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El reto no es la innovación tecnológica

La directora de nuevos proyectos en el instituto de comercio exterior Icex reflexiona sobre la innovación tecnológica. 

Tribuna: María del Mar Castro

13 oct 2017 - 04:36

El reto no es la innovación tecnológica

 

 

Salir una semana del entorno habitual y aterrizar en dos de los ecosistemas más competitivos a escala mundial como son Silicon Valley y Seattle nos permite comprobar que lo que creíamos futuro es en realidad presente.

 

En estas ciudades se respira emprendimiento, innovación, eficiencia y transparencia, factores imprescindibles para impulsar la transformación de las empresas y enfocarlas al nuevo cliente al que, por cierto, colocan en el centro de todo. Las empresas españolas pueden aprender mucho de estas compañías,  algunas de ellas incluso competidoras, no sólo en innovación tecnológica, sino principalmente en transformación empresarial.

 

Aprender del fracaso, crear ecosistemas, tomar decisiones basadas en datos, colaborar con otras empresas (incluso competidoras), preocuparse  por la sostenibilidad, ayudar a que otros triunfen o atraer y retener el mejor talento son elementos comunes en la filosofía de estas empresas. En este contexto, la innovación tecnológica no es el fin en sí mismo, sino el medio para conseguir una verdadera transformación de la empresa.

 

 

 

 

Hoy en día, el mayor activo de una empresa son las personas, el talento, al que cuidan y miman, y eso se refleja en el orgullo de pertenencia a la organización de sus empleados, que se convierten en los mejores embajadores de la marca.

 

Este talento espera tener autonomía y poder desarrollar todo su potencial, por lo que las empresas generan entornos en los que las personas pueden brillar, apoyando cualquier iniciativa, aunque implique fracasos, porque de ellos se aprende. La forma de comunicar e implicar al equipo se realiza con total transparencia, compartiendo todo y con frecuentes reuniones con el consejero delegado, abiertas a toda la empresa, en las que  fluyen las ideas en todas las direcciones.

 

Dentro y fuera de la empresa la innovación es abierta y compartida. Dos ejemplos reflejan bien este nuevo modelo: uno es el de la cazadora inteligente de Levi’s (que acaba de salir al mercado y es un modelo de colaboración entre Google, Levi’s e Ideo) y otro buen ejemplo es el caso de Waze, una start up comprada por Google, no para evitar la competencia, sino para trabajar en simbiosis, enriqueciendo y haciendo crecer el talento de ambas empresas; de hecho, conviven Google Maps y Waze y ambas siguen creciendo.

 

 

 

 

Estas organizaciones son pioneras en el desarrollo de ecosistemas colaborativos (más allá de proveedores y clientes) en los que la permanencia y la relevancia dependen del valor que sean capaces de aportar; trabajan en red con profesionales externos a la organización, colaboran con otras empresas (incluso con la competencia) y comparten experiencias e interactúan con todos los agentes del ecosistema, siempre muy atentas a cómo se mueve el entorno, con especial atención a las start ups, en las que la innovación va a un ritmo vertiginoso.

 

Actualmente todo producto o servicio se puede copiar y mejorar inmediatamente, pero cuesta mucho tiempo construir una marca y una reputación que, sin duda, es el mayor intangible de una empresa.

 

 

María del Mar Castro es la directora de nuevos proyectos en el instituto de comercio exterior Icex.