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Italia, donde la armada de la moda construyó sus palacios

Con Roma, Milán y Florencia como principales focos de la moda italiana, los grandes grupos de lujo y distribución eligen estas tres ciudades para ubicar sus buques insignia. Destacan, sobre todo, los de las compañías italianas, que muestran su hegemonía en el país con locales ubicados en modernos edificios o en antiguos palacios.

Martí Ventura

13 jun 2017 - 04:51

 

Italia, donde la armada de la moda construyó sus palacios

 

A lo largo de ocho semanas, Modaes.es realiza un viaje por los flagship stores más emblemáticos del mundo. La vuelta al mundo en ochenta flagships partirá de la Castellana de Madrid, recorrerá los buques insignias más importantes de las principales capitales de la moda en Europa, Estados Unidos y Asia y acabará en economías emergentes como India y Brasil.

 

Patrocinado por Moddo, plataforma omnicanal para el mundo de la moda, el calzado y el deporte, La vuelta al mundo en ochenta flagships divide en quince capítulos su viaje por los países del mundo más destacados para la moda.

 

 

 

 

Con Roma, Milán y Florencia como principales focos de la moda italiana, los grandes grupos de lujo y distribución eligen estas tres ciudades para ubicar sus buques insignia. Destacan, sobre todo, los de las compañías italianas, que, además de sus sedes y fundaciones, muestran su hegemonía en el país con locales ubicados en modernos edificios o en antiguos palacios.

 

Todos tienen en común, sin embargo, su ubicación: ya sea en el Quadrilatero D’Oro milanés o la Piazza di Spagna romana, la situación prime de cada tienda es ya una declaración de intenciones y una muestra de la importancia y visibilidad de cada punto de venta.

 

Comenzando por la capital, en Roma destacan los flagship stores de Bulgari, Valentino, Fendi y Diesel. Y de la capital del país, a la capital de la moda, Milán, con Armani como principal estandarte. Aquí comienza el recorrido por los flagships de la moda en Italia.

 

 

Bulgari, el palacio de la joyería

 

El flagship store de Bulgari en Roma se encuentra en Via dei Contotti, con vecinos como Hermès, Céline o Burberry. El edificio, ideado por el arquitecto Florestano Di Fausto en 1930, ha sido recientemente remodelado (tanto el interior como la fachada) por el estadounidense Peter Marino para celebrar el 130 aniversario de la marca.

 

Con la renovación se han integrado en el espacio comercial elementos modernistas del edificio, antes ocultos. Lo primero que el cliente ve es un gran vestíbulo oval de mármol africano y un pasillo con una escultura de bronce al final.

 

A partir de ahí, el ala derecha está destinada a las joyas para bodas, mientras que la izquierda contiene los artículos de alta joyería. Una escalera de mármol, flanqueada por una estructura de hierro dorada, sube al primer piso.

 

 

 

Valentino, la ‘maravilla’ romana

 

También en Roma abrió hace dos años su flagship store Valentino, en Piazza di Spagna, a poca distancia de la sede de la compañía, el Palazzo di Piazza Mignanelli. Valentino Mirabilia Romae es el nombre que recibe el establecimiento, que estuvo diseñado por el arquitecto David Chipperfield con el asesoramiento de Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli, ex directores creativos de Valentino.

 

El local dispone de una superficie de 1.470 metros cuadrados, que ascienden a 1.865 metros cuadrados si se tiene en cuenta la terraza, lo que lo convierte en la mayor tienda de Valentino en el mundo.

 

El local consta de tres niveles y tiene techos altos. La decoración es mínima, dándole protagonismo a las prendas, y las paredes y suelos del interior de la tienda están hechos de mármol blanco. En la entrada, la tienda dispone de un atrio de seis metros de altura al que le sigue una larga galería blanca.

 

 

 

Fendi, arte y moda unidos en Roma

 

Fendi, otra marca de LVMH, también escogió la ciudad para establecer su buque insignia en Italia, en el Palacio Fendi, del siglo XVIII. Una escultura de Giuseppe Penone da la bienvenida al establecimiento. El palacio donde se ubica dispone de una tienda de dos plantas, rediseñada por el arquitecto Gwenael Nicolas, un hotel, un apartamento ideado por Dimore Studio, un restaurante y un bar.

 

En cuanto a la tienda, su fachada con cinco arcos dispuestos a modo de escaparates se mantuvo intacta. Los suelos son de mármol Calacatta y Marquina, dos tipos de piedra, así como la escalera, aunque añade detalles de mármol rojo Lepanto.

 

En la segunda planta, un grupo de artesanos confeccionan artículos de marroquinería y accesorios. La entrada está dominada por la escultura hecha de espejo Moon Ball, del artista suizo Not Vidal.

 

 

 

Armani, el emperador en Milán

 

De la capital del país, a la capital de la moda: Milán. Y si se habla de flagships, Armani es el rey. No sólo ha establecido en la ciudad su buque insignia, sino que ha creado un imperio, con una manzana entera con el ADN Armani en Via Manzoni.

 

De hecho, el conjunto de edificios conforman una A enorme que sólo se aprecia a vista de pájaro. La primera tienda Armani abrió en este mismo enclave en 1981 y ha crecido hasta construir un hotel de 95 habitaciones, un restaurante, una discoteca, la fundación Armani y una librería alrededor del punto de venta inicial. El establecimiento cuenta con todas las líneas de la firma.

 

 

Sin embargo, en 2015 Armani reconstruyó un flagship situado a unas pocas calles de su buque insignia. Situado en Via Monte Napoleone, en pleno Quadrilatero d’Oro, el establecimiento cuenta con 1.082 metros cuadrados y fue rediseñado por Giorgio Armani y su equipo de arquitectos. La reconstrucción fue tanto del interior como del exterior del palacete donde se ubica.

 

La planta a pie de calle está destinada a las colecciones de ropa femenina mientras que en la primera se ubican las de masculina. La tienda cuenta, además, con un espacio dedicado a la sastrería y las piezas hechas a medida, ubicado en la segunda planta. En el interior del edificio destacan los colores tierra, los metalizados, como plateados y dorados, y el azul y verde petróleo.

 

 

Diesel, un planeta en Piazza San Babila

 

Diesel llevó a cabo el año pasado la remodelación de varios de sus establecimientos alrededor del mundo para adaptarlos a una nueva imagen. Uno de ellos fue el que tenía en la ciudad italiana, en Piazza San Babila, al que renombró Diesel Planet Store.

 

La tienda corrió a cargo del estudio japonés de arquitectura Wonderwall, con Masamichi Katayama al frente, y tiene 887 metros cuadrados y tres plantas unidas por una escalera de mármol negro. El nuevo concepto de marca se distingue por el aspecto industrial del interior del edificio.

 

Destaca el uso de madera en los techos, acero inoxidable y vidrio en toda la tienda, donde se da un especial protagonismo a los vaqueros. Los muebles son de época y los diferentes espacios están decorados con alfombras persas.

 

 

Por otro lado, la mayor novedad ha venido de la mano de la tecnología. La compañía italiana se ha asociado con Samsung y H-Farm para personalizar la experiencia de compra de sus clientes. Mientras H-Farm, una incubadora de empresas digitales, ha proporcionado el software necesario para la digitalización de la tienda, Samsung ha aportado el hardware para ello, como probadores inteligentes y mesas que leen el producto que se deposita encima y dan información sobre él.

 

En cuanto a la eficiencia, la compañía instaló antenas de Rfid para controlar el stock disponible en el almacén y las estanterías, lo que permite llevar un control instantáneo de los productos que se encuentran en el establecimiento.

 

 

OVS, ‘fast fashion’ tecnológico

 

El gigante italiano OVS abrió en 2015 su mayor establecimiento del mundo en el número 21 de Corso Buenos Aires. El local tiene una superficie de 2.860 metros cuadrados y fue diseñado por el equipo de OVS junto con el estudio arquitectónico Studio Vincenzo De Cotiis.

 

La obra fue especialmente importante en la fachada del edificio, que acabó convirtiéndose en un gran bloque de cristal. Los elementos de decoración, así como las escaleras, son de diferentes metales y están acompañados de rejillas, placas brillantes, elementos perforados y volúmenes de madera.

 

A lo largo de la tienda hay pantallas donde los clientes pueden interactuar y conocer más detalles sobre las prendas y la oferta de producto de OVS. Otros detalles tecnológicos con los que cuenta el flagship store, realizados en colaboración con Google, son los probadores virtuales.

 

 

Además, la compañía ha incluido otros elementos para mejorar la experiencia del cliente, como un espacio dedicado a niños, la Magic Room, o el uso de la tecnología de beacons que, junto con Google Glass, permite a la empresa organizar un juego al estilo de una búsqueda del tesoro con sus clientes alrededor de la tienda.

 

Por otro lado, a través de iPads los clientes pueden comprar las prendas que quieren y realizar el click&collect directamente desde la tienda. El flagship store de OVS en Corso Buenos Aires cumple, además, con el certificado de sostenibilidad Breeam, ya que consiguió reducir un 30% el consumo de electricidad y un 40% el de agua.

 

 

Benetton, neoclasicismo remodelado

 

También en Corso Buenos Aires abrió Benetton su flagship store en octubre de 2010. El establecimiento fue diseñado por el arquitecto Piero Lissoni y está ubicado en un edificio de estilo neoclásico. El concepto de la tienda sigue la nueva imagen que la compañía comenzó a implementar en Estambul.

 

En el interior de la tienda, el mobiliario es de metal y madera, con armarios con ruedas y expositores de doble altura. En la planta baja se ubican las colecciones de mujer y niño, además de las líneas de la otra marca del grupo, Sisley. Una escalera de chapa de hierro plegada une los tres espacios con los que cuenta el local.

 

 

El suelo del establecimiento es de color beige, excepto la planta a pie de calle, para distinguir la parte de la tienda dedicada a las colecciones de Sisley. Toda la decoración del edificio ha corrido a cargo del propio Lissoni.

 

 

Gucci, un ‘flagship’ con historia

 

Florencia podría considerarse la tercera ciudad de la moda en Italia, con ferias tan importantes en el sector, como Pitti Imagine. La urbe fue la elegida por Gucci en 1923 para establecer su primer punto de venta de artículos de marroquinería, en via Tornabuoni, que gestionaba Guccio Gucci.

 

El local ha cambiado mucho desde sus inicios y la primera transformación que se observa es en la fachada del edificio, pintada de color dorado y con grandes escaparates en forma de arco. En el interior, donde destaca el color blanco con toques rosa, las paredes se han forrado con los estampados utilizados en las prendas de las últimas colecciones.