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Eduardo Navarro (Sherpa Capital): “El textil ahora da miedo, pero a la que dé datos positivos, atraerá más inversión”

Silvia Riera/ Christian De Angelis

23 oct 2014 - 04:55

Eduardo Navarro es cofundador y presidente del fondo de inversión Sherpa Capital. El grupo inversor acaba de finalizar la toma de control de la textil Dogi, una de las históricas del sector en España. Navarro cree en la industria como sector estratégico y en el retorno a Occidente de la producción de valor añadido. El empresario asegura que el textil, ahora todavía da miedo, pero que cuando arroje los primeros datos positivos, atraerá a más inversores.

 

Eduardo NavarroPregunta: ¿Qué es y cómo funciona Sherpa?

 Respuesta: Empezamos en 2010 con un fondo de treinta millones para invertir en adquisiciones. Este año, hemos conseguido levantar un fondo de cien millones, que nos da una capacidad mucho mayor para invertir. La media de nuestras inversiones se sitúa en diez millones de euros. Los promotores fuimos Alfredo Bru y yo.

 

P.: ¿Qué tipo de empresas buscan?

 R.: Siempre invertimos en empresas en situaciones especiales. Son empresas buenas, pero que atraviesan momentos complejos por algún motivo: problemas de cuenta de resultados, de balance, por temas operativos o por cuestiones legales. El caso de Dogi es de una empresa con problemas en cuenta de resultados y de balance.

 

P.: ¿Cómo entran en ellas? 

R.: Nosotros vamos full equity, ponemos el dinero. El problema que tienen estas compañías es la deuda. Es el caso de Indo o de Dogi. Les quitas la deuda y sólo queda el desafío de la cuenta de resultados. Quitamos la carga de deuda y nuestro único objetivo es que la empresa funcione. El primer año en una empresa, en general, es para poner orden. No me preocupa la cuenta de resultados, sino que las cosas se hagan como se tienen  que hacer. Los resultados no vienen de la nada.

 

P.: ¿Apuestan por algún sector en concreto? 

R.: Por todos, excepto el inmobiliario y el financiero, por cuestiones legales. Invertimos sobre todo en España y, en el caso de invertir fuera del país, lo hacemos a través de nuestras participadas.

 

P.: ¿De dónde procede el capital que gestiona Sherpa? 

R.: Tenemos un fondo family office, con un 40% de inversores institucionales y un 60% de inversores privados. Tenemos que dejar claro que cuando se habla de fondos, se mezclan peras con manzanas y muchos que dicen ser fondos, en realidad no lo son. Nosotros somos de los que ponemos el dinero encima de la mesa.

 

 

P.: Acaban de comprar Dogi, ¿es el textil un sector estratégico ahora para Sherpa? 

R.: Ahora hay un movimiento relevante, que es la vuelta de la fabricación textil a Occidente. Ha habido años en los que los costes de producción aquí eran muy fuertes en relación con los de Asia, pero ahora, los de Asia han ido al alza mientras que los de Occidente han ido a la baja. Para producir básicos, todavía puedes hacer grandes pedidos a Asia. En la fábrica que tiene Dogi en Estados Unidos, por ejemplo, ya estamos viendo un retorno de la actividad.

 

P.: Tras la crisis financiera, ¿es un buen momento para invertir en industria? 

R.: La economía es cíclica. Hace unos años estábamos que nos moríamos y hoy volvemos a tener la percepción de que volvemos a ser millonarios.

 

P.: ¿Tienen previstas más compras? 

R.: En todas nuestras participadas hacemos compras. De media, realizamos entre dos y tres adquisiciones por empresa. Creemos que hay ventajas competitivas muy claras por tamaño.

 

P.: En un mundo globalizado, ¿tiene sentido producir textil en España? 

R.: El 80% de nuestras inversiones son industriales. En España, ha habido una carga desmesurada en la construcción. No pueden meterse todos los huevos en un mismo cesto. Como país, tenemos una tradición industrial importante: no hay que infravalorar el hecho de saber montar una fábrica. La industria debería ser estratégica y el país debería apostar por la reindustrialización.

 

P.: ¿Qué otras dificultades tiene la reindustrialización?

R.: El problema es que, en España, somos pequeñas y medianas empresas y tenemos que ser compañías de un mínimo de cien millones de euros en ventas. La ventaja de ello es que en todos los sectores hay una oportunidad de concentración tremenda. En muchos casos no se realizan por cuestiones sentimentales, porque es difícil aliarte con tu competidor de toda la vida.

 

P.: ¿Los fondos de inversión pueden ser entonces un catalizador de las integraciones?

R.: Sí, porque nosotros no tenemos este componente emocional.

 

P.: ¿Cree en la relocalización? 

R.: Creo que, en el caso de la confección, será complicado. Igual que en las commodities. Al final, la diferencia entre una commodity y el valor añadido lo determinan el precio y los costes. Un bañador negro será difícil de hacer aquí, porque siempre habrá alguien en Vietnam que lo haga más barato.

 

P.: ¿En la apuesta por el valor añadido, cree que faltan profesionales cualificados en España? 

R.: Soy más crítico con los directivos que con los profesionales. Hay ingenieros textiles, pero no hay empresas con cultura innovadora de verdad. El problema no es que no haya talento, si no que faltan empresas que lo canalicen.

 

P.: ¿Por qué ahora hay interés en invertir en textil? 

R.: Estratégicamente, creemos que tiene sentido.

 

P.: ¿Cree que habrá otros fondos que inviertan en textil en España? 

R.: Hay muchas ganas de invertir. Y el sector textil, quizás ahora todavía da miedo, pero a la que se empiecen a dar datos positivos, seguro que sí.