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La moda, contra la capa de ozono: contaminará tanto como todo Estados Unidos en 2030

La industria de la moda es responsable, actualmente, del 8% de las emisiones de efecto invernadero y su impacto sobre el cambio climático ha crecido un 35% entre 2005 y 2016.

Lidia Montes

20 mar 2018 - 04:49

La moda, contra la capa de ozono: contaminará tanto como todo Estados Unidos en 2030

 

 

La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, sólo por detrás de la petrolera. En 2030, este sector generará el mismo volumen de gases efecto invernadero que Estados Unidos y alcanzará el 45% si no se opta por tecnologías digitales, energías renovables y tecnologías más eficientes, según el informe Measuring Fashion.


En todo el mundo se consumen, de media, 11, 4 kilos de ropa al año, lo que genera 442 kilos de emisiones de CO2 per cápita. Una cifra que sería comparable con la cantidad emitida por un coche conduciendo 2414 kilómetros y que equivale al 8% de los gases de efecto invernadero.


Así lo confirma el estudio Measuring Fashion, elaborado por la fundación ClimateWorks y Quantis, que analiza el impacto en el planeta de la industria de la moda y del calzado. El informe apunta que la industria de la ropa concentra, por sí sola, el 6,7% de las emisiones de gases de efecto invernadero.


De mantenerse estable la tendencia, el impacto de la industria de la moda sobre el clima crecerá hasta un 49% hasta 2030. Entre 2005 y 2016, el impacto de la industria de la moda sobre el cambio climático creció un 35% motivado, en parte, por cambio en los materiales utilizados, en los hábitos de consumo y en las localizaciones de producción. En un escenario estable, el impacto de la industria incrementaría hasta un 49% en 2030, lo que implicaría que las emisiones de CO2 de la industria serían similares a la cantidad que emite actualmente Estados Unidos al año.

 


 

 

Más de la mitad de esas emisiones en la industria de la moda provienen de tres estadios: el teñido y acabado, la preparación de hilaturas y la producción de las fibras. Entre ellas, tiene un peso especial el proceso de tintado y acabado, que representa el 36% de las emisiones, ya que es una fase muy intensiva energéticamente para los procesos de secado. Le sigue el proceso de  preparación del hilo, que supone un 28%. El que menos peso representa es el cierre del ciclo, es decir, la gestión de las prendas, bien sea por incineración o envío al vertedero, supone tan solo el 0,3% de las emisiones de la industria.

 

Por su parte, la industria del calzado es responsable el 1,4% de las emisiones de efecto invernadero. Más del 60% de las emisiones proceden de dos procesos: la fabricación y la extracción de materias primas.

 

La fabricación, de hecho, representa el 43% del total del impacto medioambiental, mientras que la extracción de materias primas supone el 20%. Igual que sucede en la industria de la moda, la mayor parte de los materiales utilizados para fabricar el calzado son sintéticos. El estudio, no obstante, señala que mientras en el calzado sintético la etapa de fabricación representa la mayor parte del impacto, la situación es a la inversa en el calzado de cuero, donde las etapas de extracción y procesamiento de materias primas representan más del 50% de su impacto climático.

 


 

 

El informe plantea una estrategia basada en tres acciones para que la moda sea sostenible. Una de ellas pasa por maximizar la eficiencia energética en un cambio hacia las renovables ya que el mayor impacto sobre el clima viene propiciado por la producción de electricidad a través de carbón y gas natural.  

 

Por otra parte, la digitalización puede dar lugar a nuevos modelos de consumo. Los beneficios, según señala el informe, pueden venir tanto del lado de los proveedores como de la demanda. En el primero de ellos, la digitalización podría mejorar la eficiencia en los procesos, reducir el consumo de materias primas y el desperdicio. Por la parte de la demanda, un consumo más inteligente con nuevos modelos como el alquiler de ropa y accesorios y programas de devolución pueden alargar la vida del artículo.

 

En tercer lugar, el material también es crucial para reducir el impacto medioambiental. La selección de fibras con menor impacto o el uso de materiales menos intensivos en energía y fibras recicladas obtenidas gracias a nuevos procesos químicos. Todos estos elementos van de la mano de la economía circular.  

 

En este escenario, muchas empresas de moda han empezado a trabajar para reducir su huella medioambiental, como Adidas, H&M, Inditex o Gap. H&M fue una de las pioneras en aplicar prácticas sostenibles de economía circular en 2015 mientras Inditex se ha centrado en la investigación de nuevos materiales con el Massachussets Institute of Technology.