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La moda, el negocio menos rentable de Richemont

S. García

27 may 2013 - 04:38

Richemont ya es el segundo mayor grupo de lujo del mundo, por detrás de LVMH, tras adelantar a Kering (antiguo PPR). La compañía ha conseguido alcanzar esa posición gracias al buen momento que viven sus enseñas de alta relojería y de joyería. No obstante, Richemont no sólo tiene a Cartier o a Van Cleef & Arpels. El grupo cuenta con una nutrida división de moda que le da más dolores de cabeza que alegrías y que, tras la marcha de su máxima responsable, está en el punto de mira de los inversores internacionales.

 

Aunque en los resultados de la compañía no cuentan con una división propia, las enseñas de moda que integran Richemont están agrupadas dentro de otros. Bajo esa denominación se encuentran Alfred Dunhill, Lancel,Purdey, Peter Millar, Azzedine Alaïa, Chloé, la asiática Shanghai Tang y la joya de la corona: Net-a-porter.

 

Todas ellas incrementaron su cifra de negocio hasta 1.426 millones de euros en el último ejercicio (concluido el pasado 31 de marzo), un 15,7% más que los 1.232 millones de euros registrados un año antes. No obstante, el resultado operativo del segmento registró pérdidas por valor de 38 millones de euros, un 40% más que los números rojos alcanzados en el ejercicio  precedente, que fueron de 27 millones de euros.

 

Estos resultados revelan una situación que, a primera vista, no se aprecia. El buen comportamiento y el consiguiente crecimiento a doble digito de las divisiones de relojería y joyería compensan las pérdidas de la que integra a las marcas de moda del grupo Richemont. Net-a-porter también favorece que esos números rojos sean menores, puesto que la plataforma crece a un ritmo sostenido y copa un porcentaje cada vez mayor en la cifra de negocio de la compañía, por lo que los directivos han mantenido su apuesta.

 

No obstante, Richemont ya ha dejado claro que a partir de ahora no tendrá tanta paciencia con los negocios que obtengan ventas y beneficios por debajo de los previstos, por lo que algunas de las enseñas que integran la división podrían sufrir cambios de estrategia o incluso salir a la venta.

 

Una de ellas es Chloé. La firma, fundada por Gaby Aghion, todavía no ha conseguido recuperar el esplendor de principios de los 2000, cuando la diseñadora Phoebe Philo consiguió revitalizar la marca y devolverla a la primera línea de la industria de la moda. Desde la salida de Philo de la enseña en 2006, Chloé ha recorrido más camino hacia detrás que hacia delante, con planes de aperturas paralizados y cambios en la dirección creativa incluidos.

 

A la dispar situación de algunas de las marcas de moda de Richemont se une la reciente salida de la máxima responsable de todas ellas: Marty Wikstrom. La ejecutiva, fichada en 2009, ha sido la encargada de pilotar las estrategias de todas las enseñas del grupo y ahora ha abandonado el proyecto, aunque no han trascendido los motivos de su marcha.

 

La salida de Wikstrom se produce tras la reorganización de la cúpula directiva del grupo y el anuncio de Johann Rupert, presidente de la compañía, de su intención de abandonarla durante un año.

 

Tras la salida de Wikstrom, Richemont se encuentra en una complicada situación puesto que, además de buscar un sustituto para la ejecutiva, deberá plantear una estrategia para revitalizar sus enseñas de moda y no permitir que penalicen el buen momento del resto de sus negocios, que son, al fin y al cabo, los que le han permitido ocupar el segundo puesto en el podio mundial del lujo.