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José Monzonís (Fice): “El calzado español necesita más grupos con capacidad para ser jugadores internacionales”

Silvia Riera

10 sep 2015 - 04:45

José Monzonís es el nuevo secretario general de la Federación de Industrias de Calzado Español (Fice). Monzonís, que en breve será nombrado presidente de la organización empresarial, es ingeniero industrial y a lo largo de su carrera profesional ha combinado la empresa pública, en el Gobierno valenciano, con la privada. El directivo considera que el calzado está preparado para dar el siguiente paso: ganar tamaño.

 

José Monzonís (Fice): “El calzado español necesita más grupos con capacidad para ser jugadores internacionales”P.: Antes de entrar en Fice, ¿había tenido algún tipo de contacto con el sector?

 R.: No he trabajado de manera directa en el calzado, pero llevo 16 años en el mundo industrial. Sin embargo, en una etapa de mi trayectoria estuve en la administración regional de Valencia, donde pude ver empresas de varios sectores, entre ellos, el calzado. Por tanto, no me es desconocido, ni desde el punto de vista de sector ni de gestión ni de empresarios.

 

P.: ¿Qué le pareció entonces la oferta de Fice?

 R.: Fue enormemente interesante. Aunque no había trabajado en la industria de bienes de consumo, sí conocía a sus empresarios. De hecho, fui uno de los impulsores del clúster automovilístico en Valencia en 2003.

 

P.: Rafael Calvo, que estuvo al frente de la patronal del calzado durante tres décadas, tampoco procedía del sector. ¿Por qué cree que puede ser positiva la visión de alguien externo?

 R.: Creo que es importante saber trasladar las experiencias de unos sectores a otros. Cuando entró en General Electric, Jack Welch tampoco venía del sector y colocó a la empresa arriba del todo. La experiencia en un sector es positiva, pero no necesaria. Es cierto que se conocen las virtudes del sector, pero también pueden arrastrarse vicios. Hay que valorar pros y contras.

 

P.: En comparación a otros sectores industriales en España, ¿considera que el calzado está en un nivel óptimo de desarrollo?

 R.: El calzado, como ocurre en otros ámbitos de los bienes de consumo, siempre está es proceso de reestructuración. No en términos de número de empresas o de empleados, sino en estrategia y marca.

 

P.: En los últimos años, el calzado ha apostado por crear marca e internacionalizar. ¿Es un reto logrado o todavía queda trabajo por hacer?

 R.: El calzado apostó por producir marca y por desarrollar su negocio en entornos internacionales. Pero no me gusta hablar de logros en sectores que continuamente se están reestructurando. Este fue un giro necesario que el sector dio la década anterior, pero ahora hay que dar el siguiente.

 

P.: ¿Y cuál es el siguiente giro?

 R.: Ahora, el calzado está bien posicionado. El salto cualitativo ya está dado, ahora queda por dar el salto cuantitativo. Y creo que se está avanzando en este sentido. La producción de calzado en el acumulado del primer semestre del año ha crecido un 5% respecto al año anterior, la mayor subida de los últimos cinco años. El sector ya está sentando las bases para el crecimiento cuantitativo, pero para que se realice de una manera sana, hay que continuar posicionando el producto y hay que mantener los esfuerzos en la gestión y el suministro.

 

P.: ¿Han pensado en cómo promover el salto cuantitativo en las empresas de calzado?

 R.: Vamos a tratar de trabajar en técnicas de lean manufacturing, características de la automoción. Son técnicas de gestión que elevan la productividad ahorrando costes, que ayudan a sistematizar los procesos. Hay compañías de otros sectores que ya las están aplicando con éxito y también en el calzado.

 

P.: ¿Se refiere a que hay que hacer grandes las empresas del sector?

 R.: Sí. Necesitamos más grupos españoles con capacidad para ser jugadores internacionales, globales o regionales, como Tempe o Salvatore Ferragamo, por ejemplo. Empresas que, aunque tengan filosofías y modelos de negocio diferentes, están muy posicionadas en el mercado internacional, ya sea con perspectiva global o regional.

 

P.: ¿Tiene el calzado en España empresas que cumplan estas características?

 R.: En España, hay unas treinta empresas internacionales de calzado con una facturación de más de treinta millones de euros al año. Pero también hay empresas de menor tamaño muy bien posicionadas en mercados nicho, que pueden potenciarse más a nivel internacional. Es importante también que estas empresas sigan creciendo a nivel de producción y ventas.

 

P.: Las empresas del sector, en su mayoría pymes familiares, ¿están preparadas para dar el salto cuantitativo?

 R.: Soy muy optimista en este sentido. Creo que las empresas españolas del calzado son tremendamente creativas y se están profesionalizando, no sólo en el sentido de fichar profesionales externos para la gestión. La propia familia es capaz de seguir el proceso y asumir la dirección con la mayor competencia. Hay un gran número de empresas bien gestionadas, que son creativas, que continuarán mejorando en posicionamiento y creciendo en tamaño, tanto en producción como en ventas.

 

P.: El calzado español ha sabido elaborar un producto de calidad, precio y diseño, pero quizá falte tocar la tecla del lujo para ganar terreno al italiano…

R.: Cada empresa tiene su modelo de negocio y estrategia, y es difícil decirle hacia dónde tiene que ir. Al final, es la misma empresa la que debe saber dónde posicionarse mejor para seguir creciendo. Es más importante hablar de sostenibilidad del negocio, de los clientes, de las ventas…

 

P.: En el calzado, hay un proceso de relocalización palpable. ¿Cree que irá a más?

 R.: Sí, por los nuevos modelos de negocio y por los nuevos procesos de producción y distribución cada vez más próximos al mercado de consumo. Las empresas cada vez están más presionadas por los tiempos de respuesta.

 

P.: ¿Cree que veremos inversiones en el ámbito productivo a corto o medio plazo en España?

 R.: De hecho, este año ya ha habido algunas, como la construcción de una fábrica o un cambio de instalaciones. Hasta ahora, las inversiones se han destinado a los intangibles, como creación de marca, nuevos productos o posicionamiento, y también al desarrollo de puntos de venta. Estas dos se complementarán con nuevas inversiones en la cadena de producción, no me cabe la menor duda.

 

P.: En un momento propicio para la relocalización industrial, ¿el sector está preparado para asumirla?

 R.: La relocalización es un fenómeno muy transversal. En el ámbito de la automoción, por ejemplo, España vuelve a ser interesante, por ejemplo. En el caso concreto del calzado, también se dan una serie de beneficios que pueden ser determinantes, como una moderación salarial o una mayor flexibilidad laboral.

 

P.: ¿Considera que si etiquetar el Made in fuera obligatorio en la Unión Europa ayudaría a la industria española del calzado a crecer?

 R.: Igual que la Confederación Europa del Calzado, consideramos que el Made in debe estar incluido en todos los productos que se vendan en Europa. Los consumidores, sin ningún tipo de complejo, deben decidir qué compran con toda la información. Creo que es algo natural y me preocupa que este debate sea polémico. Dicho esto, creo que el Made in no es más que un reflejo de todo el esfuerzo que realizan las empresas. El Made in es una consecuencia, nunca una causa.