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Kate Moss 2.0: precio y flexibilidad aúpan a las modelos virtuales en la moda

La industria de la moda se sube a la ola de la realidad virtual, con el objetivo de ahorrar costes, mejorar el proceso de compra online y hablar el lenguaje tecnológico de los Z y Alphas.  

Nerea Zaballa

14 feb 2020 - 04:51

Kate Moss 2.0: precio y flexibilidad aúpan a las modelos virtuales en la moda

 

 

Tienen cara, cuerpo e incluso nombre, las prendas siempre les quedan perfectas y nunca se cansan. Las modelos virtuales comienzan a introducirse en el negocio de la moda como una alternativa más barata, rápida y flexible que las de carne y hueso, aunque el mayor reto continúa siendo la aceptación por parte del cliente.

 

La moda es una de las industrias que más invierte en publicidad y márketing. Desde grandes campañas a presentaciones de colección, el sector destina millones cada año a reforzar su marca en distintos tipos de soportes.

 

La irrupción del ecommerce ha multiplicado los costes: ya no basta con dos shootings al año, porque las webs se actualizan con mucha mayor frecuencia y en múltiples países del mundo al mismo tiempo. El presupuesto se multiplica, además, porque el fee de las modelos varía según el número de soportes y de países en los que se mostrará su imagen, que con el ecommerce es muchísimo mayor.

 

 

 “La moda suele ser pionera adentrándose en nuevos caminos”, ha asegurado Marta Marín, directora del máster en Comunicación de Moda de la Universidad Ramón Llul.  

El sector de la moda ya tiene a sus tops. Shudu Gram con 145.000 seguidores en Instagram e Inma Gram con 168.000 seguidores, por citar algunas. Ellas han sido las pioneras en el camino, con campañas para Dior o Prada, con las que el consumidor empieza a aceptar los avatares en la comunicación de marca.

 

Veepee, el antiguo Vente-Privée, fue pionero en utilizar avatares como modelos y presentar sus prendas sobre modelos virtuales. De esta manera, la empresa solo tenía que pagar al proveedor tecnológico para la creación de ese avatar y ahorrar los costes tradicionales de producción. “Optamos por modelos virtuales porque nos permite mayor flexibilidad y se adapta perfectamente a nuestro modelo de negocio que implica muchos shootings”, afirma la compañía a Modaes.es.

 

Los gastos en derechos de imagen de las modelos son unos de los más costosos dentro de la industria. La inversión final dependerá del caché de la modelo, las plataformas en las que aparecerá y los países en los que se comunicará. Además, hay que sumarle el tiempo de explotación de la imagen, que cuanto más se alargue en el tiempo, también aumenta el precio.

 

Con las modelos virtuales, las compañías pueden utilizar la imagen cuantas veces necesiten y en el soporte que deseen, sin pagar más que su propia creación. Compañías como Holo Me ofrecen una suscripción de seis mil euros al mes para poder utilizar todos sus servicios, desde la creación de la modelo hasta la implementación de nuevas técnicas.

 

Por otro lado, las compañías tienen el gasto del material gráfico para la web. Eso conlleva sesiones de trabajo de días, fees de las modelos, desplazamientos, fotógrafos, estilistas, maquilladores e incluso el alquiler de un estudio si no se tiene dentro de la sede. Este gasto puede rondar los 35.000 euros al mes, en el caso de una línea media de una compañía internacional.

 

 

Con el volumen creciente de prendas, ya no por temporada, sino por semana, el ecommerce necesita soluciones más rápidas y flexibles que le hagan mejorar los procesos. La modelo virtual funcionaría como un folio en blanco. El departamento de merchandising puede ir fotografiando las prendas por separado e incluyéndolas en la modelo de manera virtual, todo ello gracias a un software, explica Jonosch Amstutz, director general de Holo Me, a Modaes.es.

 

Las empresas, también, tienen el reto de introducir el nuevo lenguaje tecnológico que demandan los usuarios, sobre todo los Z y alpha. En sus nuevos hábitos de consumo, los contenidos nativos digitales hacen que conecten mucho antes con el producto, tal y como nos ha contado Marín.

 

Además, con esta nueva tecnología, las empresas pueden ser más eficientes en el customer journey online del cliente. “Con las modelos digitales las empresas pueden conseguir una compra online más segura que reducirá las devoluciones”, afirma Amstutz.

 

 

¿Quién hay detrás?

Cameron-James Wilson, artista visual, creó la agencia The Diigitals después de dar vida a Shudu, la primera supermodelo, en 2018. Pero, el 99% de estas soluciones tecnológicas son muy caras y no responden a problemas de negocio. Por ello, empresas como Looklet o Holo Me han traducido esta tecnología en una ventaja de negocio.

 

Looklet ofrece a las empresas un servicio de smart technology con el que fotografían la prenda en un maniquí, lo suben a su software y abren la posibilidad de conjuntar o incluir la prenda cuantas veces quieran en cualquier avatar creado.  

 

Holo Me provee a las empresas con hologramas humanos en 3D con un modelo escalable. La compañía plantea una solución basada en la digitalización de la modelo de carne y hueso. “Muchas modelos virtuales no tienen éxito por el mecanismo de aceptación, es decir, el ser humano no se ve representado y no acepta la experiencia”. Por ello, desde esta compañía capturan una modelo real y aplica su tecnología mediante un software que crea la experiencia virtual.

 

La ventaja de este modelo, basado en suscripción, es que con una sola sesión se pueden obtener cuantas versiones quieras. Marcas como Asos o Stuart Weitzman ya están probando estas pasarelas virtuales, en las que gracias a la realidad aumentada la marca incluye la posibilidad de visualizar estos modelos virtuales dentro del proceso de compra.