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Jacques-Antoine Granjon, el empresario ‘omnipresente’ que tiñó de rosa el rojo de Privalia

I. P. Gestal

18 abr 2016 - 04:47

Jacques-Antoine Granjon

 

 

Exigente, controlador, provocador y con un apetito voraz. La ambición de Jacques-Antoine Granjon, uno de los gurús del ecommerce europeo, se ha vuelto a manifestar esta semana, cuando, después de años criticando a los “copycats” (como él mismo ha señalado en miles de ocasiones), Vente Privee se hizo la semana pasada con el control de Privalia en una de las mayores operaciones del sector en Europa. Llamadas a primera hora después de recibir las ventas del día anterior, supervisión de cada una de las imágenes de la plataforma o exigencia hasta en el agua que bebe son algunos de los detalles que definen a este empresario francés.

 

Nacido en Marsella en 1962, Granjon se ha convertido en uno de los empresarios más exitosos del ecommerce europeo desde que, en 2001, fundara junto a otros seis socios (entre ellos, su cuñado), Vente Privee, la plataforma que revolucionó el sector con un modelo basado en dan valor al stock sobrante de las marcas de moda.

 

Granjon tiene aspecto de estrella de rock, conduce un Bentley y vuela en un avión privado llamado JAG. Sin embargo, esa apariencia esconde a un directivo exigente, directo y obsesionado con el control hasta tal punto que llega a supervisar las imágenes que aparecen en la página de inicio de Vente Privee.

 

 

 

 

De hecho, uno de los mayores tropiezos de Vente Privee en los quince años de trayectoria del grupo fue cuando se aventuró en un proyecto que escapó a la gestión directa de Granjon: la entrada en Estados Unidos. La compañía se alió con American Express para desembarcar en el país y, sólo tres años después, rompían su acuerdo tras no conseguir los resultados esperados.

 

“No es un tema del que hablara mucho, creo que le costaba reconocerlo”, explican fuentes cercanas al empresario. Sin embargo, pese a su obsesión por el control y su imagen de rebelde, las personas que han trabajado con él coinciden en señalar que, como jefe, “es duro pero correcto”.

 

“Es exigente, pero valora mucho la iniciativa”, explican fuentes de compañía. “Cuando dice que no es no, pero siempre está abierto a escuchar propuestas”, añaden. En una ocasión, incluso llegó a recibir a dos emprendedoras parisinas que querían vender galletas en un food truck a la puerta de la sede central de Vente Privee, en París.

 

También es accesible para los trabajadores de la compañía, y contesta a los correos electrónicos “siempre que le propongas algo”. Aunque en el día a día suele ser breve y conciso, se permite una licencia cada año, el día en que se conocen los resultados económicos anuales de la empresa. “Entonces, envía un mail larguísimo a toda la plantilla, en el que hace balance del año y utiliza alguna metáfora del arte o de la literatura”, explican quienes han trabajado con el directivo.

 

 

 

 

La provocación es parte de su ADN y se manifiesta cada vez que un periodista saca a colación alguna de las empresas que han copiado el modelo de negocio que Vente Privee. “Las copias del modelo de Vente Privee crecen presionadas por el capital riesgo; yo no quiero eso”, decía, por ejemplo, en 2011. Granjon incluso se ha atrevido a meterse con el todopoderoso Amazon.

 

“¿Sabes por qué Jeff Bezos creó MyHabit? Porque nos conocimos en Nueva York, y pasamos tres horas juntos porque quería entender mi modelo; después de nuestro encuentro, en lugar de decir que podíamos hacer negocios juntos, decidió crear MyHabit, que es exactamente como Vente Privee”, aseguraba hace dos años a un medio estadounidense.

 

Cuando Amazon anunció que comenzaría a utilizar drones para realizar los envíos, Granjon respondió con un vídeo en el que bromeaba con que Vente Privee estaba desarrollando una tecnología que permitiría la teletransportación.

 

“Es verdad que puede ser un poco seco a veces, pero es brillante y tiene un discurso que convence”, explica un trabajador de la compañía. Granjon tiene, además, un ojo clínico para los detalles, ya sean un error en un excel de ventas o el tipo de fruta que le sirven durante las entrevistas, que debe ser roja y servirse en piezas pequeñas que puedan ser comidas por las manos. “Nunca te lo pide, pero valora que pienses en ello”, explican fuentes cercanas al directivo. Sólo hay una cosa que demanda activamente: el agua debe ser Evian y, preferiblemente, en botellas de cristal.

 

 

Un mecenas del siglo XXI

Al margen de su actividad en Vente Privee, Granjon se ha convertido en una suerte de mecenas del siglo XXI. El directivo lleva 22 años construyendo su colección, que incluye obras de David LaChapelle, Erwin Olaf, Le Corbusier o David Marc y que ahora decora la sede central de la compañía. Además, Granjon también apoya la cultura a través de Vente Privee, que en los últimos años se ha hecho con el control de tres teatros en París.

 

Su pasión por el arte es, junto con su aspecto, una de las claves que han definido el personaje de Granjon fuera de las oficinas de Vente Privee.  Sus zapatos, de una talla 48, se los hace desde hace años el mismo zapatero parisino de la Place Vendôme.

 

Aunque esto podría estar a punto de cambiar. Desde hace un año, Granjon se ha comprometido con la defensa de los animales e incluso ha dejado de utilizar sus chaquetas de cocodrilo, otra de sus señas de identidad. Y es que Granjon encuentra nuevas pasiones cada día en  las que volcar su exigencia, perfeccionismo y pasión.