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Luis González (Deloitte): “El trabajador debe aportar valor, del resto puede encargarse un robot”

El consultor, experto en robotización, explica que se está a las puertas de una nueva era también en las profesiones de cuello blanco y avanza una transformación de la oficina en cinco años.

S. Riera

11 ene 2018 - 04:47

Luis González (Deloitte): “El trabajador debe aportar valor, del resto puede encargarse un robot”

 

Luis González es socio responsable de robotics en Deloitte. González, que ha participado en el estudio The robots are ready, are you?, sostiene que los robots existen desde principios del siglo XX, pero que es ahora cuando se están sofisticando y adentrándose en procesos que hasta ahora sólo realizaban las personas, como las tareas de cuello blanco. El experto señala que en cinco años las empresas serán totalmente diferentes a como las conocemos en la actualidad.

 

Pregunta: ¿El runrún de la robotización tiene ya aplicaciones concretas en el mundo real?

Respuesta: En realidad, los robots existen desde hace mucho. Empezaron a introducirse a principios de siglo XX en los procesos productivos del sector manufacturero. Su principal característica es que automatizan tareas imitando lo que hace una persona. Hoy en día, todos estos conceptos y esta manera de aplicarlos se trasladan a otros procesos en los que hasta ahora no estaban como son las profesiones de cuello blanco.

 

P.: ¿Qué puestos serán los que desaparecerán primero en la oficina?

R.: Gente que maneje muchos sistemas y traslade datos, que prepare informes de sistemas o extraiga datos de contratos… La robotización empezará por lo más básico y de mayor volumen.

 

 

P.: ¿Todas las empresas pueden robotizarse?

R.: Para que una empresa pueda hacer algo en este sistema primero tiene que estar digitalizada, porque es lo que nutrirá a los robots para que realicen las tareas tal y como hoy las realiza un humano.

 

P.: ¿Todas las tareas las puede realizar un robot?

R.: Sobre todo, en procesos contables. Hay muchas tareas que no añaden valor y consumen productividad. La capacidad del trabajador debe aportar valor; del resto puede encargarse un robot.

 

P.: ¿Ya estamos en este punto?

R.: Ahora mismo la tecnología no es capaz. Hay herramientas más maduras, pero aún con límites. Necesita de datos estructurados y procesos que puedan hacerse sin interpretar, sin pensar. Ya hay robots hoy en día que lo hacen, pero aún con limitaciones.

 

 

P.: ¿Cómo irán avanzando?

R.: Cuando el proceso se sofistica se necesitan más tecnologías cognitivas, capacidad de aprender, una pseudo inteligencia artificial. En seguros, por ejemplo: para dar de alta una póliza, imagine que se envía un documento que se ha escaneado a partir de una fotografía hecha con un móvil. El robot debería ser capaz de coger la información que viene en la imagen y extraer los datos.

 

P.: ¿Qué puede hacer ya la tecnología disponible?

R.: Estamos en un primer estadio. Imagínese una carretera. Si está bien construida, bien asfaltada, si no hay cruces y el coche es bueno, con la tecnología puede viajar ahora de un pueblo a otro. Como un Scalextric.

 

P.: ¿Estamos pues en el inicio de una nueva era empresarial?

R.: Ahora estamos en la fase inicial para cuestiones simples, pero que ya nos muestran cómo vamos a lograr que escalen en las organizaciones. Es una tecnología que evoluciona exponencialmente y, tal y como está evolucionando, este tipo de avances en cinco años estarán en todas las organizaciones.

 

 

P.: Cinco años es muy poco. ¿Tendrán los trabajadores capacidad para formarse y adaptarse?

R.: El mundo que conocemos es digital y somos las mismas personas quienes forzamos a ello. Somos incluso más digitales en nuestras vidas privadas que en las empresas. El desafío está en cómo las empresas son ágiles en trabajar con tecnología, en adaptarla y cambiarla con rapidez. Ahora hay muchos players que dan ventajas competitivas en este sentido, pero se trata de que la tecnología sea una commodity.

 

P.: No obstante, el grueso del mercado laboral actual lo componen personas que no son nativas digitales…

R.: Son softwares pensados para quienes no saben de tecnología. Se crea tecnología para crear robots sin saber nada de robótica. Actualmente la tecnología es asequible, pero aún no se ha llegado al punto de saber cómo usarla y se está a la expectativa.

 

P.: ¿La adaptación será igual de fácil para todas las empresas?

R.: Hay quienes son nativos digitales y no tienen nada en que transformarse. Son empresas como Google o Amazon. Las que nacieron en un mundo analógico deberán transformarse y, sobre todo, aquellas que tengan un contacto directo con clientes.

 

 

P.: ¿Cuál será la mayor transformación?

R.: Empieza una nueva definición del concepto de valor. ¿Qué es exactamente ahora el valor? A una persona se la contrata para realizar un trabajo, pero termina dedicando la mayor parte de su tiempo a gestionar datos y tan sólo puede ponerse a lo suyo en el último minuto. Con la automatización de la gestión de datos, el trabajador podría dedicarse sólo a aquello que realmente tiene valor. Con esta ventaja, aumentará la capacidad de los humanos a generar valor y aparecerán nuevas profesiones. En la consultora en la que trabajo, por ejemplo, somos un equipo dedicado a robotics que hace unos años no existía.

 

P.: No parece el futuro catastrófico que a veces se transmite…

R.: Porque en los medios esta es una información que tiene mucho impacto. ¿Recuerda a la oveja Dolly, que iba a acabar con el mundo? Hoy ya nadie se acuerda de ella, pero gracias a ella hay enfermedades que ya tienen cura.

 

P.: ¿Quién pilotará esta transformación?

R.: Está muy asociada al fenómeno start up, con plataformas abiertas capaces de mejorar lo que ya existe. El fenómeno open source, por ejemplo. Se trata de empresas pequeñas, pero muy dinámicas que crecen con rapidez ayudadas por las grandes corporaciones.