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La cuenta de resultados, la cuerda floja del director creativo

16 may 2011 - 00:00

Custodio Pareja.- Christian Dior sin John Galliano, Balmain sin Decarnin, Chloé sin Hannah McGibbon o Gianfranco Ferré sin Tommaso Aquilano y Roberto Rimondi. ¿Qué está pasando en el mundo de la moda? ¿Son los directores creativos piezas fácilmente intercambiables dentro del sector? Y, lo más importante, ¿cómo están impactando estos cambios en sus respectivas empresas?

No es la primera vez que tiene lugar una crisis existencial en el mundo de la moda como la que se está viviendo en estos momentos. En los años noventa se vivió algo muy parecido con el fichaje de Tom Ford por parte de Gucci.

 

“Cuando Gucci contrató a Tom Ford creó un modelo de conducta dentro del sector”, explica Inmaculada Urrea, consultora de Sofoco Media. “Todos querían sumarse a la tendencia de contratar a jóvenes diseñadores recién licenciados”, argumenta Urrea.

 

Este hecho, que se repite treinta años después, ha sido desencadenado ahora por el caso de John Galliano con Christian Dior. Este hecho ha creado un punto de inflexión y ha provocado que firmas de todo el mundo quieran dar un golpe de aire fresco en sus puestos de directores creativos.

 

Balmain ha sido otro de los casos más sonado durante este último mes. Christophe Decarnin dejó de colaborar con la casa francesa el pasado abril por problemas de salud. La segunda hipótesis que se baraja como posible detonante para la salida de Decarnin de Balmain son problemas con la cúpula directiva de la firma.

 

“Muchos de los movimientos que están habiendo son debidos a los resultados económicos de las empresas”, dice Urrea. Las grandes casas de moda, como Balmain, han creado tendencia durante estas últimas temporadas, pero en algunos casos este liderazgo no ha ido acompañado de rentabilidad económica. 

 

Estos movimientos están llegando incluso a las cadenas de moda rápida. A principios de mayo, Gap anunció la salida de la compañía de Patrick Robinson, vicepresidente ejecutivo de diseño global del grupo estadounidense. A pesar de haber revitalizado la enseña desde el punto de vista de producto, su despido ha sido motivado por la falta de resultados económicos en Estados Unidos.

 

“La figura del creador es inestable, no dejan tiempo para que la gente le conozca y  así crear un nuevo lenguaje de la firma”, asegura Urrea. “El director creativo es el encargado de crear una imagen de marca, por eso mismo se le debe dejar un tiempo para que lo pueda conseguir”, explica.

 

 

Chloé también ha sido una de las marcas que ha creado tendencia durante esta última temporada. El color camel, las capas y la mezcla de pantalones de cintura alta con camisas tejanas se ha convertido en uno de los must de la temporada. No obstante, Hannah McGibbon, responsables de una de las colecciones más exitosas de Chloé, también ha abandonado la firma.

 

A McGibbon le sustituirá la diseñadora británica Clare Waight-Keller, que ha desarrollado su trayectoria profesional en empresas como Gucci, Tom Ford, Ralph Lauren y Calvin Klein. De Waight-Keller se espera que pueda rejuvenecer la marca y darle un aire fresco. Los expertos aseguran que con este cambio Chloé echa por tierra todo lo que había conseguido hasta ahora.

 

La principal incógnita que se plantea es cuál debe ser la actitud de los sustitutos, es decir, si deben continuar con la herencia de sus predecesores o crear la firma desde cero. En cualquiera de los dos casos, puede haber un impacto en los resultados económicos de las firmas.

 

En busca de publicidad

Muchas de las empresas buscan más publicidad de la que ya tienen con estas estrategias. Cambiar de director creativo, echarlo de la firma porque ha emitido insultos antisemitas (como el caso de Galliano) o, simplemente, tener que ingresarlo en un centro psiquiátrico a causa de problemas mentales hará que, todas estas firmas, aparezcan en los medios de comunicación con una campaña de márketing que hará ruido, y encima totalmente gratuita.

 

“Las firmas que hacen estas estrategias quieren clipping (aparecer en los medios), pero no a toda costa”, explican desde una agencia de comunicación de Barcelona. Las maisons no quieren que un diseñador, como es el caso de Lagerfeld, eclipse la firma y sea absoluto protagonista en los eventos que organiza la compañía.

 

“El caso de Galliano es el más claro –asegura Urrea-, era una celebridad dentro del mundo de la moda y, todo lo que hiciera, se relacionaba automáticamente con Christian Dior, algo que parece que nunca le ha gustado a la firma”.

El caso de Sarah Burton y McQueen

No todo son malas estrategias en el mundo de la moda. A veces también aciertan con sus decisiones, como en el caso de Sarah Burton, actual directora creativa de Alexander McQueen.

 

La diseñadora siempre se encontró al margen de cualquier decisión de McQueen, siempre fue su mano derecha y aprendió a su lado, por lo que ha sabido transmitir a la firma el legado del creador británico.

 

Después de trabajar durante años juntos, ha sabido recoger perfectamente la herencia de McQueen, a la vez que reinventar, cuidadosamente, la firma. Si McQueen era más oscuro, Burton intenta ser algo más limpia, un poco más celestial, pero no se aleja de las bases que creó el fundador de la firma.

 

Aunque hayan pasado ya más de tres meses desde el caso Galliano, el detonante de esta segunda crisis creativa en el mundo de la moda, a día de hoy no se conoce quién sucederá al ex director creativo de la casa Dior. ¿Quiere LVMH seguir guardando el secreto hasta el día del próximo desfile? ¿Realmente es un reclamo para su público que ellos sigan con la incógnita o, de lo contrario, es una equivocación? Quizá el 22 de junio, cuando juzguen a Galliano, se despeje la duda.