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Halston, último intento: cuando Netflix llega allá donde no lo logró la industria de la moda

La marca es propiedad desde 2019 de Xcel Brands, que prevé aprovechar la notoriedad de la serie y acaba de sacar una colección inspirada en ella. Antes, muchos otros han fracasado.

Iria P. Gestal

14 jun 2021 - 04:52

Halston, último intento: cuando Netflix llega allá donde no logró la industria de la moda

 

 

Lo intentaron grupos industriales, fondos de inversión e incluso Sarah Jessica Parker, Rachel Zoe, Tamara Mellon y Harvey Weintsein. Pero quien ha conseguido volver a poner Halston de actualidad y que se hable de él incluso en las terrazas de un bar cualquiera de España ha sido no un nombre de la industria de la moda sino dos titanes del sector audiovisual: Netflix y Ryan Murphy.

 

Para la marca, la serie que el productor de Glee o American Horror Story ha realizado para la plataforma de streaming ha sido ya un éxito de comunicación. Ahora, está por ver si esa notoriedad se traducirá también en ventas, pero la maquinaria ya ha comenzado: Xcel Brands, propietario de la marca desde 2019, ha lanzado ya la primera colección inspirada en los vestidos de la serie.

 

La producción de Netflix recorre la trayectoria de Roy Halston desde que comenzó a ganar notoriedad como sombrerero en Bergdorf Goodman gracias a Jackie Kennedy hasta que definió el estilo de toda una década a golpe de escotes halter, vestidos camiseros y caftanes con el beneplácito de Liza Minelli, Elsa Peretti y toda modelo que pisara Studio 54.

 

Cuando falleció, en 1990, Halston ya no era de Halston: el creativo vendió su marca, su negocio de ready-to-wear y el de costura a Norton Simon en 1973 por 16 millones de dólares y fue despedido una década después.

 

 

 

 

En diciembre de 1986, el gigante de la cosmética Revlon adquirió la marca y la explotó únicamente en perfumería. El nombre de Halston no volvería a firmar una prenda de ropa hasta 1996, cuando la empresa de moda Tropic Tex compró todas las licencias, salvo la de perfumes. La compañía invirtió 30 millones dólares en el relanzamiento y fichó a Randolph

Duke, ex director de diseño en Henri Bendel.

 

Pero la aventura duró poco: sólo dos años después, Tropic Rex vendió la marca al fondo de inversión Catterton (que más tarde se fusionaría con L Capital para crear L Catterton), que fichó al diseñador Kevan Hall para intentar un nuevo relanzamiento.

 

Tampoco funcionó. Al año siguiente, Catterton traspasó la firma a Neema Clothing, especializada en moda masculina. El grupo relevó a Hall por Craig Natiello, discípulo de Bill Blass, otro de los pesos pesados de la moda estadounidense y que, como Halston, había participado en la comitiva estadounidense en el desfile del Palacio de Versalles en 1973. En 2002, Neema relevó a Natiello por Bradley Bayou, quien a su vez cedió el testigo a Jeff Mahshie en 2005.

 

 

 

 

Ese mismo año, Tamara Mellon, fundadora de Jimmy Choo, propuso un plan de relanzamiento a la estilista Rachel Zoe y al productor Harvey Weinstein (hoy condenado a 23 años de prisión por violación y acoso sexual) para comprar la compañía.

Según relató entonces The New York Times, Mellon, Zoe, Weinstein y James Ammeen, dueño de Neema, se reunieron en el hotel Carlyle de Nueva York en mayo de 2006, pero el acuerdo no se cerró hasta seis meses después, cuando los impulsores del proyecto encontraron un socio financiero.

 

Aquel aliado fue Hilco Consumer Capital (hoy Hilco Brands), un grupo especializado en el reposicionamiento de marcas históricas de consumo, que aportó el conocimiento industrial y una inversión de 25 millones de dólares. Mellon y Zoe, por su parte, contribuirían con su experiencia en moda y Weinstein, que también invirtió en la compañía, con su acceso a Hollywood y con el músculo de comunicación necesario para devolver la marca a la primera línea.

 

El objetivo era replicar la fórmula de Lanvin con Alber Elbaz o de Gucci con Tom Ford, cuyo fichaje por Halston llegó a rumorearse, aunque fue desmentido. Finalmente, el elegido fue Marco Zanini, antigua mano derecha de Donatella Versace y que después pasaría por Rochas y Schiaparelli. Como consejero delegado, el grupo incorporó a Bonnie Takhar, ex director comercial de Jimmy Choo.

 

Zannini presentó su primera colección en 2008, pero para entonces el grupo que había impulsado el proyecto habían dejado ya de responderse las llamadas. Dos años después llegó un nuevo golpe de efecto: Hilco fichó a la actriz Sarah Jessica Parker como presidenta, consejera y directora creativa de la marca. Parker también entró en el capital con una participación minoritaria.

 

 

 

 

 

 

Para 2011, Hilco había invertido ya 70 millones de dólares en la marca y aunque la línea de gama media, Halston Heritage, aguantaba, la de lujo perdía dinero, según The New York Times. Mellon, Weinstein y Parker dejaron la empresa y Hilco realizó un último intento con una nueva inyección de 7,5 millones y el fichaje de Ben Malka, ex presidente de Bcbg, como consejero delegado. Tampoco llegó a ninguna parte.

 

En diciembre de 2014, el grupo Xcel Brands, propietario también de Isaac Mizrahi, adquirió las líneas de difusión H by Halston y H Halston por 27,7 millones de dólares y en 2019 culminó la toma de control al comprarle a Hilco las marcas Halston y Halston Heritage.

 

Para el enésimo relanzamiento Xcel firmó un acuerdo de licencia con Groupe JS International para producir ropa deportiva y vestidos bajo las marcas Halston y Halston Heritage y firmó acuerdos de distribución con grandes almacenes como Hudson’s Bay, Lord&Taylor, Dillard’s y con canales de televisión de compras como QVC, donde distribuye las líneas de gama baja.

 

Xcel cerró 2020 con una facturación de casi 30 millones de dólares, frente a los 42 millones de dólares del año anterior, y con unas pérdidas de 13,1 millones de dólares. La empresa controla también las marcas C. Wonder, Judith Ripka y Highline.