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Giorgio Gucci: “La población cubana comienza a buscar en la moda un símbolo de estatus”

Hijo de Aldo Gucci y nieto de Guccio Gucci, Giorgio Gucci gestiona una veintena de tiendas en Cuba.

Iria P. Gestal

4 abr 2017 - 04:47

Giorgio Gucci: “La población cubana comienza a buscar en la moda un símbolo de estatus”

 

 

Procede de una de las mayores dinastías del lujo europeo, pero hoy su mayor mercado es Cuba, un país que ha vivido cerrado al comercio hasta hace apenas un año. Giorgio Gucci, hijo de Aldo Gucci y nieto del fundador de la empresa florentina, decidió lanzar su propia marca, Giorgio G., cuando su familia se deshizo del negocio familiar. Hace una década, la marca cruzó el charco y desembarcó en Cuba cuando todavía era un páramo de marcas de moda. Allí nació también Giorgio G. VIP, un concepto de tiendas multimarca con el que Gucci se propuso introducir la moda europea en el mercado cubano. El directivo se esfuerza por el hablar castellano que aprendió en la isla caribeña y de su esposa, también cubana, pero es su sobrina, Elisabeth, quien traduce la conversación. Aunque reconoce que todavía hay retos por delante, defiende que “Cuba llegará a convertirse en un eje clave para la moda en Latinoamérica”.

 

 

Pregunta: ¿Cómo comenzó el proyecto de Giorgio G.?

Respuesta: Mi abuelo, Guccio Gucci, puso en marcha la empresa familiar en 1921, así que siempre he tenido una estrecha relación con en el sector de la moda. Trabajé en Gucci hasta que vendimos la empresa. Siempre me habían interesado las finanzas y la exportación así que cuando vendimos Gucci decidí lanzar mi propia empresa de moda femenina, que más tarde llevé a Cuba.

 

P.: ¿Es Cuba un mercado atractivo para el sector del lujo?

R.: Sin duda. La continua publicidad por parte de los medios de comunicación, junto con el encanto de la isla, ha propiciado que el turismo haya crecido un 15% en enero y febrero de 2017 respecto al año anterior, favoreciendo el ingreso de divisas en la isla. En paralelo, ha comenzado también la inversión privada, con los paladares (restaurantes privados) y casas particulares. Cada vez más cubanos empiezan a tener sus propios negocios como cuentapropistas. Ambos escenarios han impulsado el poder adquisitivo de la población cubana, que empieza a buscar en la moda un símbolo de estatus y recurre a ella como reacción ante la excesiva estandarización y anonimato de las marcas presentes en el mercado.

 

P.: ¿Cree que puede llegar a convertirse en un eje clave para el sector en Latinoamérica?

R.: Dado su enclave geográfico, su atractivo turístico y el gran interés de las marcas más reconocidas del sector por instalarse allí, creo que llegará a convertirse en un eje clave para la moda en Latinoamérica.

 

 

 

 

 

P.: ¿Y para las empresas de gran distribución?

R.: Allí hay poca presencia de marcas, así que todo lo que llega es muy novedoso. Además, los aranceles incrementan el precio, así que lo que aquí se considera fast fashion o low cost allí no lo es.

 

P.: ¿Hay espacio para el retail fuera de los hoteles de lujo?

R.: Sí, los centros comerciales en Cuba son muy relevantes, son recintos de ocio para toda la familia. Ya contamos con algunos muy concurridos, como el de Plaza Carlos III, que abrió en 1997 y es el mayor complejo de la capital.

 

P.: ¿Cómo es su cliente en Cuba?

R.: La mayoría son mujeres jóvenes, locales. Mucha población ha emigrado y envían dinero a Cuba, así es como entra el dinero en el país. Cuba no es como Europa, donde la gente se organiza los gastos, el consumidor es más compulsivo, más latino.

 

 

 

 

P.: ¿Adaptan sus colecciones para el mercado cubano?

R.: Sí. En Cuba el precio es menor y las colecciones son diferentes. En Cuba varían mucho más a menudo. Al ser casi todo el año verano, no hay las temporadas con las que operamos en Europa. Además, el cliente exige cambios muy a menudo, así que cambiamos la colección cada quince días.

 

P.: ¿Temen que la nueva política de Trump echará por tierra lo que logró la política de Obama?

R.: Estamos esperando. Es un riesgo, está claro, pero nosotros quizás no nos jugamos tanto porque siempre nos hemos dirigido al consumidor local.

 

P.: ¿Cómo perciben los locales la introducción de la industria del lujo?

R.: Hay de todo, pero a la mayoría les parece bien, porque se da a conocer el país y promueve que se aumenta la oferta.

 

P.: ¿Qué retos continúa habiendo en la isla para el sector?

R.: El reto es introducir todas las marcas de moda que existen en el resto del mundo, ampliando la oferta para alcanzar más competitividad de productos y precios.