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José Antonio Maldonado: “Si tuviera una empresa de abrigos, estaría preocupado”

El meteorólogo defiende que las temperaturas continuarán subiendo, pero las temporadas en moda aún tendrán sentido.

Iria P. Gestal

12 feb 2018 - 04:45

 

El meteorólogo, José Antonio Maldonado

 

José Antonio Maldonado es uno de los meteorólogos españoles de mayor trayectoria. Desde Televisión Española, el sevillano ha sido El Hombre del Tiempo para varias generaciones, y ha sido miembro de la Asociación Internacional de Meteorólogos en los Medios de Comunicación. Maldonado, licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Sevilla, dirige ahora el portal Eltiempo.es, es presidente de la Asociación Meteorológica Española y miembro del consejo rector de la Aemet. El meteorólogo asegura que, pese a las quejas de los empresarios de la moda, las predicciones son fiables y sigue teniendo sentido hablar de las estaciones, aun así advierte: “estaría preocupado si me dedicase a vender abrigos”.

 

 

Pregunta: ¿Un empresario de la moda se puede fiar del hombre del tiempo?

Respuesta: Una predicción, como su propio nombre indica, es algo que puede ocurrir o no. A medida en que nos vamos alejando del día en que se hace la predicción se va perdiendo fiabilidad, el problema es que si fallas una vez parece que no hayas acertado nunca. La nevada del día de Reyes, por ejemplo, llevaba avisándose desde hacía seis días. Ya quisieran dar tanto en el clavo los expertos económicos o los que predicen los partidos de fútbol.

 

P.: El clima es la excusa de muchos sectores cuando las cosas van mal. ¿Hay que echarle la culpa al tiempo?

R.: Al hombre, desde que era nómada, le ha preocupado el tiempo. Los agricultores querrían que la lluvia se controlase con una manguera, que se pudiese abrir cuando y cómo ellos deseen, pero no es así. Nunca llueve a gusto de todos, ese es el único refrán meteorológico que es cierto.

 

P.: ¿Cómo ha cambiado la predicción del tiempo en los últimos años?

R.: Cuando yo ingresé, siendo un adolescente, en 1970 en el cuerpo de meteorólogos, los mapas los pintábamos a mano con rotulador. Así se mantuvo también incluso cuando me incorporé a Televisión Española en 1986. Entonces sólo predecíamos un día y, como mucho, el siguiente, y nos basábamos en la tendencia barométrica, trasladando al mapa los datos que nos llegaban de las estaciones.

 

 

 

 

P.: ¿Qué ha cambiado hasta hoy?

R.: Ahora los satélites son muchos más claros y te dan información mucho más actualizada, aunque con eso no puedes hacer el pronóstico, sólo ver lo que está pasando ahora. Si hay un frente que está prácticamente encima de Portugal y las costas de Galicia, está claro que va a pasar por encima de nosotros, pero eso no nos da el pronóstico para dentro de cuatro días.

 

P.: ¿Cómo se hacen entonces las predicciones a largo plazo?

R.: Mediante la resolución de lo que llamamos modelos, que son ecuaciones que interpretan la posible evolución de la atmósfera partiendo de la situación actual. En 1920, un meteorólogo inglés se percató de que la evolución de la atmósfera podía ser interpretable mediante ecuaciones, pero se encontró con dos dificultades. La primera es que había pocos observatorios, y sin saber lo que pasa no puedes predecir lo que pasará. La segunda era que para saber el tiempo de mañana, ni con un equipo de cuarenta personas era suficiente para resolver las ecuaciones a tiempo. Eso se solventó con la informática. 

 

P.: ¿Por qué no es más fiable?

R.: Cuando un frente pasa por encima de la Península, muchas veces se distorsiona por la orografía tan compleja que tenemos, así que cuando llega a las costas mediterráneas lo hace mucho más debilitado y los murcianos se quejan de que nunca les llueve. Cuando hay el anticiclón de bloqueo, como el de Las Azores, puedes garantizar casi seguro que mañana no va a llover. Pero una borrasca que merodea por el noroeste es difícil. Al final, nos basamos en el algoritmo y en los datos que tenemos del pasado, pero hay muchos factores que pueden hacer que un frente no se comporte como lo hizo anteriormente.

 

 

 

 

P.: ¿Llegará un momento en que sea posible hacer predicciones a muy largo plazo?

R.: Hay un organismo, el IPCC, compuesto por científicos que hacen predicciones a muy largo plazo, pero yo las pongo en cuarentena porque hay elementos que no sabemos cómo van a evolucionar, como las manchas solares o las erupciones volcánicas.

 

P.: Todos los empresarios de la moda se quejan del tiempo el pasado octubre. ¿Tienen razón?

R.: Lo cierto es que sí. Hemos tenido un otoño bastante caluroso. En todas las regiones y todas las comarcas las temperaturas fueron más altas de lo normal. En cambio, la primera quincena de enero estuvo dentro de los límites normales.

 

P.: ¿El verano se alarga cada vez más?

R.: La única certeza es que las temperaturas han subido, pero esto no significa que el verano se alargue más, aunque en los dos últimos años sí ha ocurrido.

 

 

 

 

P.: ¿Sigue teniendo sentido hablar de primavera, verano, otoño e invierno?

R.: Sí, las estaciones no han cambiado, aunque a veces veamos fenómenos extraños en primavera. Las temperaturas de enero, por mucho calor que haga, no tienen nada que ver con las que habrá en mayo o agosto. Pero no se puede esperar que las estaciones coincidan exactamente, esto no es tocar un timbre y pasamos de una a otra. Creo que hay la percepción de que cada vez están menos definidas, pero en los datos no se aprecia. La memoria climatológica es muy corta, ni cuando los mayores del lugar dicen “este es el peor invierno que recuerdo” me lo creo.

 

P.: Pero en los últimos años ha habido un gran número de fenómenos meteorológicos extremos, como las nevadas en Estados Unidos. ¿Es inusual?

R.: No. La diferencia es que antes, cuando no había televisión o Internet, quizás leíamos de esas nevadas dos o tres días después y ahora lo vemos en directo, pero no es nuevo.

 

 

 

 

P.: ¿Cómo ve el mundo, climatológicamente hablando, en treinta años?

R.: Cuando estudié, nos decían que estábamos abocados a una glaciación. Con arreglo a como ha transcurrido la historia de la meteorología, dentro de cuatro o cinco mil años nos tocaría eso. Pero lo que ha pasado, desde mediados del siglo pasado hasta ahora, es que las temperaturas han ido al alza. En los próximos años, globalmente, continuarán creciendo, aunque eso no quiere decir que cada año vaya a ser más caluroso que el anterior, pero la pendiente es ascendente.

 

P.: ¿Por el cambio climático?

R.: Sí, pero no sólo. La mano del hombre sólo tiene impacto desde la revolución industrial, pero el clima siempre ha cambiado, antes de que siquiera existiera el ser humano. Ha habido épocas en las que tres cuartas partes de la Tierra han estado heladas, y otras en las que han crecido viñedos en zonas que hoy es impensable. En el siglo XVI hubo una pequeña edad glacial a la que todavía no se le ha encontrado explicación. Se helaron el Támesis y el Ebro a la altura de su desembocadura, y todavía se desconoce porqué.

 

P.: ¿Hasta cuánto se elevará la temperatura media en España en los próximos años?

R.: Si no hay alguna circunstancia que lo impida, las temperaturas seguirán subiendo. La actividad solar, los gases invernadero… Hay muchos factores que influyen.

 

 

 

 

P.: ¿Debemos prepararnos para veranos de cincuenta grados e inviernos de veinte?

R.: No me atrevo a decirlo. De cincuenta grados puede ser, puntualmente. De hecho, se han dado temperaturas de 47 grados y 48 grados en el sur. Esa es la tendencia.

 

P.: Se ha dicho que 2017 ha sido el segundo año más caluroso desde 1880. ¿Es cierto?

P.: Por lo pronto, desde 1880 es difícil de saber, porque no tenemos datos. Sí de los últimos veinte o treinta años, pero no se puede hablar de un récord en un siglo.

 

P.: ¿Dejará de llover?

R.: A Andalucía no la vamos a conocer desértica. Pero le diré que en el Sahara, antaño, había ríos y árboles por todos lados y hoy es desierto. Treinta años es muy poco tiempo. ¿Cómo va estar España en mil años? Eso no lo sé. Si cogemos un decenio, nos encontramos de que en España hay más años secos que húmedos, no sólo ahora, sino desde que existen datos hace siglo y medio.

 

P.: ¿Dejarán entonces de venderse chubasqueros?

R.: La memoria meteorológica es muy frágil con las precipitaciones. La sequía del último año ya se ha dado en el pasado y se seguirá dando. España de entrada es un país seco, con una orografía muy compleja que está rodeda de mares de naturaleza muy distinta y con el desierto de vecino.

 

P.: ¿Mañana lloverá?

R.: Sí, es muy probable, que mañana llueva.