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El Mapa de la Moda 2016 (III): Las joyas del lujo internacional

I. P. Gestal / P. Riaño

17 may 2016 - 04:40

Por quinto año consecutivo, Modaes.es se adentra en la serie El Mapa de la Moda. A lo largo de once semanas, El Mapa de la Moda realizará un recorrido por los principales operadores del mundo del negocio de la moda.

El Mapa de la Moda es un documento que Modaes.es elabora anualmente con el objetivo de convertirse en una guía para conocer cuáles son y cómo trabajan los principales actores del negocio. Segmentado por sectores, El Mapa de la Moda es un documento de consulta para los empresarios, directivos y profesionales del negocio de la moda y de sus sectores auxiliares.

Patrocinado por Moddo, plataforma omnicanal para el mundo de la moda, el calzado y el deporte, en este tercer capítulo El Mapa de la Moda se adentra en las principales empresas del negocio del lujo en el mundo. Cada martes, Modaes.es abordará un nuevo segmento: gran distribución, grandes almacenes, moda urbana, moda deportiva, calzado, moda infantil, industria auxiliar y cosmética y perfumería y ecommerce.

 Cada capítulo figurará en Modaes.es como un artículo de análisis, para más tarde pasar a formar parte de un Dossier de consulta disponible en Modaes.es. 

 

 

Mapa Lujo

 

 

El mapa del lujo se reordena. En un año marcado por la desaceleración del consumo en China, uno de los primeros mercados para muchas de las compañías del ránking , algunas firmas han perdido posiciones, a costa de otras con una expansión internacional más diversificada.

El podio, sin embargo, sigue ocupado por los tres reyes Midas del sector: LMH, Richemon y Kering. El grupo suizo ha caído una posición, pero su facturación no es comparable ya que todavía no ha presentado resultados correspondientes al ejercicio 2015.

A excepción de Richemont, Chow Tai Fook, Armani y Puig, todas las compañías de la lista tienen su sede en alguna de las cuatro capitales mundiales de la moda: Milán, Nueva York, París y Londres.

El grupo controlado por Bernard Arnault repite a la cabeza del ránking, con 35.700 millones de euros de facturación en 2015. Fuera del top tres, el ránking incluye por primera vez a Chow TAi Fook, el considerado Tiffany asiático, que se cuela a las puertas del podio con una cifra de negocio que supera los 7.000 millones de euros.

La mayoría de movimientos se han producido en la mitad de la tabla, con el ascenso imparable de Hermès gracias al tirón de sus ventas en el mercado japonés. En cambio, dos de las compañías que más venían creciendo en los últimos años, Michael Kors y Coach, pierden una posición.  Mientras, grupos como Prada o Hugo Boss, que han atravesado dificultades en sus últimos resultados, mantienen posiciones con Burberry y Armani pisándoles los talones. 

 

 

 

LVMH

 

Nacido en 1987 fruto de la fusión de Moët Hennessy y Louis Vuitton, LVMH es el mayor conglomerado de lujo del mundo. En la década de los noventa y de la mano de Bernard Arnault, LVMH encabezó el lucrativo matrimonio entre históricas casas de lujo (la mayoría controladas por la familia hasta entonces) y el capital y la gestión profesionalizada que impulsó el crecimiento exponencial de firmas como Louis Vuitton.

 

Hoy, la compañía capitaneada por Bernard Arnault controla setenta marcas en siete sectores, pero sus inicios se reducen a dos actividades que hoy siguen en el centro de su negocio: el vino y los productos de piel.

 

Hijo de carpintero, Louis Vuitton puso en marcha su negocio en 1854, especializado en la fabricación de maletas y artículos de viaje. Pronto se hizo un hueco en la industria de la moda, creando las cajas y embalajes para los modistos de la época. En 1890, su hijo Georges Vuitton tomó las riendas del negocio, comenzó la expansión internacional de la compañía e implantó el estampado Monogram, que hoy continúa siendo un emblema de la firma, para evitar las falsificaciones.

 

Pero el verdadero impulso de la compañía vino de la mano de Henry Racamier, el yerno del hijo de Georges, Gaston Vuitton, que tomó las riendas de la empresa en 1977. En diez años, Louis Vuitton pasó de facturar veinte millones de euros a superar los 1.000 millones de euros, introdujo nuevas líneas de producto y expandió su desarrollo fuera de Europa hasta convertir Asia en su principal mercado.

 

Bajo la dirección de Racamier, el grupo comenzó a invertir en otras compañías de lujo como Givenchy o Veuve Cliquot hasta que, en 1987, se fusionó con Moët Hennessy en una operación valorada en cerca de 4.000 millones de euros. Encabezada por Alain Chevalier, Moët Hennessy controlaba el champán Dom Perignon, el cognac Hennessy y los perfumes de Christian Dior.

 

Tras varias disputas legales entre Racamier y Chevalier sobre la dirección del nuevo conglomerado, Racamier invitó a un joven Bernard Arnault (que ya controlaba Christian Dior) a entrar en el capital de la compañía para asegurarse un aliado que le hiciera más fuerte frente a Chevalier. Sin embargo, Arnault tenía sus propias ambiciones, y comenzó a hacerse con más parte del pastel con el apoyo del banco de inversión Lazard Frères y la cervecera Guiness.

 

Ya bajo las riendas de Arnault, LVMH comenzó una agresiva política de adquisiciones, incluyendo firmas como Céline y Loewe, la cadena de perfumería Sephora y el grupo de travel retail DFS. Sólo una compañía escapó a la imparable carrera de conquistas de Arnault: Gucci, que terminó pasando a manos de Kering (entonces Pinault Printemps Redoute), que hoy ocupa el tercer puesto del ránking.

 

LVMH cerró 2015 con una facturación de 35.700 millones de euros, un 16% más que el año anterior, y un resultado neto de 3.573 millones de euros. La compañía genera el 35% de su negocio de la moda y los artículos de piel, un 13% de la cosmética y los perfumes y un 9% de la joyería y relojería.

 

La división de moda del grupo, compuesta por Louis Vuitton, Fendi, Donna Karan, Loewe, Marc Jacobs, Céline, Kenzo, Givenchy, Thomas Pink, Pucci, Berluti, Rossimoda y Edun suman 1.566 tiendas en todo el mundo. En total, la red de distribución del grupo se extiende a 3.860 establecimientos. 

 

 

 

Kering

 

Los orígenes de Kering están lejos del glamour de la industria del lujo. Sin embargo, a través de operaciones corporativas y con Gucci como buque insignia, el grupo ha logrado colarse en el podio del sector, con algunas de las marcas de lujo con mayores tasas de crecimiento en su cartera.

 

La compañía nació en 1963 de la mano de François Pinault, especializada entonces en materiales de construcción. En 1991, el entonces Grupo Pinault entra en el sector del retail con la compra de Conforama y, un año después, se hizo también con los grandes almacenes franceses Au Printemps, que controlaba el 54% de La Redoute y Finaref.

 

Con la fusión de La Redoute en 1994, el grupo pasó a llamarse Pinault-Printemps-Redoute (PPR). Ese mismo año, la compañía dio un paso más en el negocio de la distribución con la compra de Fnac.

 

El movimiento más importante de la compañía y su salto definitivo al sector del lujo vino con la compra de Gucci en 1999. Dirigida por el tándem Domenico de Sole – Tom Ford, Gucci estaba en su máximo apogeo, y llevaba ya dos años en el foco de los inversores. En 1999, LVMH comenzó a hacerse poco a poco con participaciones en la compañía, hasta que terminó controalndo el 34,4%. Para frenar su avance, De Sole y Ford se aliaron con Pinault a espaldas de LVMH. En una primera reunión, Pinault sugirió su interés de hacerse también con Sanofi Beauté, propietario de Yves Saint Laurent.

 

En la mañana del 19 de marzo, un teletipo de Reuters difundió la noticia: Pinault había firmado un acuerdo con Gucci y, de paso, se había hecho también con el control de Yves Saint Laurent, dando forma al primer grupo que podía rivalizar con LVMH.

 

En 2007, el grupo entró en el negocio de la moda deportiva con la compra de Puma y, más tarde, engrosaría su cartera en el sector con la compra de Electric o Volcom. Sin embargo, en los últimos años Kering ha reducido su participación en esta división, deshaciéndose de Electric y tanteando la venta de Puma.

 

En 2015, la compañía (que cambió su nombre a Kering en 2013) se deshizo también de Sergio Rossi, que pasó a manos del fondo Investindustrial.

 

Kering cerró 2015 con un resultado neto de 696 millones de euros, un 31,6%, apoyado en el retomado crecimiento de Gucci, que ha llevado a cabo un profundo proceso de reorganización en los últimos años. La empresa elevó su cifra de negocio un 15,4%, hasta 11.584 millones de euros. Saint Laurent fue la marca que más disparó su facturación, mientras Gucci y Puma (también inmersa en una reorganización), registraron aumentos a doble dígito.

 

A cierre de 2015, el grupo operaba con 525 tiendas de Gucci, 251 de Bottega Veneta, 142 de Saint Laurent, 103 de Balenciaga, 47 de Alexander McQueen, 35 de Stella McCartney, 46 de Brioni y una de Christopher Kane, además de con establecimientos de Puma y de las firmas de joyería Boucheron y Pomellato, entre otras. 

 

 

 

Richemont

 

Con la joyería como punta de lanza, Richemont ha escalado posiciones en los últimos años hasta convertirse en el segundo mayor grupo del sector. Aunque los diamantes siguen copando el grueso de su negocio, la compañía protagonizó en 2015 una de las mayores operaciones del sector del ecommerce, con la fusión de Net-a-Porter Group y Yoox. El grupo controla actualmente el 50% de la empresa resultante de la operación, Yoox Net-a-Porter Group, aunque sólo mantiene un 25% de los derechos de voto.

 

Richemont nació en 1988, cuando la familia Rupert decidió escindir el negocio internacional del grupo Rembrandt, la empresa familiar. Fundado en la década de los cuarenta por Anton Rupert, Rembrandt estaba especializado en la produccion de tabaco en Sudáfrica, aunque también tenía participaciones en minerías de diamantes en el país y  en Cartier Monde y Alfred Dunhill (que, a su vez,controlaba Montblanc y Chloé).

 

No fue hasta 1993 cuando el grupo decidió dividir su negocio de lujo y el de tabaco y comenzar a gestionarlos de manera independiente fusionando Dunhill y Cartier.

 

La compañía resultante, de la que Richemont controlaba el 70%, recibió el nombre de Vendome e incluía, además de Cartier y Alfred Dunhill, las marcas Karl Lagerfeld, Baume&Mercier y Piaget.

 

Argumentando que las firmas de lujo necesitan libertad para operar con planificación a largo plazo, Richemont se hizo con el 30% restante de Vendome a finales de los noventa y la sacó del parqué. Desde entonces, el grupo ha continuado con su política de adquisiciones con la compra de compañías como Azzedine Alaïa en 2007 o Net-a-Porter en 2010.

 

Richemont cerró su último ejercicio el 31 de marzo de 2015 con una facturación de 10.410 millones de euros, frente a los 10.023 millones de euros de un año anterior y un beneficio neto de 1.334 millones de euros, un 55% menos que en 2014.

 

La compañía engrosó su red de distribución con 77 nuevas tiendas, hasta 1.133 establecimientos, que representan entorno a la mitad de la facturación del grupo.

 

 

Chow Tai Fook

 

Aunque casi desconocida en Occidente, Chow Tai Fook es uno de los mayores grupos de lujo del mundo, con una facturación que excede la de compañías como Rolex o Tiffany. El grupo ha centrado gran parte de su expansión en Asia, especialmente en China continental, que copa la gran mayoría de la red de tiendas.  

 

Su modelo de negocio es vertical; pasa por la adquisición de la materia prima, el diseño, la producción, el márketing y las ventas. Siguiendo la estrategia de otros líderes del sector en Occidente, en 2013 el grupo impulsó su negocio a través de adquisiciones con la compra de la cadena de joyería estadounidense Hearts On Fire, que permitió al grupo dar sus primeros pasos fuera de Asia.

 

La empresa, que cotiza en la bolsa de Hong Kong, ha cerrado 2015 con una facturación de 64.300 millones de dólares de Hong Kong, un 16% menos que el año anterior. El beneficio neto del grupo ascendió a 5.500 millones de dólares, lo que supuso un retroceso del 25% respecto a 2014.

 

Chow Tai Fook opera con una red de 2.150 establecimientos en China continental, 134 en las regiones administrativas especiales de Hong Kong, Macao y Taiwán y en otros países asiáticos, y dos en Estados Unidos. 

 

 

 

Ralph Lauren

 

Con el American way of life por bandera, Ralph Lauren se ha convertido en una de las mayores compañías del sector. Su negocio, sin embargo, abarca desde la gama alta de Ralph Lauren Purple Label a la más accesible Polo Ralph Lauren.

 

La historia de la compañía es el perfecto storytelling del sueño americano. Nacido en el Bronx neoyorkino, Ralph Lifhitz (Lauren desde 1955) comenzó su carrera como dependiente de Brooks Brothers. A finales de la década de los sesenta, tentó el negocio con una primera línea de corbatas hasta que, en 1968, puso en marcha su propia empresa con el apoyo de su hermano Jerry y de Normal Hilton, un fabricante textil de Manhattan. En 1972, incorporó a Peter Strom para gestionar el negocio, mientras que Lauren se mantuvo al frente de la dirección creativa.

 

Pronto, el grupo diversificó con el desarrollo de una línea femenina y, más tarde, con el lanzamiento de líneas de hogar y marcas de moda de todas las gamas de precio. Desde entonces, el grupo ha estampado su nombre en una gran variedad de productos, desde hoteles hasta pintura para el hogar.

 

En 2015, después de medio siglo al frente de la compañía, Lauren abandonó el timón de la empresa y cedió el cargo de consejero delegado a Stefan Larsson, hasta entonces presidente de Old Navy (propiedad de Gap).

 

El grupo cerró 2015 con una facturación de 1.871 millones de dólares (1.654 millones de euros), frente a los 1.885 millones de dólares (1.666 millones de euros) del año anterior. El resultado neto de la compañía se situó en 396 millones de dólares (350 millones de euros), un 44% menos que el año anterior.

 

Ralph Lauren finalizó el ejercicio con 493 tiendas propias, de las cuales 144 son de la cadena Ralph Lauren, 77 de Club Monaco y 272 de Polo. En el último año fiscal, la compañía levantó la persiana de 27 nuevos establecimientos propios y 47 locales franquiciados.

 

 

 

Chanel

 

Chanel es una de las pocas compañías del ránking que continúan gestionadas de manera independiente. La compañía dio sus primeros pasos en 1910 cuando Gabrielle Chanel puso en marcha una pequeña tienda de sombreros en París, con el nombre de Chanel Modes. Tres años después, Chanel sube la persiana de un segundo establecimiento en Deauville (Francia) y amplíó su negocio con la introducción de una línea de moda femenina. En 1921, después de haberse hecho ya un nombre entre la alta sociedad francesa de la época, la firma lanzó su primer perfume, Chanel Nº5, que continúa siendo clave en el negocio de la compañía.

 

Durante las dos siguientes décadas, el grupo continuó diversificando y expandiendo su negocio, hasta que, en 1945, estalla la II Guerra Mundial y Chanel se ve obligada a cerrar la mayor parte de sus tiendas.

 

En 1954 y después de que Christian Dior le hubiera arrebatado el trono en el negocio de la moda francesa, Chanel regresa bajo los focos con el lanzamiento de un nuevo icono, el bolso 2.55 y, poco después, de los zapatos bicolor. En 1981, un joven Karl Lagerfeld tomó las riendas de la dirección creativa de la compañía.

 

Chanel opera con su marca homónima y con Eres, especializada en ropa íntima y de baño. En los últimos años, la compañía se ha hecho con varios talleres artesanales como Massaro (especializado en calzado), Goosens (orfebrería), Maison Lemarié (especializado en el tratamiento de plumas y flores) o Maison Lesage (bordadores).

 

Chanel está hoy controlada por los hermanos Alain y Gerard Wertheimer, nietos de Pierre Wertheimer, con quien Chanel se alió para introducirse en el negocio de la perfumería.

 

Según la última información disponible, el hólding familiar con sede en Holanda, que controla la maison francesa, que no está obligada a presentar resultados, cerró 2015 con una facturación de 5.600 millones de euros, frente a los 4.980 millones de euros del año anterior.

 

La compañía, que opera con más de 300 tienda en todo el mundo, ha sido una de las más rezagadas del sector en dar el salto al ecommerce. Aunque a través de su propia plataforma todavía distribuye únicamente cosmética y perfumería, el grupo testó las aguas digitales con una colaboración con Net-a-Porter en 2015 con la que distribuyó una colección cápsula de joyería.

 

 

 

Hermes

 

Sin un creativo estrella ni grandes innovaciones en su oferta, Hermès se ha mantenido imbatible ante los altibajos del negocio de lujo. La compañía nació en 1837 en París de la mano de Thierry Hermès, que comenzó su andadura realizando artículos de piel para la equitación. No fue hasta ya entrado el siglo XX cuando la compañía se introdujo en el negocio de los bolsos, que le sirvió para hacerse un hueco en el mercado estadounidense. Poco después, la empresa desarrolló también su primera colección de moda femenina. En la década de los cincuenta, Grace Kelly popularizó uno de los modelos de la firma, que desde entonces llevaría su nombre, y llevó Hermès al gran público. Años más tarde, la empresa repetiría el mismo golpe de efecto con la cantante francesa Jane Birkin, para la que diseñó un bolso que hoy es uno de los emblemas de la compañía.

 

Bajo la dirección de Jean-Louis Dumas, Hermès ha impulsado su expansión internacional, aunque a un ritmo mucho menor que el de otras compañías del sector, con en torno a cinco aperturas por año.

 

En 2010, Hermès y LVMH se enfrentaron en una de las mayores guerras del sector desde que el conglomerado de Bernard Arnault y Kering lucharan por hacerse con Gucci. En octubre de ese año, LVMH comenzó poco a poco a hacerse con el control de Hermès, haciéndose primero con el 17,1% de la compañía. Unos meses después, el grupo subió su participación al 20,1%, después al 21,4% y, más tarde, al 22,28%, con el 16% de los derechos de voto.

 

Para contener el avance de LVMH, la familia Dumas creó el conglomerado H51 para agrupar todas las participaciones de la familia, que ascendían al 50,2% del capital.

 

En 2014, los dos grupos firmaron una tregua, por la que LVMH accedía a renunciar a la mayor parte de su participación en Hermès y a no adquirir más acciones de la empresa durante los siguientes cinco años.

 

Hermès cerró 2015 con un resultado neto de 973 millones de euros, un 13,2% más que el año anterior, gracias al tirón de Japón, donde la marca evolucionó a doble dígito, y Europa. La cifra de negocio de la compañía se elevó un 18%, hasta 4.841 millones de euros.

 

La compañía opera con una red de 307 tiendas monomarca, de las cuales 210 son propias. El grupo cuenta con catorce líneas de negocio, desde artículos para la equitación a joyería, pasando por mobiliario, vajillas o perfumes.

 

 

 

Michael Kors

 

Fundada por Michael Kors e impulsada por Silas Chouw y Lawrence Stroll, Michael Kors ha encabezado el fenómeno de los bolsos de lujo accesible, que la ha convertido en una de las mayores empresas del sector. La empresa nació en 1981, cuando un joven Michael Kors, que acababa de abandonar el Fashion Institute of Technology, puso en marcha su primera colección de moda femenina. Aunque la marca pronto ganó popularidad en Estados Unidos y las ventas comenzaron a crecer a ritmos galopantes, en 1993 el grupo solicitó el equivalente estadounidense al concurso de acreedores después de Compagnia Internatzionale Abbigliamento, el grupo italiano con el que se había aliado tres años antes para el desarrollo de su segunda línea, rompiera el acuerdo, dejando a la empresa con una gran cantidad de deudas.

 

En 1995, el grupo renació de sus cenizas y volvió a lanzar Kors Michael Kors de la mano de Onward Kashiyama, que se encargaba de la producción y la distribución. Dos años después, Kors fue nombrado director creativo de LVMH y, poco después, el conglomerado francés entró en el capital de Michael Kors y se hizo con un tercio de la compañía, mientras que Michael Kors y John Orchulli, consejero delegado, conservaron los otros dos tercios.

 

Pero fue bajo el paraguas de Silas Chou y Lawrence Stroll que Michael Kors dio el salto definitivo y se convirtió en un gigante. Los dos empresarios, que ya habían invertido con éxito en Tommy Hilfiger, tomaron el control de Michael Kors por cien millones de dólares.

 

En 2012, Sportswear (la sociedad propiedad de Stroll y Chou) sacó la compañía a bolsa y el valor del grupo se disparó. Michael Kors pasó de ser una empresa que, en 2007, facturaba 211 millones de dólares a alcanzar unos ingresos de 803 millones de dólares en 2011. En 2014, cuando las ventas de la compañía ya comenzaban a perder impulso, Sporstwear vendió su participación en la empresa.

 

El grupo cerró 2014 con una cifra de negocio de 4.371 millones de dólares (3.864 millones de euros), un 32% más que el año anterior, y un resultado neto de 881 millones de dólares (779 millones de euros). El grupo generó el 48,8% de sus ventas en su red de 526 tiendas, mientras que el canal wholesale copó la otra mitad. Sólo sus cinco primeros clientes multimarca generaron el 26,3% de la facturación de la compañía. 

 

 

 

Coach

 

Coach es, junto a Michael Kors o Longchamp, una de las compañías que han encabezado el fenómeno del ‘lujo accesible’ en las últimas décadas. La empresa  nació en 1961 de la mano de Miles y Lilian Cahn, entonces especializados en la producción de carteras y otros artículos de pequeña marroquinería. Aunque en un principio, Miles temía que la competencia europea dejara poco espacio para una nueva firma de bolsos, Lilian insistió en que la compañía debía introducirse en esa categoría para expandir su negocio.

 

En su pequeña fábrica en Nueva York, el matrimonio comenzó a desarrollar un bolso ligero y flexible, elaborado con el mismo material con que se realizaban los guantes de béisbol.

 

En la década de los ochenta, los bolsos ya eran el principal negocio de Coach, que facturaba en torno a veinte millones de dólares (18 millones de euros). Cinco años después, los Cahn vendieron la empresa a Sara Lee Corporation por treinta millones de euros. Tras el cambio de manos, Coach lanzó nuevas líneas de negocio, como la perfumería y la joyería y expandió su red de tiendas por todo el mundo.

 

En 2000, el grupo sacó Coach a bolsa. En 2015, la compañía, que cotiza en la bolsa de Hong Kong, se hizo con el control de Stuart Weitzman por 574 millones de dólares (507 millones de euros).

 

En 2014, el grupo desplomó su beneficio un 48%, hasta 402,5 millones de dólares (356 millones de euros), lastrado por la caída de las ventas, que retrocedieron un 12,7%, hasta 4.148,6 millones de dólares (3.667millones de euros). El grupo está inmerso en un plan de reestructuración y optimización de su red de tiendas, y ha llevado a cabo cambios en su cúpula directiva con el nombramiento de nuevos responsables para Asia y Norteamérica.

 

El grupo cuenta con una extensa red de distribución, compuesta por 450 tiendas en Norteamérica, quinientos establecimientos en Asia y cerca de una treintena en Europa, además de presencia en una amplia red de puntos de venta multimarca. 

 

 

 

Tiffany

 

Aunque las ventas de Tiffany han atravesado altibajos por la crisis económica y, más recientemente, por la fortaleza del dólar, el grupo de joyería se mantiene como una de las compañías líderes en el negocio del lujo.

 

La compañía inició su andadura en 1837. En aquel año, su fundador Charles Lewis Tiffany abrió un establecimiento en Nueva York y pronto cobró protagonismo con acciones mediáticas en la época como la compra de uno de los diamantes más grande del mundo o las joyas de la corona real francesa.

 

En 1845 el grupo lanzó su primer catálogo, conocido como Blue Box (caja azul) que fue el germen del color azul que hoy es marca registrada de la casa. El despegue definitivo de la firma vino con la venta de anillos de compromiso. De hecho, cuando la firma interpuso una demanda a Costco por el uso de la palabra tiffany para anillos de pedida, el grupo de grandes almacenes argumentó que tiffany podía considerase ya un genérico para las sortijas estilo solitario.

 

Desde entonces, la actividad de Tiffany continúa siendo principalmente la joyería aunque también opera en relojería, perfumería u óptica entre otros. Con el relevo generacional comenzó la expansión internacional del grupo, que hoy genera el grueso de su cifra de negocio en el mercado asiático.

 

A diferencia de otras firmas de joyería, el grupo ha centrado siempre su desarrollo en el canal monomarca. La única excepción hasta la fecha ha sido una alianza con Net-a-Porter , con el que el grupo amplió su red comercial a 170 países y regiones, mientras que a través de su propia plataforma de ecommece alcanza sólo trece mercados.

 

En 2015 la firma contrajo su beneficio un 9% hasta 483 millones de dólares, que el grupo atribuyó a una caída en ventas, aumento de costes operativos y a los tipos de cambio.  A 31 de enero de 2016, Tiffany operaba con 307 tiendas, de las cuales 124 se encuentran en América, 81 en Asia Pacífico, 56 en Japón, 41 en Europa y cinco en Emiratos Árabes.

 

 

 

Prada

 

Miuccia Prada y Patrizio Bertelli han protagonizado una de las alianzas más exitosas de la industria de la moda. Bajo su dirección, Prada pasó de ser un pequeño negocio familiar a convertirse en uno de los mayores grupos del sector del lujo. Aunque en los últimos años, la empresa ha perdido la conexión con las nuevas generaciones y sus resultados han sufrido su desmesurada expansión en retail, Prada mantiene su puesto en el top ten del sector.

 

En 1978, Miuccia Prada se hizo cargo, casi a su pesar, del negocio familiar, un establecimiento de objetos de lujo fundado por su abuelo Mario en 1913. Tras sólo un año en el cargo, la joven heredera, estudiante de ciencias políticas, pensaba ya en abandonar, cuando se cruzó en su camino Patrizio Bertelli, un fabricante de artículos de cuero de la Toscana que aportó a la empresa la visión empresarial.

 

En sólo seis años, Prada pasó de facturar 22 millones de euros a superar los 660 millones en 1996. Rebosante de liquidez después de que Bertelli vendiera a Bernard Arnault sus acciones en Gucci, Prada comenzó a construir su propio conglomerado, con la entrada en el capital de Helmut Lang, Church’s y Jil Sander. Sin embargo, con la llegada del siglo XXI Prada comenzó a ahogarse en sus deudas. En 2001, la compañía preparó su salida a bolsa, interrumpida abruptamente por los atentados del 11 de septiembre en Nueva York. Tras otros dos intentos fallidos, la compañía terminó dando el salto al parqué en Hong Kong en 2011. La salida a bolsa dio un nuevo impulso a la compañía, que vivió unos años boyantes antes de volver a contarer sus resultados. En 2014, la compañía redujo su cifra de negocio por primera vez en cinco años, lastrada por el descenso de las ventas de su firma homónima. En 2015, el grupo italiano facturó 3.545 millones de euros, frente a los 3.552 millones de euros del año anterior, debido al anticipado descenso de las ventas en el canal multimarca.

 

La compañía opera con 618 tiendas propias en América, Europa y Asia, que continúa siendo uno de los principales mercados para la compañía pese al descenso de las ventas en China. De hecho, en los últimos años el grupo se ha visto obligado a reorganizar su presencia en el gigante asiático y a renegociar sus alquileres en Hong Kong, que se volvieron inasumibles ante el descenso de viajeros chinos en la región. 

 

 

 

Burberry

 

Alrededor de una gabardina y un estampado de cuadros, Burberry ha creado un negocio multimillonario que le ha situado entre los gigantes del sector del lujo. Los inicios de la compañía, sin embargo, fueron más pragmáticos que lujosos.

 

Thomas Burberry, un vendedor de tejidos, se inspiró en los impermeables que llevaban los pastores de Hampshire, en Reino Unido, para desarrollar un nuevo tejido transpirable e impermeable ideal.

 

El tejido, ligero y resistente, resultó ideal para los militares, y se hizo muy popular durante la I Guerra Mundial. Burberry adaptó la prenda para el campo de batalla, añadiéndole compartimentos para guardar las armas y otros utensilios, y la gabardina terminó por tomar prestado el nombre de las trincheras donde los militares pasaban horas agazapados.

 

Con los años, el grupo se introdujo también en moda femenina y desarrolló una línea de gama más alta, Burberry Prorsum. Durante la segunda mitad del siglo XXI, el grupo desarrolló más líneas de producto, se introduce en nuevos mercados y toma el control de su negocio en España y Asia.

 

En la última década, bajo la dirección de Angela Ahrendts, la compañía encabezó el salto del lujo a la era digital, liderando iniciativas como la retransmisión en directo de los desfiles a través de redes sociales. En 2013, Ahrendts dejó Burberry para incorporarse al gigante tecnológico Apple, y desde entonces, la gestión de la compañía está en manos de Christopher Bailey, que también es el director creativo. Sin embargo, los resultados del grupo no soportaron la salida de Ahrendts, y la compañía ya estudia incorporar a un nuevo directivo para apoyar a Bailey.

 

Además, en el último año, Burberry ha unificado sus tres líneas y se ha adaptado a los ritmos del fast fashion al vender sus colecciones en el mismo momento de ser presentadas sobre la pasarela, un movimiento que ya han comenzado a seguir otras compañías del sector.

 

El grupo cerró 2015 con una facturación de 1.410 millones de libras (XX millones de euros), un 1% menos que el año anterior, afectado por el desplome de las ventas en Hong Kong.

 

La compañía opera con 63 tiendas propias en Asia, 73 en Europa, Oriente Medio y África y 78 en América, además de un centenar de tiendas franquiciadas y outlets.

 

 

 

hugo Boss

 

Sin consejero delegado y ahogado por la caída del beneficio, Hugo Boss no pasa por su mejor momento. Sin embargo, la compañía continúa siendo la única firma alemana que logra pasar el corte y colarse entre las quince mayores empresas de lujo del sector.

 

Los primeros pasos del creador de la marca, Hugo Ferdinand Boss, se remontan a 1924 durante el Tercer Reich alemán cuando abrió un taller de costura que operó hasta poco después del final de la segunda guerra mundial en 1945. La empresa estuvo a punto de quebrar en 1931 a raíz de la Gran Depresión, pero logró sobrevivir después de que su fundador se alistase al partido nazi, momento a partir del cual el taller empezó a fabricar los uniformes del ejército.

 

Tras la guerra, la firma siguió produciendo uniformes para los militares franceses y la Cruz Roja. Fue a partir de los años cincuenta cuando la marca empezó a producir trajes para hombre, el producto que haría crecer a la compañía. En los años setenta se formalizó BOSS como marca y se convirtió en grupo empresarial en 1985. Desde entonces la empresa ha tenido una notable actividad en el patrocinio de eventos mediáticos y ha diversificado sus líneas introduciéndose en el calzado, óptica o relojes.

 

Las finanzas del grupo están mostrando pérdida de músculo en los últimos tiempos. En 2015 Permira se deshizo de sus acciones en la empresa alemana después de entrar en 2007 y a principios de este año la compañía perdió a su consejero delegado, Claus-Dietrich Lahrs, ante las previsiones de una caída a doble dígito de su beneficio.

 

Finalmente, el grupo cerró el ejercicio con una caída de su resultado neto del 5% (319,4 millones de euros). En cambio, las ventas sí se mantuvieron al alza, con una subida del 9%, hasta 2.808,7 millones de euros-

 

En la actualidad el grupo cuenta con 1,173 tiendas monomarca, después de abrir 72 nuevos establecimientos en 2015. A principios de 2016 la compañía decidió cerrar veinte tiendas en China por la caída de la demanda en el país asiático.

 

 

 

Armani

 

 

Con cuatro décadas de historia, Armani es una de las compañías más jóvenes del ránking, pero se ha ganado un hueco entre las principales compañías italianas de moda y uno de los mayores operadores de lujo del mundo. La historia de la empresa camina en paralelo a la de su fundador, Giorgio Armani, que continúa al frente del grupo.

 

Tras aprender el oficio con Nino Cerruti, el diseñador puso en marcha su propia en 1975 con una inversión inicial de 10.000 euros que obtuvieron de la venta de su coche. Mientras él se encargaba de la dirección creativa, su marido, Sergio Galeotti, se colocó al frente de la gestión. Pronto, el grupo vio el potencial del mercado estaoundiense, y clavó su bandera en el país tan sólo cuatro años después de su fundación. Su salto a la popularidad llegó en la década de los ochenta, Armani se convirtió en una de las primeras compañías de moda en aprovechar no sólo el tirón de las alfombras rojas, sino también de las películas, y en recurrir al product placement para promocionar la marca.

 

La compañía ha apostado por una fuerte diversificación, con la creación desde líneas de gama alta como Armani Privé, a otras más accesibles como AJ Armani Jeans. Además, la compañía ha construido un imperio a partir del nombre del diseñador, entrando en negocios tan variados como la hostelería, la repostería o la floristería. En los últimos años, el grupo ha impulsado su marca A/X Armani Exchange como respuesta al avance del fast fashion, reforzando el producto para atraer a los consumidores más jóvenes.

 

Tras el abrupto fallecimiento de Galeotti en 1985, Armani se vio obligado a tomar las riendas de la compañía, y hoy continúa al frente del grupo. Tras varios años encadenando subidas a doble dígito, el grupo estancó su crecimiento en 2015 por la desaceleración del consumo en el mercado chino. La empresa registró una facturación de 2.640 millones de euros, un 3,7% más que el año anterior, frente al alza del 16% de 2014. Armani opera con una red de más de 2.700 establecimientos en setenta países. 

 

 

 

Puig

 

Aunque Puig continúa siendo eminentemente un grupo de perfumería, la compañía ha tomado posiciones en los últimos años en el negocio de la moda hasta convertirse en un pequeño gigante del sector, con marcas como Paco Rabanne, Nina Ricci, Carolina Herrera o Jean Paul Gaultier.

 

Su historia se remonta a 1914, cuando Antonio Puig puso en marcha una empresa distribuidora de marcas británicas y francesas de cosméticos. Ocho años después, el grupo comenzó también a producir, con el lanzamiento de un lápiz de labios primero y de un perfume después.

 

En 1959, el grupo dio un pie fuera de las fronteras nacionales con la creación de su primera filial internacional en Estados Unidos. Ya bajo el control de la segunda generación, Puig firmó una licencia con el diseñador Paco Rabanne para, poco después, hacerse con la marca. En 1988 inició también una colaboración con Carolina Herrera, marca que también terminaría adquiriendo siete años después.

 

El grupo continuó engrosando su cartera con la compra de Nina Ricci, Myrugia y Gal. En 2004, Marc Puig, actual consejero delegado, tomó las riendas de la compañía, cuando el grupo se enfrentaba a la caída de las ventas y el descenso de la rentabilidad. En esta nueva etapa, el grupo ha reforzado su desarrollo internacional y ha continuado apostando por las adquisiciones, con la absorción de Jean Paul Gaultier, la compra de las perfumerías de nicho L’Artisan Parfumeur y Penhaligon’s y la entrada en el capital de EB Florals.

 

Pero la operación más importante fue la compra del 25% de Sociedad Textil Lonia, entonces en manos de LVMH. Con esta operación, el grupo reforzó su presencia en el sector de la moda, ya que Textil Lonia controla la licencia de distribución de CH Carolina Herrera y gestiona también la firma Purificación García.

 

Puig cerró 2015 con una cifra de negocio de 1.645 millones de euros, un 9% más que el año anterior. La compañía contrajo su beneficio neto un 28% en 2015, debido, según explicó el grupo, a los gastos asociados a la integración de Jean Paul Gaultier. El grupo se ha marcado el objetivo de crecer un 33% hasta 2017 y alcanzar los 2.000 millones de euros en ventas en dos años.