmud Kamani (Boohoo), el rey británico del online

 

 

Tomando en sol en un lujoso yate. Abrazado a su novia a la entrada de un evento social. En el casino de Montecarlo. En un green de Riviera Golf de Barbossi. En un gimnasio en Dubái o a los pies de un Burj Khalifa teñido de rosa en honor a la marca Pretty Little Thing. Así es la vida de Umar Kamani o al menos así la muestra en su Instagram, abierto y sin ningún tipo de restricciones. Umar es uno de los tres hijos del matrimonio formado por Mahmud y Aisha Kamani, fundadores de uno de los fenómenos de la moda del momento: Boohoo.

 

 

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Con el ecommerce como palanca, las adquisiciones como acelerador y el ultra fast fashion en la base, el pure player británico Boohoo ha pasado de cero a cien en quince años. Y, de paso, también la familia fundadora: de una casa en Chorlton, Manchester, a propiedades en Nueva York y Dubái y una vida con todo tipo de lujos.

 

 

 

 

Los orígenes de Boohoo están, como en tantos otros casos en la industria de la moda, en un mercadillo. Abdullah Kamani, padre de Mahmud, tenía un puesto en Manchester donde vendía bolsos, una actividad que le daba de comer tras emigrar de Kenia a Reino Unido en los sesenta huyendo de la guerra. El pequeño negocio terminó convertido en un proveedor de prendas de grupos como New Look y Primark denominado Pinstripe, que se aprovisionaba sobre todo en India.

 

Pinstripe, donde se incorporó a trabajar Mahmud, dio un salto adelante en 1993 cuando la empresa contrató a Carol Kane, una diseñadora recién licenciada con experiencia en sourcing en Hong Kong. Kane terminó siendo tan relevante para la compañía que en 2006 fundó Boohoo junto a Mahmud Kamani, dando lugar a un dúo totalmente compenetrado que está en la base del crecimiento del pure player.

 

Mientras Kane se hace cargo del producto y de la marca, Kamani lidera las operaciones; mientras él es directo e inspirador, ella es menos dura pero domina los entresijos del sector. La idea de Kamani y Kane era clara: utilizar la Red para llegar al público final, algo que Pinstripe no hacía. Pero mientras otras compañías británicas, como Asos (fundada en el 2000), distribuían mercancías de terceros, Boohoo sólo vende productos propios, aprovechando el conocimiento en aprovisionamiento de sus fundadores.

 

 

 

 

En 2014, cuando Boohoo contaba con una facturación de 110 millones de libras y un beneficio de once millones de libras, dio el salto a bolsa con una valoración de 600 millones de libras, un movimiento que hizo explotar el fenómeno. En sólo seis años, la empresa ha multiplicado casi por dieciséis su cifra de negocio y ha pasado de una quincena de empleados a más de 2.500. Boohoo cerró 2020 con unas ventas de 1.745 millones de libras y un resultado bruto de explotación de 154 millones de libras.

 

Gran parte del crecimiento del grupo ha sido orgánico, pero la compañía ha arañado también cuota de mercado mediante adquisiciones. Igual que otro de los iconos del empresariado británico actual, Mike Ashley, Kamani ha engordado su empresa con compañías en crisis. En 2017 se hizo con Three Clothing Company, empresa matriz del pure player de moda low cost Pretty Little Thing, por 3,3 millones de libras, operación a la que siguió la adquisición de Nasty Gal (un fenómeno en horas bajas fundado por Sophia Amoruso) por veinte millones de dólares.


En marzo de 2019, Boohoo compró Missmap y unos meses después rescató de la liquidación por 18 millones de libras las marcas británicas Karen Millen y Coast. En junio de 2020, la empresa se hizo con las cadenas Oasis Stores y Warehouse por 5,25 millones de libras.

 

Pero las grandes operaciones llegarían en 2021. La compañía se ha hecho con más emblemas británicos en apuros: en enero tomó los grandes almacenes Debenhams por 55 millones de libras, aunque en la operación no se incluyó la red de tiendas, y en febrero selló la adquisición por 25 millones de libras de Dorothy Perkins, Wallis y Burton, propiedad del ya desaparecido grupo Arcadia, que controlaba a su vez Topshop (esta última hoy en manos de Asos)

 

 

 

 

Burnley es una ciudad dormitorio de Mánchester, donde Boohoo emplea a unas 1.500 personas. La empresa, que cada semana suma 3.000 nuevos modelos a la web con un precio medio de 20 libras, no ha estado exenta de polémica en los últimos años: a mediados de 2020 Boohoo estuvo en el foco tras el escándalo destapado por The Sunday Times sobre las paupérrimas condiciones laborales en sus proveedores de Leicester, en Reino Unido. La empresa reaccionó a la polémica poniendo en marcha una fábrica propia en el municipio.

 

Toda la familia de Kamani forma parte del entramado de Boohoo. Su esposa, Aisha, suele representarle en los eventos sociales, mientras sus hijos, Umar, Adam y Samir, tienen puestos ejecutivos en la compañía. El mayor, Adam, trabajó en Boohoo antes de ponerse al frente de la marca Pretty Little Thing junto a su hermano Umar en 2012. El tercer hermano, Samir Kamani, está al frente de la división de moda masculina de Boohoo, BoohooMan.

 

En 2020, Kamani dejó el cargo de consejero delegado (que compartía con Kane) para convertirse en presidente ejecutivo, un movimiento con el que ganó más poder todavía. A sus 56 años, Kamani está considerado hoy uno de los empresarios de mayor éxito de Reino Unido, con una fortuna valorada en más de 1.000 millones de libras, con Boohoo rivalizando con Asos por la corona de la moda online en bolsa.