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Julián Imaz, a por la última oportunidad

Con tres décadas en el textil a sus espaldas, Imaz es uno de los empresarios de más trayectoria en el textil español. Fue uno de los mayores proveedores de Inditex, protagonizó el lanzamiento de Bershka y, ya en solitario, creó Shana, Friday’s Project, Double Agent y, ahora, Multifybrands.

Pilar Riaño

18 oct 2017 - 04:49

Julián Imaz, a por la última oportunidad

 

 

“A cabezón no le gana nadie”. Haciendo honor a su origen aragonés, esta es una de las frases más repetidas al hablar sobre Julián Imaz, uno de los empresarios de más larga trayectoria (sinuosa, eso sí) en el textil español. El propio Imaz se refiere a sí mismo haciendo referencia a su cabezonería, al tiempo que afirma que no se da por vencido en la que considera su última oportunidad en el sector.

 

Nacido en Zaragoza, Julián Imaz puede hacer gala de haber sido uno de los mayores proveedores de Inditex, de haber sido protagonista del lanzamiento de Bershka, de haberse atrevido con el low cost con Shana o de haber creado un fenómeno adolescente con Double Agent. Pero Imaz no atraviesa ahora su mejor momento: su hólding, que se ha visto afectado por la caída de las ventas con una pesada estructura de retail, presentó preconcurso de acreedores el pasado mayo.

 

Imaz entró en el textil por casualidad. Mientras estudiaba, Imaz era disc-jockey y relaciones públicas en una discoteca de Zaragoza, para la cual decidió hacer una pequeña serie de sudaderas y, gracias a ello, recaló en Mataró (Barcelona), uno de los mayores polos de la industria textil en España. Aquel pedido puntual terminó convirtiéndose en la profesión de Imaz, hoy en día uno de los mayores expertos de España en aprovisionamiento.

 

 

 

 

Con Erari (su empresa de producción), Imaz afianzó una estrecha relación con Inditex, hasta el punto de que fue el encargado de conceptualizar la primera cadena de moda joven del grupo: Bershka. Tras la etapa en el seno del gigante gallego, regresó a su trabajo como proveedor, esta vez ya con la actual Comdipunt.

 

Pero si por algo destaca Imaz es por su inquietud. Creador de conceptos, el empresario lanzó después Friday’s Project, una cadena multimarca que combinaba firmas italianas renombradas con su propio producto. “No puede estar quieto, continuamente está pensado -explica un ex trabajador suyo-; tiene su parte buena y es que reacciona muy rápido a los cambios, pero también otra mala, pues cambia mucho de opinión y es complicado rendirle cuentas”.

 

Friday’s Project languideció con la llegada de la crisis y su impacto en el textil, así que Imaz volvió a reinventarse. En pleno auge del low cost en España, no temió (en aquel momento, porque después sí lo ha hecho y así lo ha admitido) a gigantes como Primark y lanzó Shana. Después llegó Double Agent, con la que se subió esta vez a la ola de la moda californiana.

 

 

 

 

Pero el retail no ha resultado ser para él, que vuelve ahora a sus orígenes y se centra en el aprovisionamiento y el multimarca, aunque, de nuevo, dando otra vuelta de tuerca. Imaz se embarca ahora en el lanzamiento de Multifybrands, una plataforma de distribución de moda para el canal multimarca. Multifybrands toma la herencia de Shana y Double Agent, que abandonan el retail casi por completo, y de Comdipunt, revitalizada ahora y con nuevos pedidos de aprovisionamiento.

 

Estas no han sido las únicas aventuras empresariales de Imaz, que pone un pie en todo aquello que le interesa. Fascinado por las operaciones, el empresario se introdujo en restauración con Giuliani’s, un italiano de precios bajos con el que llegó a plantear crear una gran cadena. Giuliani’s (que recibe su nombre de pila) cuenta con cinco locales, en el principal de los cuales (en el centro comercial La Maquinista, en Barcelona) puede vérsele ejerciendo de anfitrión.

 

Con tres décadas en el textil a sus espaldas, Imaz se ha ganado tantos amigos como enemigos. Algunos critican su frialdad al analizar los números, otros la dureza en las negociaciones, otros su “volatilidad” o el no haber sabido aprovechar el momento y haber vendido su empresa en el punto álgido, un error que él mismo reconoce. Sin embargo, todos destacan su capacidad de adaptación y su conocimiento del textil.

 

Discreto pero directo en sus planteamientos cuando aparece en público, afirmaba recientemente: “en el textil no hay torero sin cornada”. El aragonés se cura las heridas de la última que ha recibido para dar el que, según él mismo dice, será su último movimiento
de capote.